«Todo lo que aprendimos de las películas», de María José Navia (Páginas de Espuma)

Los cuentos inolvidables de María José Navia.

Reseña de «Todo lo que aprendimos de las películas» de María José Navia (Páginas de Espuma)
Finalista del Premio Ribera del Duero

«Me angustia caminar y sentir el mundo desfigurarse». Las películas pueden enseñarnos mucho de la vida. También, a veces, es la vida la que nos explica lo que vimos en alguna película. Este viaje de sentido de ida y vuelta es el que nos ofrece María José Navia en su libro Todo lo que aprendimos de las películas (Páginas de Espuma). Encontramos aquí un conjunto de cuentos en torno a una serie de personajes rotos que miran la vida, tratan de entenderla, intentan seguir adelante. Un libro que en algún sentido me ha parecido más esperanzador que los anteriores de Navia, y en el que he encontrado lo que más me fascina de sus cuentos: un lenguaje cercano con giros poéticos que te sorprenden y que ayudan a sostener en alto el ritmo y la atmósfera. Que nadie se lo pierda.


Un lenguaje cercano con giros poéticos que te sorprenden y que ayudan a sostener en alto el ritmo y la atmósfera.

Todo lo que aprendimos de las películas nos presenta historias de gente a la que le pasan cosas que podrían pasarnos a nosotras, pero narradas en historias sumamente atrapantes. El gran talento de una cuentista está ahí: en saber detener el tiempo preciso de un personaje y mostrar su realidad con precisión y cierto valor artístico. Y con qué genialidad lo consigue Navia. He leído sus libros anteriores con la sensación de querer quedarme ahí para siempre. En su nuevo libro, vuelvo a ella con esa admiración y vuelve a asombrarme su genialidad, el bello equilibrio entre lo técnico y lo pulsivo que ofrecen sus cuentos. Encontramos aquí historias donde a los personajes la vista se les achica, el universo conocido de pronto se les vuelve extraño y la soledad es un eco enorme a la infancia. Todos ellos comparten algo hermoso: las películas suponen una compañía al otorgar esa luz que a veces la vida no les ofrece.

Muchas películas comienzan con el cumplimiento de un sueño: tener por fin una casa propia. Y así comienza uno de los cuentos más interesantes de este libro. «Dependencias». «Era perfecta. Un lugar lleno de luz, con un patio verde». Otras películas nos muestran las muchas tonterías que los humanos somos capaces de hacer por amor. La protagonista de «Mal de ojo» alivia su soledad soñando con un hombre al que conoció en la clínica. «Quiero decirle a Mauricio que fantaseo con su compañía. Que en mi cabeza le hablo a veces y le cuento cosas que no le digo a nadie más». Y hay otras que nos llevan al hueco del trauma de un personaje, sacudiéndonos de raíz. Y eso también sucede con cuentos como «Sirena» o «Calima». «Creo que no sabría decir cuánto duele. La forma en que me quedé como la última hablante de un idioma privado». Todos los personajes que se asoman a estas páginas han aprendido algo de las películas, algo que les ha servido para enfrentar la vida, o para volverla menos difícil. Y estoy convencida de que leer este libro también nos brinda esa promesa.


«Todo lo que aprendimos de las películas» de María José Navia (Páginas de Espuma)
Los cuentos de María José Navia

Pero en las películas las cosas no siempre salen como esperamos. Y en esto se parecen a la vida. Sin embargo, las historias nos permiten imaginar que hay otras formas de vivir que no estamos siendo capaces de ver, y por eso no hay nada más inspirador que una buena historia. «Diana piensa que la vida sería más simple si las personas pudieran completarse sin dar tantas explicaciones». A muchas de nosotras, como a las protagonistas de estos cuentos, nos gusta «ver a los personajes transformarse», porque en sus cambios está la semilla a toda transformación: la vida es todavía posible, parecemos leer entre líneas, o entre fotogramas. Y al leer estos cuentos la grisura de la vida se vuelve tornasolada, y cierta ilusión del pasado nos redime y nos anima a recomponernos. En definitiva, en la narrativa de Navia es fácil perderse para poder encontrarse.

