¿Qué es Poesía? Poesía es Nosotros. Día Mundial de la Poesía

En el Día Internacional de la Poesía hacemos un repaso sobre la noción de lo poético.


Día Internacional de la Poesía

Creo que era la poeta Olga Orozco la que decía que el mérito de escribir poesía está en saber ver lo poético en lo cotidiano. Ella, que escribiera «Nuestro largo combate fue también un combate a muerte con la muerte, poesía». La capacidad para mirar el mundo con el filtro de la poesía diferencia a un poeta de alguien que no lo es. Evidentemente, no se trata de encontrar ideas grandilocuentes ni de explorar necesariamente un territorio insólito, sino de encontrar luz en lo más nimio, en lo que hay de fábula en lo cotidiano. En el Día de la Poesía, me propongo indagar en la mirada creativa de varios escritores a los que admiro. Espero poder ofrecerte al terminar, un acercamiento entusiasta al oficio poético.


Qué es poesía o por qué escribir poesía


Existen muchas definiciones de lo que es Poesía, de lo que hace en nosotros, de las expectativas que ponemos en ella. Vienen a mi memoria unos versos extraordinarios de Chantal Maillard: «Escribir / para curar / en la carne abierta / en el dolor de todos / en esa muerte que mana / en mí y es la de todos». En primer lugar, y en la mayoría de los casos (que sabrás que nunca son todos, si crees como yo en las infinitas subjetividades) el surgimiento del decir poético suele derivar de una herida, lo que podría ser una experiencia traumática o de incomprensión. La escritura poética (y también la lectura) ofrece, entonces, un espacio de exploración y sutura de esa pena. Asimismo, nos permite acercarnos a otras experiencias no vividas desde la poesía de los otros. De este modo, lo poético siempre alude a lo colectivo. Como, quizá, todo lo literario debería. En la poesía, lo íntimo abarca el mundo de los demás y nos hermana.

El grandísimo poeta José Viñals dice en un poema extraordinario sobre la guerra que donde está la ausencia «Yo no veo el horror / veo el principio de la alegría». Me parece una forma contundente de trabar amistad con esta disciplina de palabras. Si no encontramos en la poesía un empeño colectivo, una búsqueda de justicia, ¿no estaríamos desperdiciándola? No existe bondad, sólo un campo virgen sobre el que sembrar horizontes nuevos de encuentro común: eso es poesía. No tú, nosotros. Un nosotros que contenga las muchas identidades, sin fronteras.

«El niño la mira, mira. / El niño la está mirando». En «El romance de la luna, luna», Federico García Lorca describe la emoción de la idea poética, en una de las posibles interpretaciones de este poema. La inspiración que llega y que despierta ese temblor y que, de no poder atraparlo, nos deja conmocionados. Si bien las razones de necesidad poética son muchas y diversas, me parece que hay una luz común: recuperar un color, una emoción, que es sólo comparable con la experiencia infantil del asombro. Pero también esta necesidad surge de la posibilidad: de decir lo indecible, de cantar el silencio y de rebelarse a todo formato estéril y encorsetado, pudiendo hacer de la escritura un arma de defensa personal. Eileen Myles describe el momento en que entendió que iba a encaminarse por esta senda: «Seré poeta. ¿Qué podría ser más / oscuro e insensato? / Me hice lesbiana». Aquí encontramos otra de las características ligadas al ejercicio poético: la poesía se nutre y abraza lo identitario. Otra vez entra lo colectivo. Porque toda identidad quebrada es el producto de una sociedad disfuncional. En ese sentido, la poesía es un espacio de liberación y de visibilidad: un lienzo en el que depositar el peso de las experiencias y de buscar con empeño la luz. La poesía siempre es esperanza, porque nos acerca a la infancia y al decir animal que nos completa (carne y voz).


Día Internacional de la Poesía

La poesía como salvación o plegaria


Encontré hace unos años una frase de Baldomero Fernández Moreno que transcribí y tengo colgada en mi escritorio, a modo de recordatorio. He intentado saber de dónde ha salido y si realmente pertenece a este poeta argentino, pero sigo sin dar con el poema al que pertenece. No obstante, pongamos que es suya. Es una idea que me viene acompañando e iluminando, y que quiero compartirte. Dice «Ante la poesía, tanto da temblar como comprender». No sé si existe una mejor forma de describir lo que significa para mí lo poético, en tanto creación de otras personas como escritura propia. A lo largo de este artículo, como verás, voy reuniendo a aquellas voces que me han ayudado a discernir entre pensamiento y temblor.

