
Algunos nombres de la literatura canadiense han traspasado las fronteras de lo nacional, incluso del idioma. Anne Hébert es una de aquellas voces ineludibles a la hora de pensar en la producción literaria de este país.
«Una pequeña muerte se ha postrado atravesada en la puerta», este es uno de los poemas más impactantes de Anne Hébert. Es un poema en el que cabe la vida toda su miseria: directo por un lado, por otro, lleno de simbología. Un poema que se construye de latido y a la vez de voces fantasmagóricas. En él cabe toda la vida y también toda la obra de Hébert, donde la muerte es un elemento reincidente.
Anne Hébert nació cerca de Quebec (Cánada) el 1 de agosto de 1916. Vivió su infancia y adolescencia en este país, donde recibió una educación exquisita, que le permitiría dedicarse a la escritura.
Fue una escritora que cultivó varios géneros, entre los que hay que mencionar la narrativa, la poesía y el guion televisivo.
A los 49 años se mudó a París donde continuó trabajando y ganando visibilidad para su obra. En 1983 fue nombrada Doctor Honoris causa por la Universidad de Laval.
Después de residir por 32 años en París decidió regresar a Canadá, donde falleció dos años más tarde, víctima de cáncer en los huesos. Su deceso tuvo lugar el 22 de enero del año 2000. Hébert tenía 83 años. Desde entonces y para siempre su nombre ha quedado grabado en la Literatura Universal.
La obra de Anne Hébert
Anne Hébert cultivó diversos géneros literarios; destacándose como poeta, guionista y narradora. Entre sus obras más destacadas habría que señalar El torrente, La tumba de los reyes, Las habitaciones de madera, Aureliano, Clara, la señorita y el teniente inglés y Poemas para la mano izquierda.
Su primer libro fue un poemario, Los Sueños en equilibrio, con el que consiguió bastante visibilidad. Es un poemario que atraviesa sus experiencias intimistas y en el que la autora juega de forma impresionante con la simbología onírica para explicar la realidad. Después de ese libro vendrían otros que servirían para reafirmar su valor literario para siempre.
Entre sus obras más importantes deberíamos señalar sus novelas El torrente, Las habitaciones de madera, Los hijos del sabbat y Un traje de luz. Mientras que de su poesía cabría mencionar Los sueños en equilibrio y Poemas para la mano izquierda.
Su mayor productividad la desarrolló en el terreno del guion, que compaginó con la escritura y publicación de poemarios y novelas de importantes cualidades estéticas.
Hay un poema de Hébert que dice que los sueños nos han costado. Leído desde el presente, puede parecer un poema feminista, y en cierta forma todo tiene mucho que ver con la inmensa dificultad que supone ser mujer y dedicarse a una vocación auténtica y libre.
También es éste un poema que nos permite descubrir la estrecha relación que hay entre la obra de Hébert y la historia de la humanidad. La justicia, la igualdad, la tristeza, la violencia, son algunos de los temas que la obsesionaron y que planean en su literatura de forma lúcida.
La obra de Hébert está llena de instantes y de símbolos, es una forma de interpretar la experiencia vital desde una mirada fulminante. Rescatar lo pequeño a través de una escritura sólida es lo que supo hacer. Y nos dejó versos inolvidables como éste: «En un solo deslumbrar se hizo el instante».

Foto: librarything.com
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