Los cuentos de María José Navia se caracterizan por tratar siempre temas importantes desde una perspectiva íntima. Los lazos de sangre, la amistad, la maternidad, el duelo, son algunos de los temas que atraviesan este libro. En el estilo concreto y minimalista podemos encontrarnos, sobre todo porque tanto los elementos extraños como los giros narrativos nos mantienen totalmente expectantes. Pero hay algo más: el pulso de la narración se asemeja mucho a la briosa narrativa que exige el cine. Encontramos así planos que se superponen, miradas que comienzan en un punto de la escena y van ampliándose hasta mostrarnos el todo, diálogos que se interrumpen, voces narradoras que se adelantan a los hechos... Y en ese sentido creo que es un libro magistral, que presenta un excelente equilibrio entre estructura y fondo.


Los cuentos de María José Navia se caracterizan por tratar siempre temas importantes desde una perspectiva íntima.

Hay una cosa nueva que he encontrado en este libro, y que lo aleja un poco de los anteriores de Navia. En Una música futura la ciencia ficción le sirvió a la autora para plasmar preguntas urgentes sobre nuestra relación con la tecnología, incorporando lo extraño desde el propio género. En ese libro hay una luz tenue que se encuentra arraigada en las posibilidades del futuro. En Lugar —y tengo que decir que es uno de mis libros de cuentos favoritos de los últimos años— hay una profundización en los mecanismos de amor y odio de las relaciones humanas, y la luz está en el presente. En Todo lo que aprendimos de las películas el tratamiento de la luz es desde su vínculo con la memoria. En cierta medida, podríamos decir que es un libro sobre los mecanismos de la memoria y el importante papel que tienen en ellos los libros y las películas (la ficción).

Siguiendo en esa línea hay que señalar que casi todos los personajes se encuentran en un momento de madurez. Esto les permite mirar el mundo y la realidad desde una perspectiva menos dramática pero intentando salvar algo del fuego, poder recordar con más amabilidad, para no sentirse tan solos, tan perdidos. Y esto me parece sumamente interesante. Y hay, en ese sentido, un empeño más profundo en tratar temas como el perdón, el dejar ir, la superación de las experiencias traumáticas —«Sacar la lengua», «Escenas borradas» y «Calima»— y de construir presente sin desligarlo totalmente del pasado. «Hay un momento en que ya no queremos echarle la culpa a nadie y el futuro se mira con un poco menos de miedo».

La luz en los cuentos de Navia no es esa cosa empalagosa que intentan encajarnos en estos tiempos de selfies, es luz cierta, con su poco de melancolía y su poco de ilusión. «El cielo está gris, pero dicen que eso no debiera preocuparme», leemos. En estas historias la vida puede terminarse en cualquier momento pero no se detiene. Los personajes siguen insistiendo en sus sueños, pensándose, añorando. Y aunque hay algunos que intentan no enfrentarse a la herida: «El terror de que ese silencio me enfrentara a cosas que no quería pensar», otros están dispuestos a remar más fuerte con tal de avanzar, como han visto que hacen los protas de sus películas favoritas. Pero en las películas a veces las cosas no salen bien. Y en eso se parecen a la vida. Y en eso nos enseñan de la vida. Como la lectura de estos cuentos puede enseñarnos a abrir los ojos, a apreciar mejor la belleza, pero siempre sabiendo que el cuco aguarda, y con él, la muerte. Ay, y sin embargo, «el recuerdo es la luz que no se apaga. Esa suerte».


Libro de María José Navia en Páginas de Espuma

TODO LO QUE APRENDIMOS DE LAS PELÍCULAS
MARÍA JOSÉ NAVIA
PÁGINAS DE ESPUMA
2022

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