La poesía como verdad. "Roja catedral" de Gloria Fortún (Dos Bigotes)

Un libro inclasificable que reivindica la libertad sexual y la ternura.


«Un lugar donde pueda existir, y sobre los cimientos del sueño». Esta idea de Roja catedral, de Gloria Fortún (Dos Bigotes) creo que puede definir a la perfección lo que el libro se propone: hurgar en la frontera entre vida, sueño y literatura de una manera literaria, sensual y crítica. Gloria Fortún lo ha vuelto a hacer. Un libro-monstruo que nos invita a pensar que todo puede ser puesto patas arriba y reescribirse. La suerte que tenemos con la Fortún no la conocemos bien.


Hurgar en la frontera entre vida, sueño y literatura de una manera literaria, sensual y crítica.

Roja catedral es una novela corta y es, al mismo tiempo, un texto poético brutal. Y quiero empezar por la forma, porque es el primer gran acierto del libro. La puntuación tira de las licencias de la poesía para llevarnos hacia un territorio donde lo que se dice puede transformarse constantemente; además, al acompañarse de un registro íntimo, que nos apela desde una cercanía y desde una significación trascendental, nos hace pensar que la práctica fundamental de este libro es poética más que narrativa. Sin embargo, el ritmo y el planteamiento de escenas y acontecimientos tiene más que ver con el género narrativo. Es decir, Fortún se atreve desde un lenguaje poético con una historia narrativa y nos vuelve a llevar al territorio fronterizo de los géneros, como ya supo hacerlo en su poemario Todas mis palabras son azores salvajes pero con una contundencia y una seguridad que quizá no estaban del todo presentes en el poemario. Estamos ante una novela corta que podría demostrarnos que para ser verdadero un texto debe ser en cierta medida, poético.

He pasado de la perplejidad a la fascinación. Hay una cosa que siempre le agradecemos a los libros y es que nos ofrezcan (y quiero decir, cuando) la posibilidad de pensar que fueron escritos para nosotras. Cuando una autora consigue que sientas que eres la persona más especial del mundo porque experimentas que ese libro ha sido escrito para ti la lectora que eres es feliz. ¿Cómo se consigue esto? En verdad no lo entiendo, pero creo que en este libro todas vamos a sentirnos en casa. Lo he leído con la sensación de que había sido escrito para mí. He llorado y he visto mi vida pasar, mientras leía fascinada. No importa qué es lo que Fortún nos está contando, sino el tono, la forma. Nos ofrece el resultado de un ejercicio colectivo desde una perspectiva íntima. «Empezaré nombrándome dueña y señora de un rayo de sol».



En Roja catedral vivimos en una Madrid futura donde todo se ha ido a la mierda pero donde la poesía sigue sosteniendo el corazón de mucha gente. No interesa de qué forma el mundo ha llegado a esa situación, lo que importa es la luz que permite esa posibilidad: empezar de nuevo, estar en el mundo como si todo estuviera por hacerse. Es, en ese sentido una distopía de la luz, y esa luz se abre camino a través de la poesía. Las comensales se reúnen para rebelarse contra el futuro de la desolación; escriben, leen poemas, y aman, aman mucho, tanto como sus cuerpos son capaces. Y es, en ese sentido, una novela sobre la fuerza sanadora y reveladora del amor. Sobre esa maravilla que es el amor entre mujeres. La posibilidad de querer sin juicios, sin imposiciones sociales, y también, sin límites.


Empezar de nuevo, estar en el mundo como si todo estuviera por hacerse.

Mi fascinación también viene por las vanguardias. ¿De qué manera podríamos reescribir la historia de las revoluciones desde un lugar más inclusivo? Quizá se haya hecho esta pregunta Gloria. Lo cierto es que he visto pasar a Mayakovski, a Girondo, a Pizarnik, a Delmira Agustini, y a toda esa gente que escribió contra el mundo, y que llenó nuestras primeras lectoras de pájaros y sueños. Veo que Fortún se ha atrevido a reformular cosas importantes (algunas intocables) a nivel temático pero también estético. He pensado en la importancia de los mandatos y la propaganda del futurismo y las vanguardias y cómo ha sabido tomar algo así y volverlo cercano, plástico, íntimo... Reformular la tradición vanguardista desde el feminismo. Y en lo formal se nos presenta como un libro híbrido, como debería serlo todo en este mundo, mestizo, fundido, insolente, abismal.

