De la literatura catalana hay que destacar la voz de Mercè Rodoreda, cuya obra se considera de las más influyentes del mapa catalán.
Mercè Rodoreda nació en Barcelona el 10 de octubre de 1908 en el seno de una familia amante de la literatura. Desde pequeña estuvo en contacto con el arte.
Entre los autores que más la influenciaron habría que señalar a Jacinto Verdaguer, Josep Carner y Ramon Llull. Asimismo, su abuelo Pere Gurguí que era un gran lector, fue para ella una especie de guía que sin duda marcó considerablemente su educación lectora.
A los 25 años comenzó a desarrollar su carrera periodística. No sólo trabajó en la revista «Clarisme» sino que se unió a la Asociación de la Prensa de Barcelona.
Durante el franquismo Rodoreda se exilió en Francia pero con el avance nazi sobre el país, debió abandonar también este destino y se instaló en Ginebra. En los setenta volvió a Cataluña, donde falleció el 13 de abril de 1983 en Gerona.
La obra de Mercè Rodoreda
A pesar de vivir en una época en la que la mujer era presionada para llevar una vida de abnegación, Rodoreda se entregó al oficio de la escritura, compaginando su trabajo con la maternidad. Su empeño dio buenos frutas: piezas teatrales, cuentos, poesía y novela.
En la obra de Rodoreda podemos notar dos elementos reincidentes: la cultura catalana y las flores. En sus historias siempre deja al descubierto sus conocimientos en ambos terrenos y otorga a sus libros el color y la autenticidad que estos dos ingredientes le ofrecen.
Algunas de sus obras más destacadas son
¿Soy una mujer honrada?, Espejo roto, La plaza del diamante y Mi Cristina y otros cuentos
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