«Un reino oscuro», de Alejandro Hermosilla (Jekill & Jill)

Después de «El jardinero», Hermosilla nos abre las puertas de su reino, en una novela barroca fascinante.

«Un reino oscuro», de Alejandro Hermosilla (Jekyll & Jill)

Una de las cosas más interesantes de la lectura crítica es intentar responder a la pregunta de cómo se escriben los libros. En ocasiones podemos llegar con un poco de trabajo a dilucidar los senderos tomados por el artista, pero con otras obras el trabajo se vuelve imposible. A este segundo grupo pertenecen los libros de Alejandro Hermosilla. Su novela Un reino oscuro (Jekyll & JIll) tiene el delirante barroquismo de las grandes obras, donde los personajes están vivos y tienes la sensación de que en cualquier momento vas a cruzarte con ellos pero, sin embargo, se nota un trabajo de composición donde hay cierto hermetismo, por el que te resulta difícil llegar a desentrañar su edificación. Y esto, creo, es lo que vuelve a sus novelas fascinantes. Esta novela sin duda lo es. Oscura y bella. Salvaje y delicada.


«Un reino oscuro» tiene el delirante barroquismo de las grandes obras.

Empecemos por el principio. Aunque nos enseñan a no juzgar los libros por sus portadas ( y quieren decir por la imagen de la cubierta) con Jekyll & Jill más nos vale prestar atención a esa primera imagen. Definitivamente si hiciéramos un concurso para determinar las mejores cubiertas del momento, la editorial de Víctor Gomollón ganaría por goleada. La capacidad para encerrar el sentido de cada obra y a la vez sostener el misterio sobre ella (que es, desde mi punto de vista, lo que debería buscarse en la imagen de cubierta, para atraer al lector sin contarle todo) es increíble. Un cisne negro con las alas semiextendidas, preparado para defenderse, y elevándose desde una montaña de cráneos humanos sobre un fondo dorado. Brutal. Es una imagen que no se nos quitará de la cabeza mientras avancemos por los senderos oscuros del bosque de Hermosilla. El cisne como símbolo de la monarquía pero también, cuando avancemos bastante en la lectura lo entenderemos, para destacar una de las subtramas más interesantes de la novela. Partiendo de la base, su imagen de cubierta, este libro nos entra por los ojos. Es imposible resistirse a esta imagen. Empezamos bien: oscuridad, monarquía y subtramas. Tres elementos que Hermosilla sabe combinar a la perfección.

Después de Brujas (Balduque) y El jardinero (Jekyll & Jill) Alejandro Hermosilla vuelve para mostrarnos su reino literario más vivo que nunca, y más oscuro, si se podía. En esta novela acompañamos a un par de arquitectos (padre e hijo) a internarse en los bosques oscuros, donde viven cuatro clientes adinerados y de alta alcurnia cultural. Aquí tenemos el primer gran acierto del libro: los personajes principales son nebulosos, no llegamos a conocerlos. Están ahí para conducirnos de la mano hacia los verdaderos protagonistas que son un conjunto de personajes peculiares, con vidas peculiares y cierta tendencia a la fabulación. Pero sobre estos arquitectos no sabremos nada: sólo que viven en el pueblo y se internan en los bosques para trabajar. Y sabremos también que cada vez se ven más hipnotizados por la atmósfera de los bosques, y cada vez se sienten menos parte del mundo, más espectadores de las vidas fascinantes de los personajes que habitan ese bosque impenetrable. ¿A qué nos suena? Es difícil no pensar en ellos como en nosotros mismos, lectores fascinados por las palabras y los universos retorcidos.


«Un reino oscuro», de Alejandro Hermosilla (Jekyll & Jill)
«Un reino oscuro», de Alejandro Hermosilla (Jekyll & Jill)

«Dejó dicho Isidore Ducasse, Conde de Lautréamont, que no existe un reino más poderoso sobre la tierra que el cementerio, porque tanto los hermanos inseparables como los enemigos eternos caminan unidos por sus galerías y pasadizos». El punto de partida de Un reino oscuro es magistral. Hermosilla nos introduce de lleno en la atmósfera de su libro, que es un paraje donde la neblina difumina los contornos de las cosas, y donde los personajes parecen haberse quedado atrapados en el tiempo. Como si de pronto cobraran vida los inquilinos de las bóvedas de un cementerio.

