«El pensamiento del poema» de Mario Montalbetti (Kriller 71 Ediciones)

«El pensamiento del poema» de Mario Montalbetti es un canto a la creación poética y una pregunta sobre la concepción del mundo.




«Una vez que afirmamos que el poema piensa las primeras preguntas que emergen son ¿qué piensa? y ¿cómo lo hace?» Este es el punto de partida de El pensamiento del poema de Mario Montalbetti (Kriller 71 Ediciones), un libro estimulante sobre la creación poética pero también sobre la forma en la que se va ramificando nuestra concepción del mundo. Una nueva obra imprescindible de esa colección deliciosa que es Mula Plateada.



Qué piensa el poema cuando piensa


Para comprender la naturaleza del poema —si piensa y cómo lo hace— Montalbetti recurre a una sentencia de Alan Badiou. «El poema es una forma de pensamiento», dice el filósofo francés. Pero lo interesante es que en lugar de plantearnos una reconstrucción de la poética de Badiou que pueda apuntalar esta afirmación, lo que hace Montalbetti es reconstruir una manera de entender la creación poética a partir de una serie de variaciones sobre esa idea.

Y es este libro todo un empeño por ir más atrás del origen del mismísimo lenguaje. «Si fuera posible» dice «salirnos del lenguaje y verlo por completo delante nuestro». De modo que podríamos decir que este libro nos invita a emprender un camino de búsqueda hacia los confines primigenios de la palabra, para encontrar lo que da barro y vida al lenguaje. Pero la conclusión es que es imposible, porque para explicar dependemos de una estructura que sedimente el sentido de lo que decimos. Quizá ese punto de inocencia sólo pueda encontrarse dentro del poema. Entiendo que esto es lo que viene a decirnos, fundamentalmente, Montalbetti en este libro.

Entre los puntos sobre los que avanza con absoluta lucidez el poeta peruano se destaca por un lado una mirada a los procesos que colaboran con la conformación de nuestra concepción del mundo, pero también una interesante inquietud en torno a los puntos en común que existen entre esa forma de mirar y la propia poesía. Y aquí hay una fabulosa reflexión acerca de la manera de trabajar con el lenguaje en la poesía, que me entusiasma y me conmueve: «Un poema es un cambio de estado físico (no químico) del lenguaje».

A fuerza de avanzar sobre esa idea de origen y sentido, aparece una reflexión sobre el significado y nuestra obsesión por entender racionalmente el mundo que tocamos. El significado se presenta aquí como una piedra, un obstáculo en el camino para dejar que el sentido del poema nos invada. «El significado es la muleta infalible del lenguaje hacia la que embestimos inevitablemente», y por eso leemos un poema y nos preguntamos ¿qué significa? También encuentro en este apunte una exhortación a desprendernos de las ataduras que impiden comprender el pensamiento del poema, quedándonos en un sentido superficial y muchas veces erróneo.

Porque, y lo dirá un poco más adelante Montalbetti, la parte más interesante del poema no es significar. Esto no indica que un poema no pueda significar algo, lo que insinúa Montalbetti tiene que ver con la creación, con el punto de partida: en un poema que desea ir contra los bordes y atreverse con lo que subyace antes del lenguaje, no debe haber intención de significar. Y dirá también «Pensar y significar no deben llevarse del todo bien». Decía Bretón que para componer un poema se requiere de algún tipo de actividad insólita que conecta nuestra yo con una magnitud desconocida (lo Maravilloso). Posiblemente leer a Montalbetti nos puede servir para comprender un poco mejor esta idea. Seguramente después de leerlo, nuestra forma de enfrentar la lectura y la creación poética se verá influida por la grieta de lo inexplicable. O no. Pero sí, habrá más luz en nuestra mirada.



Volver al origen. Como un ovillo que se cierra tenemos que regresar a la pregunta de si el poema piensa. Ése, que es el punto de partida del libro, es también su sentido (si pensamos en la propia idea que se plantea, y si aceptáramos que este libro tiene pensamiento, tendría que ver con eso seguramente). A esa pregunta volveremos constantemente durante toda la lectura. Y podremos intuirla como una obsesión que va creciendo y va mostrando distintas aristas. «El poema no piensa porque entabla algún tipo de relación con los objetos sino porque entabla algún tipo de relación con el lenguaje». Nadie podría explicarlo mejor. No obstante, a través de esta lectura nos toparemos constantemente con ejemplos prácticos y con un andamiaje teórico que puede servirnos para comprender en profundidad lo que Montalbetti quiere decir.

Y ya sobre el final arribamos al sentido del poema, que no es significar sino introducir en escena una verdad que subyace a la realidad y que tiene forma y significado pero no busca significar. Para eso puede servirnos este ejercicio imaginario imposible que propone Montalbetti, de ir más allá del origen. Lo que habita en el poema, eso que no cambia cuando el poema se traduce, es el pensamiento del poema. «Lo innombrable es lo que fuerza y dirige la actividad poética como forma de pensamiento».

¿Hablamos de la poesía o de la vida? ¿Hablamos de la creación poética o de nuestra forma de entender (o afrontar) la realidad? ¿Hablamos del pensamiento del poema o de nuestra propia mirada para interpretar las señales del mundo? Leer a Montalbetti es descubrir nuevos senderos para mirar mejor la poesía y la vida. Que nadie se pierda este libro extraordinario.


EL PENSAMIENTO DEL POEMA. MARIO MONTALBETTI. KRILLER 71 EDICIONES. 2020

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