«El mundo se ha llenado de pronto de impostores». Tenemos la sensación de que pisamos un terreno fangoso, donde lo que parece cierto puede de pronto convertirse en una más de las muchas capas de esa cebolla que es la realidad. En este escenario tenebroso ¿a qué aferrarnos?, ¿a quién creerle? No sé si estas preguntas tienen respuesta; sin embargo, internarnos en Fake. La invasión de lo falso de Miguel Albero (Espasa), puede servirnos al menos para clasificar los tipos de falsedades a las que nos enfrentamos. Un libro totalmente contemporáneo, escrito con mucho realismo y un chupito de humor.
Empezar por el principio. Lo falso es lo que parece
Una de las cosas más interesantes de los libros de Albero, y que aquí no falta, es el increíble orden en el que se plasman las ideas. No sólo los argumentos, sino también los temas. Fake comienza con una profunda definición filosófica de lo falso, que desencadena una ordenada clasificación de los tipos de falsificadores que existen. Con exquisito buen gusto, Albero nos presenta a los falsos mediante algunos ejemplos de la historia, que sirven para iluminar sus definiciones.
Ahora bien, cuando nos referimos a lo falso, ¿de qué estamos hablando? Éste es el punto de partida de este libro; y para responderlo, Albero se va a la raíz, a la definición que la RAE hace del concepto, donde lo falso es «aquello que es contrario a la verdad por error o malicia». Su interés, sin embargo, está en lo que se concibe como falso a drede, porque «sin trampa no hay falsedad»; por tanto, el recorrido de este libro nos llevará a través de engaños intencionados: ejemplos en los que se trata de mostrar algo para que parezca lo que no es. Pero nada es lo que psrece, ni siquiera este libro, que «no es un estudio de lo falso, sino un ensayo sobre los valores de nuestra sociedad, un detallado mapa de los mismos». Ahí, creo está la identidad del libro: a mitad de camino entre moral y pulsión.
Y quiero relacionar esto con otra de las cualidades de Albero. Parece que aunque se plantee libros filosóficos cuyo punto de partida sea ético, siempre termina cayendo en reflexiones metafísicas. De este modo, su investigación parte del carácter licencioso o no de las acciones y termina arribando al origen, a las razones pulsivas que nos convierten en las criaturas que somos, a las razones, en este caso, de que la falsedad importe y signifique tanto para la sociedad. Y en esa indagación descubre que esta fascinación por los dobleces echa raíces en el hecho de que «no soportamos la realidad». Entonces: «nos sumergimos entregados en un mundo falso que nos conviene porque mejora, y mucho, el original». Buscamos «la menor adherencia posible a la realidad», y creer en algo que parezca cierto nos resulta más soportable que enfrentarnos a la realidad, con los nombres exactos que la explican. Esto que dice Albero merece una reflexión profunda, y este libro nos la ofrece.
Ligado a esto, dice Miguel que el lenguaje mismo se ha contagiado de esa necesidad de mostrar lo falso como si fuese real. «No distinguir entre lo real y lo falso. Y es grave porque precisamente la función del lenguaje es señalar la naturaleza de las cosas, y darles de paso un nombre para distinguirlas del resto». Este punto me parece importante, porque en él Albero reflexiona sobre la forma en que nos comunicamos, donde tiramos de eufemismos para no afrontar la realidad en su cruda cara. Construimos con palabras falsas un discurso, movidos por el miedo y la corrección política, y lo preferimos a llamar a las cosas por su nombre. La idea se complejiza un poco más si nos acercamos al mundo literario; donde lo que hasta ayer era el territorio de la ficción, ahora es espacio ineludible de la verdad, o pretende serlo. «Ahora la literatura tiene que contar verdades si quiere ser leída, nada de contar mentiras, eso déjamelo para el Facebook». Y así encontramos un lúcido capítulo dedicado a debatir sobre la naturaleza y los peligros de la autoficción.
Los impostores. Somos lo que no queremos
Seguimos. Para saber ante qué tipo de falsificador estamos tenemos que estudiar el objeto falsificado: «Dime con qué me engañas y te diré cómo te llamo». Así se titula el capítulo en el que Albero abre la explicación sobre las muchas cosas que pueden falsificarse: obras de arte, productos (bolsos de marca), moneda, incluso la verdad (noticias falsas) o la propia identidad (impostura). Y aunque el énfasis está puesto en los falsificadores de arte, a través de la lectura conoceremos a los grandes y más importantes falsificadores de la historia.
Entre los tipos de mentirosos se encuentran los impostores, que son los que más abundan. El impostor es aquel que usa una identidad falsa para mostrarse. Todos podemos serlo en cierta medida, dice Albero, al inventarnos personajes que interactúan con otros a través de las redes sociales; pero hay algunos que han ido un paso más allá, adoptando otras identidades con el objetivo de ganar algo a cambio, haciéndose pasar por otra perdona. Otro de los buenos capítulos del libro, donde conoceremos a fascinantes personajes que han sabido engañarse incluso a ellos mismos. Y en este caso se ve claramente lo que decía antes, del interés metafísico de la búsqueda de Albero. Dice sobre la impostura: «La pulsión de ser otro se subsume en una mayor presente en el hombre y es el deseo de cambiar —la curiosidad, la voluntad de cambio— el que hizo al mono bajarse del árbol».
