Benito del Pliego: el signo astillado

La poesía de Benito del Pliego nos invita a pensar la poesía como un espacio fronterizo lleno de posibilidades.

Benito del Pliego en «Lunes de Poesía»

«Si primero fue el pensar o fue primero el signo». Esta frase de Benito del Pliego podría sintetizar muy escuetamente su búsqueda poética. La palabra como canal de exploración de la verdad, que nos enseñara Kafka. O, pensándolo con Siri Hustvedt, el lenguaje como una pieza que se extrae de ese todo de certezas y hace tambalear la estructura. Al leer a Benito del Pliego todo lo que sabemos es que la propia existencia es una pregunta inmensa que debes afrontar. En nuestro «Lunes de Poesía» damos algunas claves para leer a este fabuloso poeta madrileño.


La poesía en el umbral


El poema, el absurdo exultante. Quizá esta definición de José Viñals sea una de las afirmaciones más bellas y más completas que leamos jamás sobre la escritura poética. No lo que un poema cuenta sino la posibilidad del absurdo en el uso del lenguaje. Esta idea la encontramos muchísimo en la obra de Benito del Pliego. El lenguaje se tuerce y se retuerce y las palabras nunca están supeditadas a un significado específico; nos invitan a pensar en un mundo de posibilidades. El absurdo, ahí.

Entre las numerosas ideas que sobrevuelan su poesía hay una que vuelve con cierta frecuencia: la duda entre lo que sucede, lo que vemos que sucede y la forma en que lo expresamos. Tres caminos posibles para una misma situación. Tres realidades encontradas en un hecho, una emoción, un chispazo. La flexibilidad de la experiencia es, seguramente, uno de los temas más importantes en él; porque la incertidumbre impone siempre una pregunta, una nueva pregunta, que desborda los límites de la realidad o, mejor dicho, de la comprensión de esa realidad.

No ha sido aleatoria la mención de Viñals. Muchas son las razones que acercan a estos dos poetas. Una de ellas es que, junto con Andrés Fisher, Del Pliego es uno de los grandes difusores de la obra del grandísimo poeta argentino. De hecho, conocí a Del Pliego a raíz de este inmenso aporte: su trabajo ha sido fundamental para mí en la indagación de la obra de Viñals. Gracias a la antología Caballo en el umbral, que con tanto cuidado Andrés y Benito compusieron, reconocer la larga y amplia trayectoria de Viñals es posible. Sobre él volveremos pronto pero ahora retrocedemos un poco, al absurdo. «Lugares astillados por el ojo concitan la presencia de imposibles», escribe Del Pliego. El ojo que tanto obsesionó a los superrealistas, nuestro órgano que percibe el mundo pero es incapaz de interpretarlo. La presencia de imposibles, desde el ojo hasta el cerebro: las mil posibilidades en una imagen. Y qué alegría el poema, qué difícil salirse de él, qué imposible no desear regresar a esa emoción gozosa del primer verso.

En otro momento leemos «Palabra tras palabra se borda el sinsentido». El absurdo hace saltar por los aires todo conocimiento del mundo, obliga a un nuevo ojo, exige una nueva manera de acercarse a las cosas. La posibilidad de entender está ahí, precisamente, en las conexiones-desconexiones que seamos capaces de hacer entre realidad y experiencia. Y entonces, la poesía aparece como «una memoria para otras lluvias». Es muy difícil que al leer a Del Pliego no cruja algo en nuestro interior; porque todo lo aprendido se tambalea a la luz de sus versos.

«En el filo ni hay sol ni hay signo». Si retrocedemos en el tiempo, a la idea primera de este texto, encontramos muchas similitudes con este fragmento. Imaginación-luz-sol en estrecha relación con comprensión-representación-signo. Ahí, se me ocurre, bebe la gran búsqueda estética y de sentido de Benito del Pliego. Algo tiene que haber que podamos aprender; algo que nos explique que la única mirada poética aceptable está en las orillas, en el filo, donde el sol puede ofrecer luz sin mostrarse como el gran astro que es, donde todas las ideas tienen un grado de importancia equivalente y los signos son representaciones posibles e infinitas de la existencia. Leer a Benito del Pliego nos permite llegar a ese lugar fronterizo y desde ahí pensar la vida y la poesía; donde el poema sea verdaderamente la representación del absurdo exultante que nos enseñara Viñals.


La poesía de Benito del Pliego

Apuntes generales sobre la poesía de Benito del Pliego


La obra de Benito del Pliego se compone de numerosos libros que exploran las posibilidades del lenguaje después del lenguaje. Para la realización de este artículo hemos consultado tres de sus libros. Sabemos que hay más y que, seguramente, se nos escapan detalles importantes de su trabajo estético; por eso, te animamos a aceptar esta invitación e iniciar solito el camino de búsqueda de sentido que nos propone Del Pliego en su vasta poesía.

Merma, publicado por Ediciones de Baile del Sol (2009). En este libro encontramos poemas aforísticos que tensan los significados pero sin vaciarse de lógica sintáctica.

Dietario ha sido publicado por Amargord Ediciones (2015). En él descubrimos un aparente abandono de lo breve, aunque no de la formulación concisa: es muy interesante la forma en la que estos poemas se van abriendo como luz que desborda y nos ofrece sentidos yuxtapuestos en una misma frase.

El otro libro consultado es Posos de lectura, que pertenece a la colección Buccaneers de Poesía de Varasek Ediciones. Encontramos un trabajo estético fascinante donde fotografía y lenguaje quieren convivir. Es una línea estética similar a la de los libros ilustrados, donde el lenguaje no viene a repetir lo que dice la imagen sino a complementarla. Un libro donde, además, las palabras se tensan más, las frases se rompen y las voces que habitan el poema se diversifican. Sin duda, son tres libros que nos pueden mostrar que la poética de Del Pliego está en constante movimiento. ¡No te los pierdas!


«Dietario» y «Merma» de Benito del Pliego

Tres poemas de Benito del Pliego

Como acostumbramos en este ciclo denominado «Lunes de Poesía», acompañamos esta lectura con tres fragmentos de Benito del Pliego. Que nadie se pierda la magia de su voz, que nadie se niegue la posibilidad de pensarse en el filo.


«Bien, no existe, no existo, y no hay lugar en el mundo para ninguno de los tres. Y sin embargo, qué hacer con el nosotros. Sigue dando vueltas a nuestro alrededor sorprendido de su existencia».
1/28/10. Dietario. Benito del Pliego. Amargord Ediciones. 2015.


«Horizonte de la chicharra: persevera. El mundo habita en la luz: todo es posible».

«No hay sentido: el tiempo corta el habla de tal modo que, sumados, restan sólo los fragmentos».
73 y 3. Merma. Benito del Pliego. Baile del Sol. 2009.


«la huida te acerca
al lugar
donde se cumple
el destin
o

la tormenta
que se forma
en t
i

sabe hacia dónde
dirigirse»
Posos de lectura. Benito del Pliego. Varasek Ediciones. 2019.


«Posos de lectura», de Benito del Pliego

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