La poesía nos salvará. Esto que apoyó el trabajo de las vanguardias es también la luz que persigue Fortún. La única catedral posible, la catedral roja, la poesía como estructura sólida y rebelde, contra un mundo cada día más complicado. A nivel temático también es un libro valiente e innovador, que da cuenta de la importancia del dolor en el crecimiento, y también de la importancia de reconocernos y aceptarnos de esta forma rara en la que somos. Pero no se queda ahí, es también un libro que da pruebas y confirma la maravilla inexplicable que es la vida, y con ella, del amor. «Una de esas cosas que yo pensé que me estaban vetadas por ser gorda son las artes marciales, así que reclamo las calles con mis versos».


Es un libro que da pruebas y confirma la maravilla inexplicable que es la vida, y con ella, del amor.

En las novelas las mujeres son esbeltas, visten ropa a la moda y si no son así se tiene que hablar de ellas como si estuvieran deprimidas, o desaliñadas porque la vida ha sido muy difícil para ellas. Nunca hay mujeres gordas. Mujeres raras. Mujeres que no entienden el mundo. Mujeres frágiles. Lesbianas. Bisexuales. Seguimos inmersos en un mundo de normas patriarcales. No se trata de buscar escandalizar, sino de visibilizar aquello que existe, esa otra parte de la vida de la sociedad. Como lo han hecho otras antes: y pienso en la Nin, en la Sexton, en Schwarzenbach. «Silenciar nuestro cuerpo es silenciar nuestro instinto». Leer Roja catedral es alimentarnos de lo único que puede ser fuente de alimento: la libertad, la posibilidad de reescribir nuestra propia historia. Desde niñas las mujeres nos hemos tenido que acostumbrar a empatizar con personajes que no nos representan, a mirar el mundo desde otros ojos; así, hemos sido navegantes, viajeros, soldados en la guerra, pistoleras... de pronto, tener la posibilidad de estar plenamente representadas es importante para todas. Todas cabemos en este libro, porque «Si estamos en este mundo es porque hay un lugar para nosotros aquí».



Gloria nos pone un nombre, nos invita a un paraíso perdido, una especie de mundo donde podemos amarnos sin límites, sin fronteras. Y pone de relieve el fuego del deseo, que siempre es el fuego del amor, y se aleja mucho de la vida amorosa que el mundo nos propone. Fortún se aferra a una visión amable y amorosa del amor, la única posible para disfrutarnos. «No soy una patética sierva de la expansión territorial. No lucharé por ti contra nadie. No eres un puto premio. En el principio fue la ternura». Me parece maravilloso e importante también reivindicar ese amor libre de cadenas, en un mundo que propone las relaciones entre personas con riguroso diagnóstico.

Un rasgo de las comensales es que todas han abandonado sus nombres de nacimiento. Cambiarse el nombre es una forma maravillosa de apropiarse de la identidad arrancándose los vestigios de una herencia que no te nombra, creo. Este detalle me ha hecho sentirme en casa. «Un nombre siempre ha de dártelo alguien que te ame». Las comensales buscan nuevas maneras de nombrarse, y en esa búsqueda necesitan primero descubrir de dónde vienen y adónde quieren ir. Y «Hacerlo todo en la vida como si estuviera enamorada». Apostar por esa idea de la poesía como espacio de crecimiento amoroso, de miradas nuevas en un mundo abatido es la gran idea de este libro.

«Mi negligencia siempre tendrá que ver con el amor». Y por eso, si algo de subjetivo hay en esta lectura, será el amor quien tendrá que disculparme. Hallar la obra de Gloria Fortún, entender los hilos que atan su literatura a la vida, es algo fascinante; creo que es imposible leerla sin sentir una profunda admiración y un amor infinito. La objetividad absoluta no es posible; y sin embargo, prometo haber leído cada página desde un lugar crítico, con la certeza de que nunca antes había leído algo igual, con la sospecha de que este libro podrá salvarnos a muchos de la tristeza, ayudándonos a encontrar ese lugar que germina desde los cimientos del sueño y que se eleva hasta la cumbre de la moral —de esos edificios que han censurado nuestros cuerpos hasta el hartazgo— para invitarnos a recuperar el descontrol de la pasión, de la ternura, de la gloria de ser mujer en un mundo de hombres. Y sólo una verdad puede iluminarnos en este camino, la poesía. Que así sea.



ROJA CATEDRAL
GLORIA FORTÚN
DOS BIGOTES
2022

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