Aunque, como dice Albero «la mentira, lo queramos o no, forma parte del relato vital de cada ser humano»; en ocasiones, la forma en la que se observa el mundo está teñida de malicia, y entonces, la mentira es un arma o un escudo, para herir o para ponerse a salvo. Una herramienta que puede modificar seriamente la naturaleza de los acontecimientos. En este libro, hay un esfuerzo por entender el fondo del asunto: ¿por qué mentimos? ¿por qué fingimos ser alguien que no somos? ¿dónde se origina esa pulsión que puede arrastrarnos a una escena de la que no podemos salir? Es, probablemente, ésta la parte más interesante del pensamiento de Albero, donde nos invita a pensarnos mejor.
En ocasiones, esas mentiras llevan a modificar el curso de la historia. Hay en este libro un muy buen capítulo dedicado a la manipulación de información para escribir la Historia. Y es que la falsificación de la Historia tiene sus propios métodos: omitir la verdad, inventarse los hechos o incluso llegar a falsificar documentos, con el objetivo de adornarla, crearla o modificarla. Quienes escriben los acontecimientos son los ganadores, y suelen omitir ciertos detalles que los inculpan, porque consideran que sus actos deleznables fueron menos graves que los de sus oponentes. Para ello cuentan con estos tres posibles caminos. A través de ellos se ha alterado la realidad, y con ella la historia, para siempre.
Y siguiendo este recorrido llegamos a uno de los temas que más atraviesa nuestra actualidad: el de las noticias falsas. Vivimos en una época en la que navegamos confusos entre un mar incontenible (e incontenido) de información, y cada vez nos resulta más difícil separar la paja del trigo, las noticas verdaderas de las falsas. Evidentemente con la crisis sanitaria se ha puesto aún más en evidencia lo poco que importa ya la información y el compromiso con la verdad, porque el compromiso periodístico de nuestro tiempo es con el poder. Pero saber esto no calma nuestra ansiedad, porque nos lleva a reflexionar sobre un problema mayor: si ya no sabemos en quién creer ¿debemos darnos por vencidos? «Y el día que nos anuncien solemnes que todas las noticias son falsas y sea verdad, pensaremos que también ésa es falsa», dice Albero. En esta frase, es posible que se explique la inmanencia entre ese miedo y nuestra manera de relacionarnos con el mundo. El círculo se cierra en ese rechazo a llamar a las cosas por su nombre, el deseo de ser otra persona (una que no sienta, sufra lo que las circunstancias que nos atraviesan nos provoca). Esta necesidad de hacer de la mentira verdad posiblemente sea la gran pregunta-búsqueda de este ensayo.
Sostener el tono con humor y cordura
Se falsifica el arte, el dinero, la identidad y la historia, porque es todo lo que nos define, cuanto valoramos: nuestra capacidad creativa, el valor de nuestro presente, lo que somos y lo que hemos sido. No falsificaríamos algo que no mereciera la pena, porque la verdad de la mentira está en su valor. «Toda falsificación es el reflejo de los valores de una sociedad, porque se falsifica cuanto se valora». Pero qué inevitable se vuelva hacernos esta pregunta: ¿qué es la verdad? Una definición a la que no arribamos del todo nunca. Porque detrás de toda clasificación, de toda explicación ética de la mentira y de lo falso, hay una necesidad de definir algo que no aparece en el libro, la verdad. Lo verdadero. Algo que no aparece porque es imposible definirlo. «Decir qué es la verdad es un asunto complicado (...) La Verdad es un periódico de Murcia (...) La única verdad ineludible y exacta que puedes definir sin engañar a nadie, sin equivocarte, sin que nadie te desmienta; en definitiva, sin faltar a la verdad».
Albero se podría haber planteado un libro entretenido, fugaz, netamente enciclopédico; trabajando sobre las características de los falsos y las anécdotas de falsificadores y mentirosos que pueblan la Historia; sin embargo, no ha querido quedarse ahí. La hondura de este libro es lo que me interesa: lo que siembra en nosotros, en tanto posibilidades de pensarnos mejor. Como ya lo ha hecho al tratar otros temas como la espera —Godot sigue sin venir. Vademécum de la espera(Páginas de Espuma)—, lo efímero —Esto se acaba. Cartografía de lo efímero (Abada Ediciones)— e incluso en su novela sobre la maldad — Mal (Agua clara), Albero nos ofrece aquí un libro lleno de preguntas existenciales, tratadas con humor y esperanza, que son dos ingredientes imprescindibles para escarbar en lo que somos sin venirnos abajo.
Somos falsos. Somos criaturas dobladas y llenas de dobleces, pero ¡que nadie se atreva a decírnoslo! En Fake, Miguel Albero (Espasa) nos ofrece un estudio sobre la impostura, las noticias falsas y sus personajes más relevantes. Un estudio a mitad de camino entre fábula y enciclopedia que nos invita a leer los signos de nuestro tiempo de una forma distinta, desde el humor y un poco de cordura (de lo que ya cada vez nos queda menos). Un libro que se disfruta muchísimo y que te recomiendo con todo mi entusiasmo.
FAKE. LA INVASIÓN DE LO FALSO. MIGUEL ALBERO. ESPASA. 2020
0 Comentarios