«Principia», de Elisa Díaz Castelo (Ediciones Liliputienses)

Reseña de «Principia», de Elisa Díaz Castelo (Ediciones Liliputienses).




«Creo en el dolor ajeno (...) en lo que no puedo imaginar ni entiendo», escribe Elisa Díaz Castelo en Principia (Ediciones Liliputienses), un libro que es toda una búsqueda de sentido frente a una realidad cuadriculada e inaceptable. Si bien el tiempo es la columna vertebral de esta obra, lo que da cuerpo al lenguaje es el movimiento, las experiencias, estableciendo una interesante relación entre pasado, presente y futuro. Es una lectura bellísima, que te recomiendo con mucho entusiasmo.


Nuestra percepción espacio-temporal


«Creo en las estrellas porque insisten en constelarse aunque quizá estén muertas», escribe Elisa Díaz Castelo. Las estrellas que insisten en mantenerse unidas, vivas, a pesar de que estén muertas. Me parece una imagen fascinante, que nos invita a pensar en las posibilidades del mundo frente a la inconsolable desesperación de la pérdida. Partiendo de esta imagen, y de este credo de la lucha, Elisa Díaz Castelo construye en Principia una razón para avanzar, yendo en busca de un sentido que esté fuera del sentido.

Principia podría leerse como un poemario que propone una nueva Historia y, con ella, una nueva genealogía. Una lectura que ofrece un viaje a través del pasado, la realidad y el ideal; es decir, que nos permite observar lo que hemos sido, lo que podríamos haber sido y aquello en lo que nos hemos convertido. Y lo hace desde una estética donde las comparaciones y las imágenes estelares están constantemente retomando el hilo de una pregunta fundamental: ¿qué es el tiempo? Cuando nos hacemos esta pregunta estamos deseando conocer mejor no sólo el pasado sino también el porvenir. Si asumiéramos el tiempo de otra forma, ¿seríamos las mismas personas? ¿En qué demoraríamos nuestro pensamiento si no tuviéramos que recordar los años que tenemos sobre los hombros? Éstas son algunas de las preguntas que caben en este libro, escrito con absoluta sensibilidad y un talento poético extraordinario.

El gran tema del libro es el movimiento. La fuerza de lo que vivimos está en esos momentos en los que no ocurre nada. En los «mientras tanto» en los «podríamos», y todas aquellas construcciones que ofrezcan luz sobre un destino común alegre. Los caminos intermedios. «Ahí, detenidos en la duda. En el minuto antes de tender hacia algo», leemos. El movimiento que permite una doble mirada, desde nosotros y en relación con la magnitud del universo. La distancia abismal entre nuestras reglas y las suyas. Nuestra incapacidad para asomarnos al misterio, y la suya de contenerlo. «Hay algo, una masa flotante que no vemos y que explica la cercanía de galaxias, astros y planetas».

El tiempo se aparece entonces como una pregunta indispensable. ¿Es realmente lineal la forma de la Historia? ¿De qué manera es nuestra relación con ese binomio espacio-tiempo? La percepción como posibilidad de liberación, ¿en qué sentido puede servirnos como intención frente al paso del tiempo? Para nombrar a nuestros muertos en presente, dice Díaz Castelo. Y también encuentro aquí maravillosos poemas que nos invitan a hacernos preguntas sobre el presente, sobre el ahora habitable. «Es imposible hablar del espacio sin incurrir en errores (gramaticales)», leemos. ¿Podríamos vivir libres de esta atadura física y metafórica? Quizá sea ésta la gran búsqueda del libro.


Foto de objeto de cielo profundo
Foto. Alex Andrews (Pexels)

El movimiento contra la forma


¿Qué conecta los mundos? ¿Qué permite una experiencia lineal entre el presente y el pasado? La masa oscura que no vemos, dice Elisa, y nombra las posibilidades, los caminos no transitados pero siempre alternativos. «Las decisiones contrarias, los caminos que ya nunca tomamos». Y va un poco más lejos: «Algo que no miramos tiene que existir / algo que casi no existe nos mantiene juntos».

¿Y el dolor? ¿La enfermedad? ¿El duelo? ¿Qué lugar ocupan en esta pregunta? La vida es algo en constante movimiento, que se explica (o debería) desde ese circular de cosas, personas, experiencias. «Nada está realmente quieto». Saberlo, decirlo, es importante. «La destrucción es menor si se dice exactamente cuánta».

Sobre ese movimiento escribe Elisa Díaz Castelo, ofreciendo un libro rico en forma y fondo; donde la voz poética siempre está parada desde la duda, desde la inquietud del dolor, desde el desgarrador abismo que supone la incertidumbre frente a la muerte. Y aquí viene algo que me parece rotundo: ¿cómo rebelarse contra la forma? Construyendo libro que rompa con su propia forma; teniendo siempre presente el principio fundamental: «esa forma / de quitarse la forma».

¿Qué entraña rebelarse contra el tiempo? ¿Creer en la posibilidad de que no hay un destino señalado? ¿Pretender construir una identidad que navegue a medio camino entre sueño y realidad? No parece que el discurso de Elisa vaya por ese lado; entiendo que en todo caso, es una invitación a repensar nuestra rutina para avanzar más deprisa, sin detenernos en el dolor (como las estrellas siguen constelándose aunque ya estén muertas), abrazándonos a la alegría, al brillo, mientras dure. Antes de que sea demasiado tarde. «Cielo, tierra, hemos sido demasiado lentos: / ya se acabó la cuenta regresiva de la infancia»

Principia puede ser una bella invitación para pensar en la existencia desde un lugar intermedio. No catastrófico. No definitivo. Para poder asirnos a la raíz del futuro, que siempre es un tiempo no tiempo. Lean este libro extraordinario, porque podrán sentirse parte de algo más grande. Para definir mejor lo que es nuestra vida:

«una constelación de estrellas interrumpidas que insisten»


La poesía de Elisa Díaz Castelo en Bestia Lectora

PRINCIPIA. ELISA DÍAZ CASTELO. EDICIONES LILIPUTIENSES. 2020.

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