«Diáspora de la mujer pájaro», de Marta Castaño (Editorial Versátiles)

Un poemario sobre la trasformación interior, con un estilo propio y colorido.

«Diáspora de la mujer pájaro», de Marta Castaño (Editorial Versátiles)

«Todo tiene que ver con el fuego / con volver a latir desde la propia / sangre», escribe Marta Castaño en Diáspora de la mujer pájaro (Editorial Versátiles), un poemario que se presenta como una búsqueda interior de sentido, donde la revisión del pasado y el desprendimiento del daño son los hilos conductores. Es un libro asombroso, que se apoya en el lenguaje de la ternura para alcanzar una apreciación de la identidad desde una perspectiva poética que reivindica el deseo y la libertad. Castaño disimula muy bien las muchas lecturas que lleva a cuestas, construyendo una poesía potente que tiene la autenticidad y la magia de aquellas voces que se nos quedan grabadas para siempre. Que nadie deje de leerla.


El bosque, la casa


«Nací en un nido abandonado / en la rama de un abedul». Si tuviéramos que escoger un único tema atrapado en estas páginas podríamos referirnos a la idea del retorno. Toda la lectura nos anima a pensarnos desde esa perspectiva: regresando al daño, a los vínculos y a lo perdido para reconstruir una idea de identidad compleja y completa. De hecho, podríamos decir que Diáspora de la mujer pájaro relata un camino de autoconocimiento que consiste en la comprensión del daño y su aceptación para llegar a un lugar de fortaleza interior y entusiasmo. En este viaje, el bosque se presenta como una meta, una casa posible, donde la tierra es un hueco seguro donde descansar y mirar el mundo. Esta primera impresión nos avasalla en el inicio de un poemario que tiene mucho de dolor pero que irriga una brisa de esperanza, ideal para estos tiempos estancos que nos toca vivir.

Para conseguir ese espacio de frondosidad y luz, que simboliza el bosque, la voz poética —que es interior pero que también se dirige a nosotras— dice que es necesario obrar un desprendimiento. «Veré alejarse a los que se fueron / sabré pronunciar el nombre / de todos los fantasmas». En esa ruptura con el pasado se establece el origen o el puntapié del vuelo. Quizá una imagen propicia para describirlo podría ser la del pájaro que emigra, sin volver la vista atrás. Una metáfora sencilla pero potente, que nos sacude e invita al movimiento.

El viaje comienza, entonces, con la decisión de atravesar las fronteras y el deseo de encontrar un espacio distinto, renovado, vital. Desde ese instante el lugar que era casa se transforma en territorio hostil —desconocido en alguna medida— y lo único que contiene a la voz poética, a la mujer que intenta el vuelo, es el bosque, donde hay tierra y semilla. «Mi casa no es más mi casa / ahora mi hogar es el bosque», leemos. El momento del desprendimiento es uno de los pasos decisivos del viaje de esta mujer. Una ruptura que traerá consigo dudas, dolor y extrañeza, muy bien expresados en los poemas de Castaño, pero que anidará en la posibilidad de futuro y, por tanto, será iluminada de fondo por la bendita cuota de esperanza que nos ofrece el deseo.


Reseña en Bestia Lectora de «Diáspora de la mujer pájaro», de Marta Castaño (Editorial Versátiles)

El viaje interior


Diáspora de la mujer pájaro es un viaje interior que supone un riesgo extremo: conseguir limpiar el dolor y alisarse las penas para reconstruir un presente hecho de vuelo. «Alumbrarme el corazón desde la tierra», escribe Marta. Y es inevitable no pensar en la posibilidad de la voz-mujer surgiendo del fondo de la noche. En este punto cabe señalar que la noche y su desahucio ocupa un lugar relevante en el centro del libro. El viaje que nos propone Castaño se divide en varias etapas, figuradas aquí con precisión, y parece imposible salir a flote sin experimentar el miedo trepanando el cráneo de la noche.