Un paisajista, un duque, un escritor y un músico retirado son los personajes que articulan el relato, y los arquitectos, espectadores que asisten a las narraciones, que se internan en el pasado y en las manías de estos exóticos personajes. Y aquí viene otro aspecto que me fascina de la escritura de Hermosilla: los saltos temporales y la relación que se establece entre los personajes es redonda, y otorga fluidez a todo el texto. No exige de nosotros que empaticemos con ellos, porque no se ocultan sus vilezas: son individuos desagradables y despóticos. El interés de la lectura hace pie entonces en el curso de los acontecimientos. Conseguir mantenernos atentos sin pretender la empatía creo que es algo muy característico de la escritura de Hermosilla, y que vuelve extrañas y hermosas sus novelas.

Y seguimos internándonos en la oscuridad, conociendo a estos extravagantes personajes, que van narrando a los arquitectos los sinsabores de sus vidas, sus pasados oscuros, que pueden servirnos para explicar la soledad ártica que los rodea, la necesidad de ocultarse en los bosques oscuros, pero seguimos sin empatizar con ellos. No nos gustan. No queremos ser como ellos. Esa oscuridad nos atrae pero también nos deja un poso de tristeza. Y pienso ahora en el escritor, que mide su voluntad vital a través del dolor. Leemos: «Padecer era el único modo que tenía de saber con certeza si estaba vivo y no había sido asesinado por el jardinero o por uno de sus perversos criados mientras dormía». Así de retorcida es toda la escritura de Hermosilla, que nos hace dudar de todo, y nos interna en un bosque del que sabemos no podremos volver siendo las mismas personas. Su escritura barroca. Decía antes lo del barroquismo porque hay un interés por mostrar lo peliagudo de la vida, la parte sombría, la mancha de al experiencia vital, la mezquindad humana, a la que se suma el uso de un lenguaje ornamentado y donde aparecen figuras retóricas anuladas totalmente por la literatura contemporánea, como la perífrasis, que bien usadas (como lo demuestra Hermosilla) pueden enriquecer muchísimo el texto. Es asombroso el alto riesgo que asume Hermosilla al atreverse con un texto así. Pero más sorprendente que consiga bordear todos los riscos del camino para conseguir montar un reino tan hipnótico, sostenido siempre por el lenguaje.


Hermosilla nos interna en un bosque del que sabemos no podremos volver siendo las mismas personas

El tercer aspecto que me gustaría señalar es la flexibilidad de estilo. La narrativa de Hermosilla nos enfrenta a un tipo de lenguaje al que no estamos acostumbrados, donde lo barroco y los tejemanejes de los períodos monárquicos también se ven reflejados en el lenguaje, y esto es algo que personalmente me resulta estimulante. Además en Un reino oscuro encontramos textos solapados al propio relato que podrían leerse como reflexiones que son verdaderas críticas a las monarquías, y donde cabe también la pregunta de por qué este tipo de "gobiernos" han tenido tan buena publicidad o han conseguido acaparar toda la atención del pueblo, siendo enemigos del pueblo. Emperadores, reyes, escritores vinculados a la realeza, Hermosilla indaga en esas relaciones de poder que han ido formando a un tipo de intelectual al servicio del poder. También nos permite muchas preguntas en torno al arte y al compromiso de los artistas e intelectuales con su tiempo. Por eso, aunque por el lenguaje y el tipo de relato podríamos pensar en una historia del siglo XVII, en verdad es totalmente contemporánea, o podría servirnos para pensar cuestiones importantes también de nuestro tiempo.

Pero, las cosas como son, más allá de las reflexiones que pueden dispararse a través de la lectura, y de las cuestiones técnicas vinculadas a la escritura, Un reino oscuro es ante todo una aventura fascinante, por eso y sólo por eso ya debería leerla todo el mundo. No hay nada más hermoso que entrar en un libro deseando quedarte en él para siempre. Creo que eso nos pasará a muchas de las personas que nos internemos en este bosque.

Un reino oscuro es una novela de atmósfera, que te invade y, una vez terminada la lectura, sigue ahí, rodeándote, y te obliga a mirar por la ventana, por si ha entrado en tu patio otra vez el jardinero. Un libro que no gustará a los que buscan lecturas livianas pero que enamorará a los que ya hayan quedado enloquecidos con su novela anterior, El jardinero, esos que saben que a los libros se llega para que cambie algo y que leer por leer es una cosa aburridísima. Leer a Hermosilla es internarse en una nueva forma de mirar el mundo. La densidad de su escritura es como un bosque oscuro habitado por personajes inolvidables. Una experiencia fabulosa para los que creemos en la literatura como casa. ¡No se lo pierdan!


«Un reino oscuro», de Alejandro Hermosilla (Jekyll & Jill)
UN REINO OSCURO
ALEJANDRO HERMOSILLA
JEKILL & JILL
2022

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