El nombre de Mary Shelley es uno de los más visibles en lo que se refiere a la literatura anglosajona. Su legado ha sido magnífico puesto que colaboró potencialmente con el florecimiento y asentamiento del género de la ciencia ficción.
Mary Shelley nació el 30 de agosto de 1797 en Londres (Inglaterra) en el seno de una familia intelectual: sus dos progenitores eran filósofos; su madre fue la conocida escritora feminista Mary Wollstonecraft y su padre, William Godwin.
Mary Wollstonecraft falleció al dar a luz a Mary y tanto ella como su media hermana Fanny Imlay, quedaron al cuidado de su padre. Fue él quien se ocupó de su educación hasta bien entrada la adolescencia.
Cuando tenía diesiseis años, Mary conoció a Percy Shelley de quien se enamoró. Como su padre no aprobaba el noviazgo, dado que Piercy era un hombre casado, los amantes se veían a escondidas. Cuando William Godwin volvió a contraer matrimonio, Mary huyó a Francia con Piercy y su hermana Fanny.
Shelley fue una mujer adelantada a su tiempo, incapaz de dejarse convencer por las presiones sociales. Sus ideas liberales se ven reflejadas en su obra y en las diversas decisiones que fue tomando en la vida.
Mary Shelley falleció a los cincuenta y tres años, el 1 de febrero de 1851 después de una larga convalecencia a causa de un tumor cerebral.
La obra de Mary Shelley
Seguramente el mayor logro en la vida de Shelley fue la creación de uno de los monstruos más famosos en la literatura, Frankenstein.
Hasta la década del setenta de nuestro siglo se sabía poco de Shelley. Su principal empeño había sido dar visibilidad a la obra de su esposo, Percy Shelley. No obstante, numerosos estudios surgidos desde entonces acerca de su propia obra, desmienten la idea de que su única creación fue su obra más famosa. Así, han visto la luz numerosas novelas que son de lectura ineludible, tales como El último hombre, Valperga y Falkner.
En la obra de Shelley notamos una gran preocupación por reflexionar en torno a las injusticias sociales. También le ha interesado el abuso que quienes tienen poder hacen de la información y manipulan con ello al resto de la gente.
Otro elemento que cabría destacar, y que podemos intuir en la lectura de Frankenstein es la presentación del deseo sexual femenino reprimido por una sociedad machista. Si bien hablamos de otra época, leído con cierta apertura podríamos encontrar algunos ejes feministas a los que asirnos para leer a esta maravillosa autora.
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