El bosque en su silencio nocturno nos permitirá apreciar mejor la iluminación diurna. Revisar las fronteras que nos impiden sobrevolarlo es quizá una de las grandes líneas que se propone Castaño. «Quiero escapar de esta jaula», leemos, y poco después «recordar cómo era mi piel antes de la herida». La resignificación del yo no niega la herida, muy por el contrario, la pone por delante, la reafirma como parte de la identidad. Por eso, cuando hablamos de noche, pensamos también en heridas, marcas, cicatrices, y en la importancia de abrazarlas para la construcción de una identidad sólida y auténtica. Podríamos pensar estos poemas como una forma de hurgar debajo de las piedras interiores para llegar al corazón del bosque.

¿Por qué son importantes las cicatrices o qué las forma? Quizá sean algunas de las preguntas que puedan despegarse de esta lectura, las preguntas que todas deberíamos hacernos cada día, para apropiarnos de esas marcas que nos constituyen. «Todo lo que callamos / arde bajo la piel», leemos. ¿Son nuestras marcas-manchas las heridas no trascendidas del pasado? El silencio sistemático trepa por el cuerpo de la mujer que quiere ser pájaro y desemboca en una afirmación contundente: «Soy hija de una rabia incandescente». Al leer la poesía de Marta descubrimos que el cuerpo herido brilla.


Marta Castaño en la Colección Tribal de Editorial Versátiles

La poesía como plegaria


En medio de la noche, protégeme. Esa plegaria aprendida y recitada también aparece en este libro. En cierta medida, el formato del texto se asemeja a aquel viaje del héroe: una criatura subyugada de desconcierto que se pone en marcha en busca de la tierra prometida. En el camino necesita de un sabio o guía espiritual, a modo de luz que le oriente, que lime las asperezas de su inexperiencia. Y, finalmente, llega a destino, con un gran camino recorrido y un aprendizaje que lo alejará para siempre de su tierra natal. Pero antes, poco antes de concluir su misión, será poseído por el miedo, atrapado en la noche, y una súplica le brotará del fondo del alma.

«Madre, / protégeme del pasado / líbrame de la náusea». Este poemario incluye una tierna plegaria, que va dirigido a la poesía pero también que parte de ella. La mujer que intenta ser pájaro le habla a la madre, que es naturaleza viva, una criatura con más poder o en quien confía (y se confía), que extiende sus brazos protectores e ilumina, «concédeme la sabiduría para acallar / los lamentos de mi memoria». Llegamos al clímax de un poemario potente: la oración desatará las alas y, finalmente, la mujer será pájaro.

La reconstrucción tiene mucho de pérdida pero también despide un fulgor que parece ofrecer una nueva perspectiva frente a la vida. «Hay un anhelo ancestral en mi cuerpo», dice la mujer, cuando ha terminado toda la transformación, cuando las alas se despliegan y va a refugiarse a los bosques. Y la plegaria vuelve, y otorga sentido a todo el libro con la ceremonia del vuelo: «Mujer pájaro / hablaremos el lenguaje de los muertos».

Y no quiero dejarme fuera un comentario sobre las ilustraciones en tinta de Áxel Jiménez Tenorio. Con trazos precisos y una gran sensibilidad, ha sabido captar el sentido de la poesía de Castaño y la voz de la mujer pájaro. Nos ofrece un recorrido gráfico fabuloso a través de ese viaje interior de los poemas, que es otra buena razón para leer este libro. Gracias al trabajo conjunto esta lectura es una travesía al corazón del bosque con tinta y palabra que merece muchísimo la pena.

Cualquier cosa que pueda escribir sobre este libro será insuficiente. Por eso, prefiero apoyarme en lo que dice Alicia Louzao en el prólogo —y te estoy dando aquí otro argumento para leerlo: unas primeras palabras lúcidas y sentidas— porque define perfectamente el tono del libro. «Cuando uno lee a Marta Castaño tiene la sensación de haberse introducido en un bosque». Leer a Marta es, efectivamente, adentrarse en la frondosidad de un bosque, con su humedad, su tenebrosidad y sus ráfagas de luz iluminando las plumas de los pájaros. «Todo tiene que ver con el fuego», también la poesía. Que nadie deje de alzar el vuelo con este poemario exquisito.


Te invitamos a leer «Diáspora de la mujer pájaro», de Marta Castaño (Editorial Versátiles)

DIÁSPORA DE LA MUJER PÁJARO.
MARTA CASTAÑO.
EDITORIAL VERSÁTILES.
2021.

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