Minimalismo poético en «Acúfenos», de María Rosa Maldonado (Kriller 71 Ediciones)

La nueva naturaleza de las cosas en la poética magistral de María Rosa Maldonado.


En su Rerum Natura (De la naturaleza de las cosas) el poeta romano Lucrecio indaga en la relación entre el mundo material y el mundo sensible, entre lo científico y lo espiritual, y lo hace partiendo del átomo para llegar al todo. En cuanto ponemos un ojo en Acúfenos de María Rosa Maldonado (Kriller 71 Ediciones) nos sacude la misma mirada minimalista. En el libro de Maldonado, como en Lucrecio, vamos avanzando en una serie de imágenes poéticas que proponen preguntas sobre la relación entre el mundo material y la espiritualidad, el mundo ajeno y el mundo interior, y encontramos fabulosos argumentos refutatorios de las creencias teológicas y una clara exposición de los mecanismos de la naturaleza para sobrevivir. Y el átomo en el centro, formando múltiples realidades. ¡Una lectura hechizante!


El átomo en el centro, formando múltiples realidades.

Acúfenos es un libro brillante que nos ofrece varias lecturas paralelas. A grandes rasgos podríamos decir que supone una exploración de la vida, desde sus orígenes hasta el presente. —El individuo en relación al mundo, el mundo en relación al universo y el universo y el vacío—. «La tierra no pasa dos veces por el mismo lugar del universo», leemos. Quizá en ese verso encontremos la singular semilla de este libro, que es, intuyo, una observación fascinada de la vida. De forma increíble Maldonado relaciona algunas teorías de la física, la biología y la zoología con la historia y el arte, y termina pintando la vida como un gran cuenco donde todas las miradas convergen, y todas aciertan y se equivocan.

Ya desde su título, Acúfeno —ruido o sonido que no tiene su origen en el mundo exterior sino dentro del propio cuerpo— se abre ante nosotros como un cuaderno de meditación. La observación parte del yo para abarcar el mundo, y la naturaleza y sus procesos de preservación son los hilos conductores fundamentales de una reflexión que avanza sin miedo y de forma constante sobre un territorio desconocido. «Lo real es la luz que de ti mismo brota». Quizá el gran mensaje de este libro esté ahí. Lo que sabemos del mundo lo hemos entendido porque algo de ese mundo vive en nosotros. La gran propuesta de estos poemas es entender el carácter heterogéneo de la vida. Asimismo, el contacto con el afuera retuerce o modifica la propia idea que tenemos de nosotros mismos. «Lo que se extiende siempre indescifrable sobre la blanca planicie de la nada», leemos. Maldonado pone en duda todo pilar de certeza y busca su seguridad poética en lo desconocido, como si lo que nos sostuviera fuera la maravilla de lo incierto en lugar de todo aquello que consideramos inamovible. «Saber que eres y no eres la mente / eres y no eres el cuerpo».


Lo que sabemos del mundo lo hemos entendido porque algo de ese mundo vive en nosotros.

Si Lucrecio en su poema gigante pone su mirada sobre la naturaleza desde una perspectiva esencialmente filosófica, Maldonado se inclina por una mirada más amplia, una perspectiva donde lo biológico y lo metafísico parecen otorgarse sentido de forma recíproca. Y una cosa más: es muy interesante la mirada híbrida sobre la historia y el conocimiento. Este rasgo mestizo se ve también expresado a través del lenguaje: encontramos un discurso académico que nos obliga a detenernos constantemente para explorar el sentido profundo de los poemas, que parecen siempre ofrecer dos posibles interpretaciones. Quizá el gran mérito del poema de Lucrecio sea el reconocimiento de la muerte y la posibilidad de salvación a través de ella. También encontramos cierta aceptación de la muerte en la poética de Maldonado; una aceptación que entronca con ciertas teorías hinduistas y budistas y que se materializa en una dulce mirada sobre lo inevitable. «Vivir y morir: esto es lo que hago / es todo y suficiente».



Una cualidad destacable de la estética de este libro es el perfecto equilibrio entre el mundo interior y el afuera, que se ve reflejado en un lenguaje que a veces tiende a lo teórico y lo científico y por momentos alude al sentido íntimo de las cosas. Y pienso ahora que habría que destacar el rasgo multidimensional de la exploración de la voz individual en relación al mundo. Lo que empieza como algo definido se va abriendo y multiplicando sus posibilidades: como un viaje que se inicia en un punto específico pero que admite muchos destinos posibles. Inevitablemente volvemos a aterrizar en la relación átomo-universo. La voz poética analiza las nociones que tiene de la realidad y tiembla ante la idea de que el mundo exista porque la mente lo imagina. «Y yo no se si estoy viva o si soy solo un sueño», leemos. Aquí podríamos hacer un comentario sobre un tema verdaderamente interesante, tan antiguo como relevante para la filosofía: la esencia de las cosas y los nombres que reciben; es decir, las preguntas en torno a la dicotomía conocimiento-creación del mundo. «Cada cosa su signo y en el signo la cosa». Es algo que está muy bien planteado y que confirma el carácter subjetivo de la relación de los individuos con el todo. Maldonado nos invita a repensar nuestra propia visión del afuera, escuchando esos sonidos íntimos que viajan en un sentido distinto a las voces exteriores y que ayudan a comprender mejor el pulso de la vida (y a descomprimir y refutar ciertas ideas heredadas).


La singular semilla de este libro es una observación fascinada de la vida.

No sólo encontramos una búsqueda en torno a lo que va dando lugar a la vida y a la historia en riguroso orden sino, y me animo a pensar que con más empeño, el interés principal está en el desvío: pensar la existencia desde las excepciones que modifican de forma impredecible el rumbo de la historia. Y pienso ahora en los poemas sobre el síndrome de Angelman o los descubrimientos de Marie Curie o Nicola Tesla. «Tanta belleza maría salomea! no estaba dios contigo?» (¡el poema de Curie es de una belleza estremecedora!). La exploración de lo científico transformando el conocimiento también sobre el mundo espiritual es otro de los grandes aciertos de este libro. Y debajo subyace la idea de buscar un entendimiento desde la paz interior, una compenetración con lo externo partiendo de las voces internas. Una lectura, sin posibilidad de error en el aquí y ahora. «No habrá error en la lectura / si miras con tus propios ojos». En ese sentido, en Maldonado la exploración cala más hondo que en Lucrecio, porque hay duda. A través de la exploración de las muchas voces científicas la voz poética se descubre inquieta y busca en lo sobrenatural la calma para asimilar aquello que no entiende. Este rasgo, junto con la observación perpleja de la naturaleza, dan como resultado un conjunto de poemas que nos explican a la vez que nos contradicen, que exploran la simiente de la vida y el lenguaje y nos invitan a maravillarnos con lo que habita fuera de lo nombrado. «Hay más átomos en cada uno de tus ojos / que estrellas en todas las galaxias del universo conocido».

La muerte, la violencia salvaje de la naturaleza y el carácter cambiante e impredecible de la vida son algunas de las ideas que sostienen en pie un poemario extraordinario, donde el riesgo existe en explicar lo pequeño, indagar en ese momento en que la radícula abandona el cascarón —«lo que aparece y no puede entenderse»— y transforma el paisaje. En este libro fascinante, percibimos una reivindicación de la poética peryphysea, donde la intención didáctica cede frente a la duda y nos plantea la vida con su cualidad contradictoria, insondable y a la vez extraordinaria. Un viaje estimulante y sensacional que te invito a no perderte.


ACÚFENOS
MARÍA ROSA MALDONADO
KRILLER 71 EDICIONES
2022

0 Comentarios