Delmira Agustini fue una poeta extraordinaria que supo explorar en su obra la femineidad y sus fronteras y demostró que había mucho más que la poesía podía hacer para explicar la experiencia vital.
Delmira Agustini nació en Montevideo, el 24 de octubre de 1886, en el seno de una familia de clase acomodada, en la que supo aprender y apreciar los matices y las posibilidades del lenguaje.
Delmira tuvo una educación en casa exquisita que incluyó entre otras cosas clases de francés, música y pintura y dibujo. Si bien esto la fue convirtiendo en una niña cada día más despierta y le permitió descubrir sus habilidades a tiempo, también colaboró con su ostracismo. Su infancia, separada de los demás niños de su edad, la convirtieron en una joven siempre deseosa del contacto pero con serias dificultades para acercarse a otras personas. Esta peculiaridad se ve reflejada en muchos de sus versos.
Delmira Agustini no sólo revolucionó la poesía de su tiempo sino que además se relacionó con algunas de las voces más interesantes de la poesía latinoamericana, tales como Rubén Darío y Miguel de Unamuno. Publicó sus primeros poemas en la revista «Alborada». Y unos años más tarde, sus versos ya formaban parte del reciente canon de la poesía latinoamericana.
A los 27 años se casó con Enrique Job Reyes, un joven comerciante, y se entregó a un matrimonio que duraría poco más de dos meses. Al cabo de éstos, Agustini abandonó a su marido alegando que había sido víctima de malos tratos. Se la considera una de las primeras mujeres en iniciar en Uruguay el trámite del divorcio.
Delmira Agustini fue asesinada ese mismo año. Tenía sólo 27 años. Su cuerpo sin vida fue hallado en una casa de citas, junto al de su ex marido. Aunque se creyó que fue él quien la asesinó, el homicidio nunca se resolvió del todo. Hay quienes argumentan que hubo una especie de pacto suicida, porque Delmira ya tenía serios problemas de depresión y cada vez le costaba más soportar esa vida donde su madre era tan posesiva y controladora.
La obra de Delmira Agustini
La poesía de Delmira Agustini tiene un alto contenido de erotismo. Y esta particularidad hizo que fuera criticada negativamente; en una sociedad heteropatriarcal y religiosa, su poesía ponía en duda todos los valores e invitaba a la revolución.
Pero en verdad lo que más molestó a los eruditos de su tiempo fue que una mujer se atreviera a escribir sobre amor y sexo, dos temas que hasta el momento parecían exclusivos de los hombres. Y Delmira lo hizo reivindicando el papel del deseo femenino; algo que hasta el momento no tenía visibilidad.
Algunas de sus obras ineludibles son El libro blanco, Los cálices vacíos, El rosario de Eros y Correspondencia sexual.
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