«La brigada 22» de Emilio Gancedo (Pepitas de Calabaza)

«La brigada 22» de Emilio Gancedo es una novela sobre los caminos de la guerra y de la esperanza.


Fusilar a palabras. Esa es una de las expresiones que leemos en La brigada 22 de Emilio Gancedo (Pepitas de Calabaza). ¿Quién fue? Las preguntas como dardos. De ese hilo tira el narrador para plantearnos una historia sobre las muchas formas de supervivencia que encontramos los humanos.

Gancedo nos permite entrar en el dolor desde el que se sabe ya perdido pero tiene la certeza de no haber errado de camino. «Una criatura balanceándose sobre su propio destino. Un trabajo ínfimo e inmenso, similar a un mundo». En la tortura el único mundo que existe es el interior: las pulsaciones, las certezas de la vida que todavía fluye en la sangre, y el diálogo íntimo. Un instante que se parece al que viene detrás del sueño: «Unos segundos mitad angustiosos, mitad de curiosa redención». Sobre el silencio que se extiende de adentro hacia fuera trabaja con precisión de arquitecto Gancedo, para mostrarnos lo que habita en el interior de los personajes, que es la verdad de toda obra literaria, y que en este caso nos permite conocer los miedos y las ansias de criaturas muy diferentes entre sí.

La brigada 22 es una novela que nos invita a pensar en la luz de la literatura, de la vocación como fuente de calor. Paquito Munera vive una vida gris, gastando sus días en una empresa de seguros donde no le respetan, viviendo con una madre autoritaria y castradora, y parece cargar una tristeza que resulta inexplicable hasta para él. De pronto, el recuerdo de su padre, de quien apenas tiene conocimiento, le asalta y le conduce a comprar un periódico. Ese día, la vida de Paquito da un giro rotundo, porque siente el firme deseo de ver sus poemas publicados en la sección de Cartas al Editor, y se empeña en conseguirlo. Del otro lado del espejo está Aníbal Tosantos, un militar estricto, ordenado y cumplidor, que sin saber por qué se ve involucrado en una misión secreta que también le obligará a tomar ciertas decisiones que modifiquen rotundamente el cause de su vida. Las vidas de Paquito y Aníbal se cruzarán de forma inexplicable y darán pulso a una narración fabulosa.

Emilio Gancedo ha escrito una primera novela antibélica y exquisita, donde caben nuestros miedos y nuestra Historia pero también nuestra esperanza. Es una lectura de cara al futuro, pero con la vista fija en el espejo retrovisor, para entender lo que no debemos repetir pero sobre todo para ver aquello de lo que no se habla y que también ocurrió. Un homenaje a los muchos maquis que se refugiaron en selvas, mesetas y rincones olvidados para resistir a la dictadura, que se impusieron una realidad alternativa frente a la crueldad y que supieron sostener sus principios cuando todos los demás hubieron claudicado.

Asimismo, también es una lectura que nos obliga a pensar en lo que hay de humanidad en todas las criaturas, en lo que hay de tibieza, de rutina, incluso en la guerra. «La gente cree que los combates son siempre eso, heroicas cargas a la bayoneta y explosiones entre las trincheras pero no es así, casi todo son esperas, silencios, rodeos, caminatas, maniobras, intendencias...» A lo largo de la novela el paisaje se amplía, las calles grises adquieren matices y la literatura sirve de puente entre lo verídico y lo verdadero.

El tono de la novela es otra de las cosas que no nos pasa desapercibida. A través de una narración aparentemente sencilla Gancedo consigue llevarnos de la mano del interior al exterior, ida y vuelta, nos imprime las emociones de los personajes y nos invita a pensar nuestra historia de una forma distinta. Juega constantemente con una serie de imágenes que viajan de lo real a lo onírico, y traza una red de acontecimientos que sirven para mostrarnos algo que a simple vista no existe. «El trayecto que va de las ideas a la realidad es siempre más accidentado de lo que parece, pero jamás debe uno desanimarse a las primeras de cambio».

Por último vamos a señalar un detalle que impone progresión a la historia: la figura del padre. Lo que Paquito sabe de él se lo ha contado su madre y es casi nada. Al comienzo de la lectura, su imagen es como un póster, una especie de persona poco nítida pero valiosa a quien la madre de alguna forma idolatra —«Era un hombre recto, era un hombre bueno, era un hombre religioso»—, pero a medida que avanzamos en la historia, su versión va transformándose. Cuando comprende que su hijo también tiene el fuego de la palabra y de la verdad, se asusta, saltan todas sus alarmas e intenta atraerlo de nuevo hacia su burbuja de conformismo. —«Pero ¡qué sangre del demonio tendría ese hombre, con lo bueno que era, que hasta le ha pasado a este chico ponzoña!»—. La forma en la que va variando la tensión en la relación entre madre e hijo es otro de los aciertos de esta novela.

La brigada 22 es una novela profundamente literaria que tiene los pies sobre la tierra y la esperanza en los invisibles. Una lectura que nadie debería perderse y una revelación: un autor que poco a poco va consiguiendo un espacio y presentándonos nuevas formas de contar, de decir y de sentir.

LA BRIGADA 22. EMILIO GANCEDO. PEPITAS DE CALABAZA. 2019

2 Comentarios

  1. Que sorpresa encontrar una reseña de este libro, lo tengo en la estantería esperando su momento y después de leer tu reseña creo que no se demorará más. un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Qué linda coincidencia, Álvaro! Me parece una novela maravillosa. Ojalá que la disfrutes tanto como yo. Y gracias por pasarte. :)

      Eliminar