«Las alas de las polillas», de Amanda Sorokin (BajAmar Editores)

Un poema de Amanda Sorokin en nuestro «Lunes de Poesía».

Reseña de «Las alas de las polillas», de Amanda Sorokin (BajAmar Editores)

«A veces se me escapa el cuerpo por la boca». Quizá este verso podría definir la esencia del libro Las alas de las polillas de Amanda Sorokin (BajAmar Editores). Un libro que ofrece una interesante reflexión sobre las muchas voces que caben en un cuerpo, apoyándose en las alternativas dimensionales de las partículas. Un poemario que combina lo más tajante del nihilismo con la teoría de cuerdas y la existencia del multiverso, en un tono cercano y poemas de dulce cadencia.


En lo cotidiano, todos los universos posibles


Las alas de las polillas está formado por varios ciclos que tienen en común un hilo: la pregunta sobre lo que acontece en el presente, que siempre conduce a algo que se nos escapa. Sorokin se plantea la construcción de una voz poética representada por una criatura antropofágica para escarbar en nuestros miedos desde un lugar de incomodidad. A lo largo de todo el libro nos hundiremos en los territorios dulces y contradictorios de la carne y tendremos que enfrentarnos a la pregunta fundamental: ¿donde termina mi espacio, mi vida, mi identidad?

Ir de la mano de una persona acostumbrada a masticar carne no es precisamente una situación agradable. Desde el primer poema nos invade una especie de inquietud, provocada por la incomodidad de esa cercanía. Y, en esta construcción, encuentro precisamente un rotundo valor. Es un libro que tiene algo de sórdido pero que, en esa sordidez, consigue plantear una pregunta sobre nuestros miedos y las posibilidades, todas las posibilidades que se abren en cada esquina de la vida. La incomodidad se nutre también de las preguntas sobre lo que existe y sus límites. Aquí la "teoría de cuerdas" juega un papel fundamental. ¿Cuántos universos caben en la palma de la mano? ¿Habrá sido esa terrible duda que nos carcome la provocadora; la que llevó a Sorokin a construir un universo de palabras donde hay un empeño por entender por qué hacemos lo que hacemos, y cómo, y en qué lugar?

Dice Alexis Díaz-Pimienta en el prólogo que en la voz de Amanda Sorokin encontramos una multiplicidad de voces, de referencias a simple vista irreconciliables y, por eso, inauditas; pero, sobre todo, expresa, se nota la fuerza que la palabra adquiere cuando ella la trabaja, como algo auténtico, como alguien que ha venido para quedarse. Creo que es una buena forma de describir este libro, donde los ritmos de los poemas ofrecen cierta cadencia que se sostiene a lo largo de todas las páginas y que nos permiten encontrar una homogeneidad brillante.

La voz poética de Las alas de las polillas se alimenta de lo cotidiano. Encontramos poemas que son estampas de ciudades, plazas, paisajes; poemas que aluden a situaciones que todos hemos vivido y también imágenes contundentes, como si observáramos por la ventana la vida de los otros. Las sutilezas van abriendo poco a poco un universo que refleja muchos otros. Incluso en el título podemos encontrar una conexión con otra historia, «El efecto mariposa», con la que también comparten sentido estos poemas de Sorokin.

En lo que respecta al registro, encontramos el uso de un lenguaje coloquial que tiene una gran tendencia a lo narrativo, que elude toda posibilidad de métrica formal y de adornos léxicos y que sólo en momentos imprescindibles tira de cierto lirismo. No obstante, no es una poesía plana; las palabras siempre están aludiendo a un decir hondo que otorga credibilidad y valía a cada uno de los poemas. Creo que en esta cualidad radica el mayor acierto de este poemario.


La poesía de Amanda Sorokin

Un poema de Amanda Sorokin


Los temas que atraviesan el poemario van desde preguntas existenciales, como la construcción del deseo y el peso de las sombras —«Que no te engañen no existen las sombras. / Las sombras, como la Romanística, son los padres»—, hasta la dificultad para rehacer nuestra vida cuando nos han roto el corazón —«Habíamos quedado en que estabas muerto, / así que haz un favor al multiverso que habitamos y no vuelvas»—. Y siempre, como puede notarse, esa ventana que se abre a las mil posibilidades de las partículas elementales. Entonces, no hay duda: el énfasis está en el presente, el ojo observa lo que en el aquí sucede, pero la voz reconoce que lo que ve no es todo. Todas las posibilidades que se nos escapan: ellas son las grandes protagonistas de este libro. Y quizá aquí habría que destacar otra cosa: desde lo concreto Sorokin alude a lo no palpable; es, entonces, una poética de lo no visto, elusiva y fugaz como las alas de una polilla.

A medio camino entre la teoría nihilista y la física teórica, Sorokin nos ofrece un conjunto de poemas que parecen venir a repensar la identidad y su sentido de solemnidad o perpetuidad. —«Qué manía más tonta, buscar sentido a las cosas»—. Y aquí quizá venga lo más interesante, aquello que nos ofrece la poesía: quizá podamos encontrar, a la luz de la voz de Sorokin, cierto sentido trascendental al mínimo presente que habitamos. Porque no falta sentido y deseo en estas páginas; porque el deseo de limpiar la experiencia de todo artilugio no se desprende del todo del fuego brutal que despierta toda pasión —que vive en lo que el poema no dice— y que, en cierta medida, es lo que nos mantiene a salvo del vacío. «Al final todo es fervor y aprendizaje / y los versos sin publicar también son inmortales».

En nuestro «Lunes de Poesía» compartimos un extracto de uno de los poemas de Las alas de las polillas de Amanda Sorokin. Que nadie se pierda estos poemas.


ANTROPOFAGIA IV [fragmento]


«No sé si lo sabes, pero...
eso que haces es una cosa muy fea.
Así de ordinaria es la poética del mundo, aunque nos duela,
no hay tanto donde excavar en la textura de lo cotidiano.
Porque al final sólo quedan el amor, la libertad,
la conciencia de individuo, el dolor en sus innumerables formas.
todo lo demás es cuento, trampas retóricas:
El lenguaje existe para, de distintas maneras,
repetir siempre lo mismo
hasta nuestra extinción.

(...)

No me enfades; tengo los dientes afilados.
Conoces bien esta boca
y no será la primera vez que me alimento contigo»
.


Amanda Sorokin en nuestro «Lunes de Poesía»


«ANTROPOFAGIA IV». LAS ALAS DE LAS POLILLAS. AMANDA SOROKIN. BAJAMAR EDITORES. 2022

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