«Hágase mi voluntad» de Ángelo Néstore (Pre-textos)

«Hágase mi voluntad», de Ángelo Néstore (Pre-Textos), un libro contra el orden social.



Reseña de «Hágase mi voluntad» de Ángelo Néstore (Pre-textos)

«La ruina es de un naufragio colosal». Estas palabras de Percy B. Shelley son las que ha escogido Ángelo Néstore como epígrafe de su último libro Hágase mi voluntad (Pre-textos), un poemario exquisito que explora en el lenguaje la semilla de los límites geográficos y culturales. Un conjunto de poemas contra la tradición y las imposiciones sociales y a través de los cuales el poeta articula una serie de preguntas imprescindibles en torno a la herencia íntima y colectiva. Un libro delicioso que nadie debería perderse.


La voz que llama la identidad


«Lo que ocurre a mi alrededor está escrito, / pero no me nombra». El punto de partida de este libro es el hueco que se abre ante nosotras cuando dudamos de nuestra herencia y nos rebelamos contra dios. Desde esa orfandad escogida que nos punza fluyen la mayoría de las ideas de este libro. Ideas que pueden leerse como antioraciones, como revelaciones de luz verdadera en un campo minado de mentiras. Néstore parte de lo íntimo, la familia, para llegar a la opresión colectiva que imprimen el machismo y las convenciones heteropatriarcales. La familia aparece como un espacio donde se tienden los hilos de una existencia oprimida, la preparación para subyugarse más tarde al sistema. Y el lenguaje es, allí, el primer ente ambiguo, que todo lo que toca se escribe pero no nos explica, pero que hace las veces de arma que nos apunta a la cabeza y de abono para la huida. La posibilidad en el acercamiento a la palabra, en la búsqueda de una lengua no nacida que realmente nos sirva como camino de autoconocimiento y reescritura personal.

Sobre esta idea, del lenguaje como camino de indagación de las libertades y las posibilidades del deseo, encontramos muchísimos poemas. Todos ellos pronunciados desde una voz de un hombre-mujer, figura transgénero, identidad a punto de conformarse, que no se ata a las imposiciones biológicas ni culturales, criatura joven que ha decidido romper lo que lo ata a la herencia familiar y colectiva, para escribir una historia distinta, para que su voz sea la voz de los oprimidos, los censurados, los no vistos en esa impuesta normalidad del abrasivo sistema. Porque, dice, «Debe existir un lugar donde pueda / inventar una lengua / que no hable siempre en masculino».

En la estética de Néstore, presente ya en sus libros anteriores Actos impuros y Adán o Nada, hay un empeño por nombrar desde lo pequeño lo que duele, lo que sangra y también lo que se encuentra absolutamente censurado. Tanto desde el punto de vista social y cultural, por la necesidad de construir estereotipos de normalidad sexual y vital que nos representen (¿o debería decir homogeneicen?) a todos, como desde la perspectiva literaria, por la imposición de un canon ya anacrónico que no tiene nada que ver en verdad con lo que es la literatura hoy, con lo que es la literatura para los que de verdad están escribiendo y pensando hoy, y cuando digo pensando me refiero a buscando nuevas miradas sobre el mismo mundo, abarcativas, necesarias, disruptivas.



El origen del mal


Una de las formas poéticas que más me interesa y por la que me he inclinado en los últimos años como lectora es la que parece escribirse desde la inocencia y la curiosidad. Se trata de una poética donde todo puede leerse como una pregunta, una inquietud grande frente a la vida o frente a aquellas cosas que resultan difíciles de comprender. En la poesía de Néstore hay mucho de ello. Cada voz, cada palabra es una inquietud contra la muerte, y en este caso, también contra el poder, contra la injusticia y la violencia del sistema. Una invitación a replantearse aquellas cosas que damos por sentadas y no deberíamos. «¿Te sorprendería / ese corazón helado y hueco / que imagina el calor de tus manos?»

En este punto no viene de más pensar en aquellos poemas contra la manada y las violaciones sistemáticas de los hombres contra las mujeres. Y creo que hay una intención de culpabilizar al sistema educativo, el sistema adoctrinador en el que crecemos, como responsable de esa semilla del mal. Hay fabulosos poemas en torno a esto; al descubrimiento del deseo y al torcimiento de esta pulsión natural desde la violencia y el dogmatismo, que concluye en criaturas llenas de rabia que se vuelven peones de una violencia creada para fomentar la dependencia del mismo sistema. Néstore nos ofrece una poesía luminosa que nos transforma y que nos obliga, por tanto, a reflexionar sobre estos asuntos tan importantes e inquietantes, para darles la vuelta, para rajar la orilla del sistema y huir de sus desvaríos elocuentes. «Decir mujer / y esconder la gota de sudor / en aquel embalse de agua caliente y estancada».

Estamos ante un libro que pone en duda los cimientos de toda la cultura occidental, invitándonos a pensar en el final de las barreras geográficas, sexuales y étnicas, buscando en la mirada de los otros y otras una forma (la única posible) de sobrevivir (y huir) de un mundo horroroso, construido a golpe de machete (y machote) sobre el campo que nos pertenece a todas. Una lectura que nos invita a mirar más allá del borde de las cosas y a construir un mundo interior que no se rinda ante el sistema, por difícil que sea, por dolorosa que sea esta orfandad de corazones heridos de muerte. «Me empeño en habitar algo / que aún no me pertenece. No hay sosiego / si miras desde el filo».

Es éste, en mi torpe forma de ver la poesía y de entenderla, uno de los mejores libros de poesía en lo que atañe a grito combativo y antisistémico que leerás en mucho tiempo. Ya desde el título, Hágase mi voluntad Néstore nos invita a iniciar una oración de amor propio y de sentido, contra los dioses que martirizan nuestro espíritu y las voces amasadas desde la educación religiosa, donde está el origen de la culpa, del dolor y de la destrucción del yo. «He decidido tirar piedras contra mi herencia / porque yo soy el enemigo / y escribo mi dolor para aceptarlo».Que esta lectura nos sirva a todas para continuar pensando que no somos un trasunto de nuestra herencia, que todo empieza y termina en nuestras manos, en nuestros dedos, en nuestros músculos. Amén.


HÁGASE MI VOLUNTAD. ÁNGELO NÉSTORE. EDITORIAL PRE-TEXTOS. 2020

La poesía de Ángelo Néstore

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