El poeta debe ser un clarividente, decía Juan Ramón Jiménez. Porque escribir es dormir de pie sobre uno mismo. Y porque «Corre en nosotros la semilla / que puede dejar fuera de nosotros la mariposa única, de luz sólo y de sombra sólo». El gran poeta de Moguer, que conoció el vacío de la depresión combinado a la exaltación de la hipomanía, nos advierte que esta luz propia es única pero puede transformarse en vuelo fuera de nosotros. Siguiendo su hilo, José Antonio Mesa Toré escribe: «Está el aire más cierto, más desnuda la tierra, / y su olor te regresa al hueco sosegado / donde el tiempo —tu tiempo— se origina». Aquí, la poesía que salva. Las palabras, la inspiración que acude a las manos dejando alas jaspeadas y un brillo distinto, de fuego fatuo en la espesura de la noche.

Eileen Myles tiene también un poema corto maravilloso. «Caminos alrededor de las montañas / porque no podemos / atravesarlas // Esto es Poesía para Mí». Atravesar lo imposible buscando otros caminos, senderos bifurcados que conducen al sí mismo. La poesía, como ninguna otra disciplina artística, como ningún otro territorio en el oficio literario, permite llegar a un lugar aparentemente inalcanzable, recorriendo caminos insospechados. Observamos el mundo, volvemos a las mismas preguntas, deseamos reencontrar ese tiempo originario a través de una búsqueda propia donde, entre temblor y raciocinio, no existan jerarquías. Llegar a un mismo sitio por caminos distintos. Lo digo con Andrés Neuman: «Un poema no acude a un sólo andén».


Día Internacional de la Poesía

En esa salvación hay mucho de búsqueda colectiva. Hay un deseo de comprender las realidades ajenas. Siempre, la poesía, incluso la más intimista, puede concentrarnos a todos. Porque el poeta sale de su cueva y observa el mundo de los otros. En definitiva, la poesía exige una mirada, que es pensamiento y rabia pero precisa de la ternura y la empatía con el otro, con el animal distinto. Verónica Aranda escribe: «Cuando el poeta baja / a recónditas playas de guijarros, / ve el rostro de Nausícaa / en las branquias de un pez».

Entonces, la poesía salva porque nos permite reconocernos en el dolor o las adversidades ajenas y porque nos permite trascender las propias experiencias en una voz distinta. Quizá, porque como dice Valeria Correa Fiz, nos cuida, nos protege, se convierte para nosotros en una especie de plegaria. «Alguien dijo que escribir / es una forma de plegaria». También en este poema, como en el de Orozco, aparece la muerte. Quizá, escribir sea un diálogo constante y desesperado con la muerte. Una forma inevitable de reconocer la nostalgia del futuro, por saber que las horas consumidas no regresan. En ese sentido, es una plegaria que acuna la chispa del primer verso y que nos acompaña de una forma auténtica y cauterizadora.



Sugerencias de lecturas


En el Día Internacional de la Poesía te invito a leer a todas estas poetas a las que he intentado abrazar y agradecer a través de este texto, por sus palabras, por salvarme, por cuidarme, por ser una plegaria inmejorable. A continuación te dejo una lista de los libros en los que puedes encontrar las citas.

¡Feliz Día Internacional de la Poesía!

«Con esta boca, en este mundo». Olga Orozco (Editorial Sudamericana)
«Matar a Platón». Chantal Maillard (Tusquets)
«He amado». José Viñals (Animal sospechoso)
«Romancero gitano». Federico García Lorca.
«Yo soy tu presidenta». Eileen Myles. Traducción de Camila Assad (Kriller 71 ediciones)
«Conciencia sucesiva de lo hermoso». Juan Ramón Jiménez (Junta de Andalucía)
«Exceso de buen tiempo». José Antonio Mesa Toré (Visor)
«Vivir de oído». Andrés Neuman (La Bella Varsovia)
«Dibujar una isla». Verónica Aranda (Reino de Cordelia)
«Museo de pérdidas». Valeria Correa Fiz (Ediciones La Palma)


Selección de lecturas para el Día Internacional de la Poesía

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