«Cuando ellos hablan, es científico; cuando nosotros hablamos, no hay rigor científico». Esta cita contundente de Grada Kilomba abre el telón de Como nosotros de Marisa Mañana (Mil Madres), un cuentario extraordinario que visibiliza el racismo, el sexismo y la transfobia a través de un tejido narrativo cuidadoso, tremendamente literario y sin moralina. Una lectura que nos invita a pensar en la amplia diversidad de miradas que pueblan el mundo y en la importancia de creer en el otro y en su propia verdad, porque sólo él conoce su deseo y sólo él sabe qué fantasmas habitan su infierno personal. Un libro que voy a recomendarte que no dejes pasar de largo.
Un cuentario extraordinario que visibiliza el racismo, el sexismo y la transfobia.
Lo primero que me sorprendió de Como nosotros fue la fluidez de la escritura. Con algunos libros de cuentos me pasa que me cuesta entrar en sus atmósferas porque no hay unicidad entre sus historias, y ese saltar de aquí para allá de texto en texto me empuja a perder vuelo de entusiasmo. Cuando un libro viaja como por un riel, sin quedarse del todo ahí pero sosteniendo cierta homogeneidad atmosférica, soy una lectora feliz. Me sucede también con los videojuegos bien hechos donde hay una propuesta narrativa lineal pero con elementos de mundo abierto. La experiencia se amplía muchísimo cuando lees libros como el de Mañana donde hay un vórtice sobre el que confluyen las energías de los relatos, porque aunque esté constantemente moviendo las fronteras de género podemos sentir ese marco de contención y seguridad que todos los lectores buscamos en los libros.
Estos cuentos parecen construidos con ese propósito: un universo amplio donde hay elementos compartidos, ya sea entre personajes, estéticas o temas. No hay, además, ningún cuento que sobre. Todos otorgan credibilidad y sentido a las intenciones de la autora. ¡Es un paraíso literario en el que se evidencia que son tiempos de cambio y que algunas autoras están transformando nuestra manera de mirar el mundo y la literatura!
El gran acierto aquí, creo, es el trabajo sofisticado de cuestionamiento identitario y su relación con los prejuicios sociales, es decir, las formas en las que se ve condicionada nuestra mirada sobre nosotros mismos por los juicios morales y éticos que se nos inculcan desde el día uno de vida. Todas las historias de Como nosotros ponen en entredicho afirmaciones que vuelan por la calle y que a veces ni nos detenemos a cuestionar porque las tenemos brutalmente incorporadas, aunque dejen nuestro espíritu escuchimizado. Marisa Mañana se hace preguntas mientras nos cuenta historias de niñas, mujeres, hombres, criaturas quebradizas y espíritus rebeldes. Y lo hace con un talento narrativo y una capacidad imaginativa asombrosa.
¡Es un paraíso literario en el que se evidencia que son tiempos de cambio y que algunas autoras están transformando nuestra manera de mirar el mundo y la literatura!
Sólo el primer cuento. Te pido que leas sólo el primer cuento y ya no podrás parar de leer. Confía en mí. Por una serie de situaciones el protagonista de «Fantodio o la enfermedad de los sanos» sufre una mutación. De hombre blanco pasa a mujer negra. Su propia experiencia lo empuja a ponerse en el lugar de la otra, una otra a la que hasta ese momento no había sido capaz de mirar. «Yo sé quién soy» repite a lo largo de la historia, mientras su identidad va transformándose. «Herir a una persona en su dignidad es un crimen», nos lo enseñó Saint-Exupéry. Usar la literatura para poner al victimario en el lugar de su víctima, entroncando con la línea de lo absurdo, me parece brillante. El personaje no puede hacer nada: tiene que ver el mundo desde el lugar de sus víctimas. La justicia poética romperá todas las costuras de su mente. «Fíjese. Usted ya es negra oficialmente. ¿Lo ve? ¿Se da cuenta de todo lo que va a experimentar con su edad y con su color en una sociedad como la nuestra?».
La cosa no se queda ahí. Cada cuento es un paso más hacia el abismo. Cada cuento nos presenta una realidad más cruda, más dolorosa, y nos invita a vivir en la piel de personajes que han sido silenciados durante siglos del mundo de las palabras. Y hay una cosa muy interesante: Mañana se apoya en el erotismo para hablar de planos de la vida que no necesariamente suelen relacionarse con la sexualidad. Lo confirma el texto de la contraportada: «Para Marisa Mañana existe una erótica de la cotidianidad, que no pasa necesariamente por el sexo, porque la sexualidad está presente en cada instante de la vida». Y esa frase, y este libro, serían una perfecta tesis para confirmar la importancia de la construcción identitaria y, de paso, contradecir el discurso normativo que se repite en todos los ámbitos de la sociedad "nadie tiene por qué enterarse cómo se siente cada uno". ¡Qué fáciles salen de la boca las palabras! ¿No? ¡Qué importante, qué extraordinario, que la literatura genere espacios de pensar en identidades de género no binarias! ¡Y qué alivio, queridos, leer este libro, para matizar un poco la hostilidad del mundo!
