La pregunta sobre la identidad no es una. Son muchas las posibilidades que caben en una misma vida. Tantas vidas en una. En Quién anda ahí (Polibea) Ketty Blanco Zaldívar se propone una poética coral, donde no sólo encontramos una diversidad identitaria sino también una mirada coral sobre la vida. Un libro fabuloso que lo mismo vale para hacernos las preguntas importantes que para descubrir una poética disruptiva, atenta a los detalles y conocedora de la tradición que le antecede.
Cuando «Yo» es «Otra»
«Hay alguien parecida a mí en una oscura celda». El punto del partida del poemario nos anuncia que habrá oscuridades, que la lectura será árida y seguramente triste. En esa primera frase la voz poética nos alerta de un yo subterráneo, atrapado, que parece querer hueco en el poema. Ese es el principio. Desde ahí, Ketty Blanco horadará el sentido de la identidad y dará cabida a sus muchas voces, las que no se ven y las que el mundo intenta negar. Un yo que somos todas. Descubriremos a lo largo de la lectura un eco constante y amplio.
La escritura se cierne como una roca que da seguridad y permite la catársis frente a la pérdida, frente a la incomprensión de la vida también. Un espacio donde el yo adquiere lucidez y entiende que hay que hablar y sobre qué. «Escribiré solo cuando tenga la habitación propicia», leemos. La habitación propicia, la habitación propia, la posibilidad de un vuelo distinto, en un mundo colapsado de voces. A lo largo del poemario, la voz poética irá encontrando esa perspectiva auténtica e intentará descubrir su propia huella en un mundo ruidoso y no siempre comprensivo.
La identidad, esa cosa inasible, es el gran tema del libro. «Soy la que soy. / No existo». Pocas frases más contundentes para entender esa especie de bruma desde la que la voz poética se dirige a nosotros. Yo soy. No soy. Desde esa contradicción el yo se convierte en un nosotros, en una voz colectiva, aunque hable desde lo íntimo. Irán pasando distintas mujeres, con voces distintas, con historias distintas, todas ellas unidas por una necesidad: escribirse. Exigir esa habitación donde puedan existir. Y hay lugar también para aquellas mujeres que nos vigilan desde el pasado, Helena de Troya, Casandra...
«A veces yo también / tiemblo ante la reja», la herida está ahí. La escritura no evade ese espacio de dolor inexacto, todo lo contrario: intenta poner las cosas en su sitio y transformar esa espina en lenguaje. Pero el miedo no desaparece y por eso ante el poema, ante la reja, ante la marca, se tiembla. La poesía, entonces, aparece a través de ese silencio horadado. La poesía que, leemos, no es otra cosa que «silencio en lengua de locos». Quizá una de las definiciones más bellas que puedan hacerse sobre este género, sobre este oficio y este mundo. Desde ese lugar, también cabe pensar en la reflexión sobre la escritura. Leemos: «Enseñé mi obra al maestro. / Ahora camino a las montañas / a dejar lo prestado». Vuelve la idea de lo colectivo. Son muchas las voces que nos forman.
Un poema de Ketty Blanco Zaldívar en «Lunes de Poesía»
La poesía de Ketty Blanco Zaldívar es un río de versatilidad y movimiento. A medida que avanzamos en la lectura vamos identificando esas muchas voces, que están ahí, respondiendo, preguntando, interpelándonos. Como hacemos siempre en este ciclo, «Lunes de Poesía», recogemos aquí un poema de este libro, que te animamos a leer con entusiasmo.
AQUÍ LOS AMANECERES
NO SON CULPABLES
El día es tan bello que de un momento a otro
podría acabarse el mundo.
el rugido de un avión en el cielo pareciera anunciarlo
y la tinta que gotea del lapicero
es augurio de aniquilamiento.
Hace aquí una mañana apaciblemente bella.
Ya es hora, ya es hora. El teléfono suena.
podría acabarse el mundo.
el rugido de un avión en el cielo pareciera anunciarlo
y la tinta que gotea del lapicero
es augurio de aniquilamiento.
Hace aquí una mañana apaciblemente bella.
Ya es hora, ya es hora. El teléfono suena.
QUIÉN ANDA AHÍ
KETTY BLANCO ZALDÍVAR
EDITORIAL POLIBEA
2021
KETTY BLANCO ZALDÍVAR
EDITORIAL POLIBEA
2021
1 Comentarios
Qué bien que te haya gustado! Siento decir que a mí este género no me entusiasma, pero me ha parecido interesante como para recomendarlo.
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