«En esa época», de Sergio Bizzio (Blatt & Ríos)

«Los hombres al mando del coronel Godoy empezaron el trabajo llenos de vigor». Una zanja que sirviera de frontera para proteger los parajes de la ocupación. De Trenque-Lauquen a Italó. De Buenos Aires a Córdoba. Los militares del nuevo estado argentino tenían como misión trazar una línea gruesa en los territorios anexados a los nativos. El objetivo era impedir el encuentro bélico con éstos a través de un gran canal cerca de las zonas en las que los nativos hacían pastorear a su ganado antes de los malones. Eran espacios con aguadas y pasturas. Sitios estratégicos. La historia argentina ha tenido muchísimos hitos, la Zanja de Alsina es uno de ellos. Y Sergio Bizzio en su libro En esa época (Blatt y Ríos) construye sobre ella una historia impensable, realista y fantástica al mismo tiempo. Al entrar en esta novela nos sentimos dentro de una película de Lisandro Alonso. Disfrute asegurado para los amantes de las tramas enrevesadas con algún ingrediente histórico bien formulado.

Después de diezmar el territorio de los nativos —ranqueles, araucanos y pampas— en el interior del vasto territorio de la recién fundada nación Argentina, el estado desarrolló un plan para impedir ser tratados de la misma forma. Aunque quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón, el propio ladrón intenta cuidarse de los demás ladrones. El gran proyecto fue la Zanja de Alsina, una especie de fosa que rodeaba el territorio tomado por las tropas del gobierno, para impedir el maloneo y dificultar el paso con el ganado robado, una «muralla china invertida». En ese escenario nos sitúa Bizzio. En el cuerpo de militares, mal comidos, mal pagados, que deben llevar a cabo esta hazaña, en un territorio casi desértico que linda con la pampa bonaerense. En esta travesía están cuando desentierran una cosa rara y luminosa del corazón de la tierra. No tendría nada de extravagante la historia si se ambientara en el futuro y apareciera eso mismo, un platillo volador, pero en este contexto histórico rudimentario sí impacta, porque incorpora un elemento que desentona totalmente con el ritmo y rompe los cueros del relato. Es impresionante la forma en la que un relato realista de pronto adquiere proporciones marcianas y fantasiosas, pero sin despegarse del todo de ese realismo.

Sergio Bizzio tiene fama de retorcer la realidad hasta extraer de ella lo insospechado. Este libro confirma esa idea. En En esa época incorpora al territorio del realismo elementos vanguardistas. Cuando comenzamos la lectura entramos de lleno en un relato de corte costumbrista pero de pronto la línea argumental es atravesada por una situación extravagante, que pone patas arriba el realismo. Me parece deslumbrante el modo en que Bizzio nos atrapa y luego nos sorprende. Nos plantea una historia de pasado futurista, un territorio que personalmente me apasiona mucho más que el futuro en sí y mucho más que el presente realista. Un tipo de trabajo con el tiempo del relato que me parece que todavía ha sido poco explorado en el mundo de la literatura, y que sí está muy presente en los relatos del mundo del videojuego y del cine de ciencia ficción.

La historia nos presenta a un pelotón de soldados al mando del coronel Godoy que están trabajando en la zanja. Comienzan con entusiasmo pero según pasan los días se dan cuenta de que el trabajo es mucho más complicado de lo que creían y esto comienza a torcer su esperanza. «No se trataba sólo de cavar un foso ("zanja", decían) sino un determinado foso», leemos. El objetivo es darle una buena profundidad para que los nativos encontraran serias dificultades para avanzar, que no pudieran hacerlo a toda velocidad, como acostumbraban hacerlo en los malones. «Era una obra de verdad, una obra seria, una zanja de ingeniería». Lo que les aguarda es un hallazgo extraño: un platillo volador enterrado en medio del desierto pampeano.

Ese cambio rotundo en el ánimo de los soldados es una de las primeras cosas que tuerce el hilo del relato. Un imprevisto con el que los que están al mando no contaban. «La tierra parecía más dura y más pesada». Abandonar a sus familias, quizá para siempre, arriesgar la vida en una empresa que parece desquiciante pone a los hombres en un estado de cierta desidia, pero ya no pueden abandonar. Y por qué me quedo en esto. Tengo la sensación de que Bizzio usa este elemento para provocar el punto de amarre de la fantasía dentro del realismo. Se justifica la aparición del platillo volador y todo lo que viene después con esa desesperación, porque ¿qué no es capaz de ver una persona en un estado de amargura o desesperación? De este modo, las mentes y los cuerpos agotados pudieran colaborar con la aparición de un delirio colectivo. Una forma, supongo de darnos argumentos realistas que justifiquen lo fantástico. Una forma de atraernos a todos los lectores: crédulos e incrédulos. Un juego narrativo muy inteligente.

El viaje, sin embargo, no se detiene. Y desde el impacto de lo fantástico todo comienza a tornarse más y más complejo. Entramos de lleno en los pensamientos de los personajes a través de su choque con la realidad. «El asombro era tan grande que incluso Miranda y su madre, contagiados, dejaron de hacerse arrumacos para contemplarla como por primera vez». Este viraje de la trama es sorprendente porque nos permite captar la atmósfera. Y por eso decía que es como una peli de Alonso, porque al igual que pasa con este fascinante director de cine, Bizzio consigue torcer las costuras de la realidad sin despegarse del todo de ella. Y sostener en tensión estos dos mundos sin perder el rumbo —sin terminar en un territorio peliagudo donde lo absurdo termina tomando el control porque la pericia narrativa se queda atrás— nos permite reconocer a un narrador nato, juguetón y perspicaz. Aunque es lo primero que leo de Bizzio estoy convencida de que no será lo último.

El proceso de colonización en Argentina sin duda fue brutalmente surrealista, por eso no resulta extraño este relato, por eso, quizá sea el relato que mejor nos explique. El choque entre culturas es el realismo, y el plato volador entra como un elemento que corta de cuajo la tensión y avisa de un peligro externo. Y haciendo una lectura un poco dislocada, me atrevo a pensar que no existe otra manera de entender nuestra historia que combinando elementos absurdos con los propios hitos, porque en ese mestizaje de sueño y realidad está nuestra identidad, y la pregunta de lo que somos. La falta de perspectiva de aquellos años, la falta de comprensión de la tierra y la adaptación de ideas coloniales en el propio territorio fueron detonantes de la construcción de un país que estaría roto para siempre. Y me parece que este libro nos permite abordar este asunto de una manera distinta.

En esa época, sin embargo, no es una novela pretenciosa, quizá ni siquiera haya un intento reflexivo en su composición: leemos lo que queremos, dicen los que saben. Por eso, al margen de todas estas cuestiones, técnicas e historicistas, pienso que es una bella historia para cualquier amante de los buenos libros. El relato de un conjunto de personajes que, aunque se encuentran enmarcados en un contexto histórico y nacional, son mucho más que eso, y se encuentran muy bien trabajados. Es, en definitiva, una novela interesante y divertida, donde la aparición de la magia pone en ridículo las expectativas humanas, siempre ajenas a la vida. Una novela preciosa que nos invita a acercarnos a la obra de un escritor sumamente interesante.

EN ESA ÉPOCA
SERGIO BIZZIO
BLATT & RÍOS
2022