Alicia Louzao: «Las pequeñas cosas hacen que la vida no se desmorone»

Entrevista con Alicia Louzao en la que conversamos sobre la muerte en su libro «Manual para la comprensión del insomnio» (El Transbordador) 




Manual para la comprensión del insomnio es el último poemario de Alicia Louzao en Ediciones El Transbordador, un libro extraordinario que nos invita a pensarnos en tanto y en cuanto seres frágiles, mortales y finitos. Algunos de los temas fundamentales que trabaja Louzao en este libro son la muerte y la necesidad de crearnos ficciones o fábulas para sobrevivir a las bravuconadas que nos hace la vida. He publicado en la web Poemas del Alma la parte principal de mi conversación con Louzao, pero me he guardado este apartado sobre la muerte y la importancia de las pequeñas cosas a la hora de mantenernos en pie para compartir en este espacio de bestias y lecturas. No dejen de leer este precioso poemario.

P«Que todos los destinos aterrizan en el suelo y viven bajo tierra», dices. ¿El futuro es una tumba?

R— Sí, creo firmemente en eso. De hecho, ante cualquier adversidad, uno siempre puede recluirse en el “todos acabaremos en la tierra, alimentando la propia tierra”. Cuando me desplazo en autobús al trabajo, me he percatado que hasta la parada anterior a la mía es precisamente un cementerio. Hay poesía (y muerte) en el día a día. Los Monty Python tienen una canción muy certera que explora más o menos esa idea, Galaxy song.

P—La ropa de los muertos en los armarios de pino. Esta idea, que se repite durante todo el libro, me hace pensar en la fragilidad de la vida, ¿nos sostienen minucias, cosas inútiles?

R—Personalmente, creo que los objetos de aquellos que no están nos permiten recordarlos y dejar que no se vayan del todo. Recuerdo cuando me topé con el reloj de pulsera de mi abuela Alicia en una cajita. Había olvidado por completo ese reloj, y ella lo llevaba continuamente, estaba ahí, como parte de su brazo, pero lo olvidas…Y el verlo en la caja fue una experiencia intensa, casi como una resurrección, pero incompleta.

P—¿Por qué te interesó tanto la repetición de esa idea?

R—Además de la ropa de los muertos, las pequeñas cosas hacen que la vida no se desmorone. Por un lado, vivimos con los primeros y los recordamos, precisamente por todo lo que nos dieron, son un refugio; por otro lado, encuentras belleza cuando quieres verla. Recientemente me detuve en el parque contemplando un pájaro dándose unos baños en una fuente de piedra. De la fuente surgían chorros diferentes y el pájaro, que era una urraca, introducía la cabeza, chapoteaba, miraba a los lados…Me quedé paralizada observándolo. Este ejemplo es una de esas “pequeñas cosas”.

P—¿Es un libro sobre la muerte?

R—Sí, reconozco que hay mucha muerte en el libro, pero también abunda la ausencia. No solo la que acarrea la muerte, también la ausencia inevitable cuando alguien decide que es su hora de cerrar la puerta e irse. Y el recuerdo de la infancia…que se puede analizar como una especie de muerte, al menos para la sociedad, aunque dentro todavía haya un hueco caliente para el niño que fuimos.

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