«Blanca Luz Brum-. Una conversación, seis postales y una vida», de Miguel Albero (Zut Ediciones)

La biografía de una mujer siempre extranjera que supo encontrar su propia voz levantándose contra el mundo.

Reseña de «Blanca Luz Brum. Una conversación, seis postales y una vida» de Miguel Albero (Ediciones Zut)

«No te equivoques, soy yo la que te elige y no al revés». Con gracia pero también con la investigación rigurosa que le caracteriza Miguel Albero emprende en su ensayo Blanca Luz Brum. Una conversación, seis postales y una vida (Zut Ediciones) un nuevo desafío: recuperar la memoria de un personaje que atraviesa la historia de la vanguardia latinoamericana y que ha pasado casi desapercibido. De Blanca Luz Brum se ha escrito mucho pero con poca intensión de reivindicación, más bien con el deseo de mantenerla o empujarla más hacia las sombras, nos cuenta Albero. En este ensayo, por tanto, se propone recorrer toda su vida y contradecir o al menos cuestionar aquellas afirmaciones prejuiciosas y comentarios denostativos en torno a su figura.


Un personaje que atraviesa la historia de la vanguardia latinoamericana y que ha pasado casi desapercibido.

La vida de Blanca Luz Brum fue un constante descoloque y su narración una acumulación de malentendidos (algunos construidos de forma deliberada) que no le han hecho justicia. El relato de Albero comienza dando cuenta de una tergiversación importante: se cuenta que Blanca Luz fue raptada de un convento por un poeta. Falso. El poeta Juan Parra del Riego ayudó a Blanca Luz a fugarse de un colegio de monjas. Sin embargo, el relato debe contarse bien para que no sea olvidado, y eso ya lo sabía ella. Y tal vez por eso decidió dibujar la memoria de esos días de este modo. Dice Albero que ella corrige la realidad «para que esa realidad chata, con notable querencia al gris perla, se acomode obligada a su ambición, una ambición tan luminosa como su propio nombre, rayana casi en el deslumbramiento. Cegadora». En esa alteración de lo real, Blanca empieza por su propio nombre: cambiando su apellido Blum al patricio apelativo con el que la conocemos. Porque «si vas a alterar la realidad, por qué no empezar con tu propio nombre».

Para reconstruir la memoria de Blanca Luz Brum Miguel Albero se basa en seis postales, fotografías que revelan momentos significativos en su vida y que ha tomado de la biografía escrita por Alberto Piñeyro, Blanca Luz Brum, una vida de fronteras. Partiendo de esas imágenes, Albero articula la vida del personaje, intentando ofrecer una visión limpia, no romantizada pero tampoco empañada de prejuicios, y nos va contando la historia como una secuencia de imágenes cinematográficas. Atravesamos así junto a Blanca Luz la frontera, y experimentamos la desolación y, sobre todo, las ansias de una vida distinta. La fuerza del personaje se percibe en estas páginas de forma increíble, porque Albero ha sabido tomar su voz y explicarnos que la razón del olvido es también la semilla de su victoria: su ambición, eso que al mundo le da tanto miedo, sobre todo cuando quien la experimenta y pone en práctica es una mujer, una mujer como Blanca Luz Brum.


Reseña de «Blanca Luz Brum. Una conversación, seis postales y una vida» de Miguel Albero (Ediciones Zut)

La vida de Blanca Luz Brum estuvo marcada por un sueño: vivir intensamente, superar toda posible existencia precaria, reconstruirse a sí misma contra todas las expectativas. Y eso hizo. Siempre temeraria, incluso se atrevió a abandonar su tierra con lo mínimo. «Abandona su país hacia lo desconocido, con un niño pequeño y esa determinación como único equipaje para facturar». Esa determinación la llevará a codearse con lo mejor de la vanguardia latinoamericana y conseguirá que el mismísimo Mariátegui se fije en ella. «Probablemente porque yo soy un exaltado, yo amo sobre todo su exaltación», afirmaría el autor de 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana. Y es que Blanca Luz, dice Albero, estará siempre en el lugar preciso, siempre donde la revolución y las ideas novedosas. Y aunque sobre el final de su vida torcerá un poco el rumbo y comenzará a relacionarse con personas poderosas, su empeño por hacer las cosas de una manera distinta continuará intacto, y siempre fiel a la descripción que hiciera de ella misma: «Yo acostumbro a tirar piedras a los pájaros, y a escupir en los zapatos lustrados. Déjame desconocida, pero bastante odiada y envidiada».

