Lo recordaremos por sus increíbles textos sobre la naturaleza y por habernos enseñado otra forma de mirar las cosas. «Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente; enfrentar solo los hechos de la vida y ver si podía aprender lo que ella tenía para enseñarme». La voz de Thoreau es difícil de olvidar porque se encuentra bañada de certezas, de pasión y de vitalidad.
Henry David Thoreau nació el 12 de julio de 1817 en Massachusetts. Fue un escritor prolífico que se entregó con rigurosidad a la construcción de un pensamiento y una obra filosófica que todavía nos acompaña. Leerlo es internarse en un mundo lleno de preguntas que roza la identidad como vínculo a lo natural y que nos invita a deshacernos de los prejuicios en los que nos educan para mirar a la vida de frente.
Thoreau fue poeta, narrador y filósofo. Se lo relaciona con el movimiento trascendentalista, debido a su pensamiento y a su estrecha amistado con Ralph Waldo Emerson, a quien se considera uno de los referentes de ese pensamiento. Fue alabado por pensadores como León Tolstói, quien dijo que le parecía lamentable que los estadounidenses prestaran tanta atención al ejército y tan poca a un escritor como Thoreau.
Para Thoreau el esfuerzo enlazado a la adquisición monetaria era una verdadera pérdida de tiempo. Consideraba que la vida son esos sucesos cotidianos que te pueden hacer sentir la realidad a través de la piel. Otro de los temas cruciales de su obra es la naturaleza. «Ningún ser humano, pasando la edad irracional de la niñez, querrá conscientemente matar a alguna criatura que mantiene su vida de la misma tierra que él». Esta frase, como un mantra, la mantuvo hasta el final de sus días, y podría definir su forma de entender esa extraña relación que los humanos mantenemos con el resto de los animales.
De la combinación de esas dos ideas-obsesiones surgió una de las experiencias que lo marcaría para siempre. Thoreau abandonó todos sus bienes materiales y apostó por una vida acéptica, en medio de la naturaleza y desapegada de las necesidades del mundo. Construyó su propia cabaña junto al lago Walden y se entregó a una vida de trabajo manual y escritura. De esta experiencia surgieron algunas de las obras más relevantes de la literatura universal.
Thoreau se oponía a la esclavitud y fue encarcelado debido a manifestar públicamente sus ideas respecto a este tema. «¿Quién puede estar sereno en un país cuando ambos, gobernantes y gobernados carecen de principios?». Son palabras suyas publicadas en The Liberator. La docilidad no estaba hecha para él y no estaba dispuesto a colaborar con un sistema que hacía felices a unos y objetualizaba a los demás; otra razón más para leerlo y admirarlo.
Thoreau falleció el 6 de mayo de 1862. Entre sus obras ineludibles se encuentran "Walden", "Desobediencia civil", "Una vida sin principios" y "Fe en la semilla". Sin lugar a dudas es un autor al que nadie debería perderse.
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