«La moneda de Carver», de Javier Morales (Reino de Cordelia)

¿Cómo reproducir en un libro los ecos de la infancia con dulzura y equidad? Quizá sea la pregunta que se hizo Javier Morales cuando se puso a escribir La moneda de Carver (Reino de Cordelia), para conseguir mostrarnos una serie de personajes que viven en un contexto a mitad de camino entre el desgarro y el descubrimiento. Un libro de cuentos que te recomiendo.

Javier Morales nos ofrece en La moneda de Carver un conjunto de relatos que se retroalimentan de la literatura universal, que hacen pie en las visiones más hermosas de la tradición cuentística y que nos invitan a pensar en la ficción como un espacio de encuentro entre realidad y ensueño. El relato que sirve de título para el libro, por ejemplo, nos lleva a la Nueva York fabulada por un escritor que ha admirado profundamente a uno de los reyes del relato —a veces cansa que lo nombremos tanto, pero parece difícil escapar de su huella; pasa como con Borges—. Partiendo de un elemento nimio, como lo habría hecho Carver, Morales construye un relato donde la esperanza depende de una moneda, y cuando digo esperanza estoy pensando en futuro, y también en literatura.

Todos los personajes que se pasean por este libro desarrollan profundos conflictos interiores que los llevan a comportarse de una forma poco predecible. Muchachos que comienzan a intuir nuevos caminos para explorar su sexualidad, mujeres que desean huir de un mundo que las retiene contra su voluntad, en definitiva, personajes para quienes empieza la vida. Toda la vida por delante, sin importar la edad que tengan o el tiempo que les quede. Así de hermosos son los habitantes de estas páginas.

El libro se halla dividido en tres partes, que podrían ser escenas. A través de ellas podemos conocer la vida de diferentes personajes que van viviendo, refutándose, animándose, desesperándose, decidiendo un nuevo destino para sus vidas. La vida, como la moneda de Carver, puede tener un destino impredecible, pero eso es quizá lo que la vuelve interesante: quizá sea eso lo que viene a contarnos Javier, y que llega en unos tiempos raros, complejísimos, desesperantes.

Un relato que leía de niña de forma insistente, hasta conocerlo de memoria, era «La moneda volvedora» de Constancio Vigil. He pensado nuevamente en este cuento al leer a Morales, no sólo por el elemento metálico del título sino porque el simbolismo de ambas monedas se parece: un mundo de posibilidades en un objeto pequeño y frío. ¿No es acaso el futuro tan incierto que podría alojarse en cualquier ridículo gesto o elemento?

Al leer a Morales podemos notar la gran influencia de Cheever y Carver, y de la narrativa latinoamericana del último siglo, en el cuidado de una escritura que se centra en pintar situaciones de la vida cotidiana teñidas con el velo de la fantasía, donde no faltan escenas de la vida rural ni tampoco se escatima en el entusiasmo de los personajes que, asimismo, son criaturas realistas pero llenas de luz ficcional. Todo eso habita en esta dorada moneda.

Un niño que se encuentra en ese instante de ruptura con el mundo conocido y que descubre en la voz de un extranjero la posibilidad de contarse, y de descubrir su propia identidad, lejos del ruido de lo cotidiano, de lo conocido. Una escritora que se abraza al símbolo de una obra para transmitir la urgencia de la escritura. La moneda de Carver, como la magdalena de Proust. Una mujer que en las voces de otras infancias intenta asir un recuerdo que le devuelva el entusiasmo por la vida. Sigue rodando la moneda. A través de todos estos personajes y de sus historias, Morales nos invita a mirar la vida con nuevos ojos y a pensarnos desde otra perspectiva. Aquí, la moneda que vuelve, como la del cuento de Vigil.

Es éste un libro de cuentos muy bien escrito, redondo, al que no le sobra nada. Y nos permite descubrir a un narrador que ha sabido tomar el oficio con acierto y buen gusto, ofreciéndonos una obra hermosa y colorida.

También cabe un comentario para la editorial, Reino de Cordelia, que ha conseguido darle a esta gran obra un tinte estético fabuloso, con un bello acabado, y una doble cubierta con dos ilustraciones al carboncillo de Edward Hopper, que nos invitan a introducirnos en el alma y el carácter de la obra de Javier Morales.

La moneda de Carver podría ser un cuentario de iniciación, pero es un universo de historias tiernas y delicadas, en la voz de un narrador ya formado. Volvamos a los cuentos, como la moneda a la caja del joven del cuento. ¡No dejen de leer a Morales!

LA MONEDA DE CARVER. JAVIER MORALES. REINO DE CORDELIA. 2020