¿Cómo sobrevivir a la extrañeza y al desamparo de la intemperie del apátrida? ¿Cómo aguantar en un mundo que por mucho que te esfuerces insiste en ningunearte? Quizás sean éstas las preguntas que llevaron a Miguel Albero a interesarse por este personaje. En su obra la pregunta sobre la identidad y sobre los mecanismos de supervivencia —que siempre obligan al personaje a darle la vuelta a las cosas— avanzan sobre una escritura fluida y cercana, pero siempre honda. Hay un interés de entender cómo funciona la vida, cómo nos relacionamos, por qué algunas biografías importan más que otras y un trabajo siempre dedicado a los que no aparecen en cartelera —y estoy pensando en sus libros anteriores donde lectores, ladrones de libros y fracasados ocupan el plano principal de la escena bibliográfica—. Aquí, una mujer olvidada cuya biografía podría darnos pistas de los acontecimientos más importantes del siglo XX en Latinoamérica. Un ensayo donde la soledad y la sensación de ser la única que puede salvarte es algo que está muy presente. Blanca Luz, su propia luz. Y me gusta que Albero insinúe que sin esa rabia y cierto desprecio por el mundo de los otros probablemente no habría conseguido sobreponerse a la tristeza y la desolación que tantas experiencias brutales habrían agujereado en su psique. «Nada mejor que el resentimiento para evitar la nostalgia».


Sin esa rabia y cierto desprecio por el mundo de los otros probablemente no habría conseguido sobreponerse a la tristeza y la desolación.

Una vida ya complicada de por sí se catapultó más al abismo de las sombras por los prejuicios, por la mirada rigurosa de una época brutal y moralista. Bajo el apodo de "colchón de América" —insinuación que intentaba mostrarla como una mujer libertina, como si hubiera algo de malo en ello— fueron opacando todo esfuerzo de Blanca Luz por ganarse un lugar en la historia. Pero su luz era demasiado intensa, y no consiguieron apagarle del todo la esperanza. Dice Albero algo muy importante «Si fuera hombre hablaríamos de sus hazañas sexuales» y continúa, refiriéndose a este apodo, «es la expresión que usa quien quiere descalificarla. Allá ellos». Lo más lamentable es que estas críticas no venían sólo del mundo de los hombres —aunque en aquellos años todo el mundo era de los hombres—, muchas contemporáneas criticaron cruelmente a Blanca Luz. Y esto es importante porque nos permite entender la hondura del discurso patriarcal, donde desde pequeñas se nos educa para ver a las demás mujeres como rivales a vencer, personas con quienes medirnos en lugar de potenciales aliadas contra el odio del mundo. Brum era una mujer peligrosa; ponía patas arriba todas las enseñanzas y «no se manifiesta por la libertad sexual sino que es sexualmente libre». No necesitaba que validaran su estilo de vida, salía a la calle y al mundo y construía su propia teoría sobre cómo vivir. Entre las muchas anécdotas que comparte Albero hay una que me parece brutal: cuando Pablo Neruda se inventó un delirante encuentro sexual con Blanca Luz, y que ella misma tuvo que desmentir más tarde. Cosas así durante toda su vida, no me imagino su cansancio. Y esto de Albero es genial: «Igual si las memorias las hubiera titulado 'Confieso que he bebido', como decía Michi Panero que debía titular las suyas, en lugar de 'Confieso que he vivido', Neruda habría sido más sincero y menos fantasma».

Y pongo esta cita porque, además de hacerme muchísima gracia, me parece que viene perfecta para entender el sello «Albero», donde siempre hay una reflexión aferrada a una chispa de humor —o puñada debería decir tal vez—, un recurso a través del cual nos abre la guardia y nos invita a pensar mejor el mundo. Y en este ensayo fascinante encontramos, así como una rigurosa biografía de Blanca Luz Brum, muchísimos fragmentos inteligentes y humorísticos que podemos extrapolar a nuestra vida para buscar nuevas respuestas para las mismas preguntas de toda la vida. Pero lo que más me ha fascinado es el hilo que tensa todo el relato. Albero se aferra a ese descoloque que decíamos al principio, esa extrañeza siempre presente en la vida de Blanca Luz, para tratar desde ahí comprender la semilla de su ambición, y también, de su miedo. Dice: «siempre será mujer y siempre será extranjera, hasta en su propio país o sobre todo en él». Este ensayo es una defensa maravillosa sobre este personaje inaudito atravesado (y que atraviesa) por la geografía Latinoamérica pero también una invitación al extrañamiento y a la búsqueda de un camino vital donde siempre seamos desertores de la buena moral. «Si quisiéramos contar el siglo XX latinoamericano y nos inventáramos un personaje que la recorre, estando allí donde hay que estar, Blanca Luz sería el personaje perfecto de ficción». ¡Ojalá vivir con esa pasión: con la de Blanca, pero también con la de Albero cuando escribe!


Reseña de «Blanca Luz Brum. Una conversación, seis postales y una vida» de Miguel Albero (Ediciones Zut)

BLANCA LUZ BRUM.
UNA CONVERSACIÓN, SEIS POSTALES Y UNA VIDA

MIGUEL ALBERO
ZUT EDICIONES
2022

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