Algunos cuentos son breves pinceladas de prosa poética, como «A ras del planeta»; otros, son casi relatos de ciencia ficción donde vemos todita la realidad representada. Menciono algunos: «Antiguo régimen», «Ilsa», «Noche de reyes» o el propio cuento que da título al libro. A través de una narrativa que trabaja con acierto la pregunta y la herida, Mañana nos expone una serie de ideas que concatenan perfectamente con nuestras preguntas pero también nos recuerdan que sea cual sea nuestra posición en el entramado social siempre hay una orilla que no hemos observado. «Le gustaría mucho besarla, pero nunca antes había pedido permiso y ahora le da un poco de vergüenza». Pensar en el otro y desde el otro, creo que ésa es la gran invitación de este libro extraordinario.
Voy a detenerme en un cuento que me parece redondísimo: «Cuando los minutos sumen nueve». Un jardinero intenta hacer una foto inolvidable captando el instante de luz azul en la playa. Durante días acude al sitio elegido aguardando ese momento de gloria. Cuando está a punto de conseguirlo, el cuadro se rompe, cuando una oveja asoma de la nada y desordena la escena. Lo que para una es libertad de movimiento para el otro es invasión de un terreno que ha asumido como propio. Es un cuento con un ritmo creciente extraordinario, donde el símil con los espacios públicos como cosa de todos está muy bien planteado; es también una reflexión sobre las ideas recalcitrantes que la xenofobia y el machismo han filtrado en el sentir de los que pasan por la vida con derecho de palco. Y lo más interesante de este cuento es el tratamiento de la atmósfera, del paso de la luz, de la soledad escénica, representación extraordinaria de lo que supone la vida y el control que sobre ella tenemos. Ay, este cuento. Me quedaría horas hablando de él, pero te dejo que lo leas.
Un libro fascinante sobre la búsqueda del lugar en el mundo, y el derecho a encontrarlo.
Avanzamos a través de historias potentes y conocemos una diversidad total de personajes. Tenemos un grupo de mujeres que se resisten a la violencia del mundo imponiendo gestos de rebeldía necesarios —«Brujas»— y fabulosas escenas de amor entre mujeres —«Queloide» tiene una de las escenas lesboeróticas más fabulosa que he leído nunca, con su guiño feminista como fresa del postre—. Hay aquí denuncia de maltrato y abusos sexuales —Leemos en «Ilsa»: «Una niña abandona su escondite cada vez que un hombre y su erección se me acercan»— y también mujeres que contravienen la herencia de sumisión creando con sus propias manos, imponiendo su propio discurso sobre la realidad —«Antiguo régimen» y «Como nosotros» son dos cuentos que nos hablan de racismo y transfobia de una forma nueva, y por eso tienes que leerlos—. Y después también hay fabulosos cuentos sobre el deseo y la imperiosa necesidad de dejarlo crecer en libertad, de propulsarnos desde nuestra pasión al abismo que es toda experiencia, construyéndonos fuera de todo mandato y contra toda moralina —«Tierra estrecha»—. Todos los personajes, y quiero decirlo bien alto, ocupan ese espacio fronterizo donde la identidad no es normativa, y desde ese lugar construyen sus propias vidas.
Hay otra frase de Saint-Exupéry muy popular que señala que el amor nos lleva a mirar junto a ese ser distinto en una misma dirección. Quizá sea la forma más clara y bella en la que alguien ha descrito la lucha social: individuos distintos con un mismo horizonte. Estos cuentos de Marisa Mañana persiguen esa línea y nos invitan a mirar el mundo no desde el otro sino con el otro, destrozar los falsos argumentos que en materia de perspectiva han entorpecido la comunicación y el entendimiento con los demás y afrontar el paisaje como algo a compartir no a conquistar. La luz que nos deja Mañana, a pesar de los muchos infiernos que dibuja, es otra razón para que esta lectura despierte cierta locura ferviente en nosotros. «Mirarás a través del túnel y te encantará: verás la luna».Y no es casualidad que haya mencionado al autor de El Principito ya que, creo, es la fábula más hermosa que se ha escrito jamás (aunque la tengamos muy vista) sobre la soledad a la que nos condenamos por asumir las diferencias como problemas a resolver y no como material de aprendizaje, compostaje extraordinario para sembrar posibilidades. Y sobre eso van también estos cuentos. Que nadie se pierda este libro de fuego y arcoíris.
COMO NOSOTROS
MARISA MAÑANA
MIL MADRES
2022
MARISA MAÑANA
MIL MADRES
2022
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