«Yeguas exhaustas», de Bibiana Collado Cabrera (Pepitas de Calabaza)

Una novela brutal sobre la herida de la herencia.

Reseña de «Yeguas exhaustas», de Bibiana Collado Cabrera (Pepitas de Calabaza)

Pensar la sociedad desde el origen. Esto es lo que se propone Bibiana Collado en su libro Yeguas exhaustas (Pepitas de Calabaza), que puede leerse como una novela ensayística, en cuanto a que pese a que nos propone una ficción bien determinada intenta reflexionar sobre algunos asuntos importantes de nuestra época. Las diferencias de clase, la discriminación étnica, el progreso, el deseo y la vergüenza, son algunos de los asuntos que la autora trabaja con genialidad a través de una historia que nos atrapa desde el primer momento.


Una historia que nos atrapa desde el primer momento

En los últimos años el peso de lo autobiográfico ha destapado todas las discusiones en torno a la escritura. Los lectores (y escritores) se dividieron entre los que consideran que lo personal no tiene cabida en la escritura —porque contar el yo no es contar el nosotros— y los que afrontaron una escritura desnuda considerando que todo discurso íntimo puede convertirse en un discurso colectivo —porque lo colectivo se conforma de muchísimas subjetividades—. En este último grupo se encuentra este libro de Bibiana Collado Cabrera. La autora consigue incorporar a la historia elementos de su propia experiencia pero sin hacer un discurso narcisista, sino más bien pensando en que las individualidades conforman lo social, y que sólo pensando en la propia experiencia seremos capaces de entender hasta qué punto el discurso colectivo tiene respuestas a nuestra búsqueda íntima. Trabajando con un tono cercano, donde lo ficcional está en primer plano, Collado construye un discurso intimista que apela a la elaboración de un pensamiento que nos describe a todos y a todas. Un libro que me ha parecido extraordinario principalmente en esta reflexión en torno a las posibilidades de la autoficción.

La pregunta sobre el origen y los caminos subterfugios que va trazando nuestra procedencia —a veces de una forma interior, a veces de una forma externa— está en el centro de este libro. «Mi vida ha estado cuajada de escenas que me han devuelto una y otra vez a la pregunta sobre el origen», leemos. La historia nos presenta a Triz, una joven nacida en un pueblo rural de Andalucía que se ha recibido de filóloga y vive con Pedro, un hombre algo mayor con quien mantiene una relación tremenda para ella. Pedro está lleno de rabia y de frustración y proyecta toda su angustia en Triz, despreciándola siempre que encuentra la ocasión y apropiándose de su mundo para conseguir un control absoluto sobre ella. la trata con desprecio y violencia. Una relación tóxica que la lleva a ella a ahogarse en su propia tristeza permitiendo que sus miedos se hagan con el control de sus actos y pensamientos. Es imposible no empatizar con el personaje, quienes hayamos vivido algo así en carne propia, y quienes no. Collado consigue mostrarnos los mecanismos dinameteros de este tipo de relaciones, que llevan a quien las sufre a una actitud de encierro y de odio personal tremendo. Y así le ocurre a Triz. Y éste es el elemento que dirige el discurso de la obra. La narración podría definirse como el viaje interior de este personaje. Un viaje que va desde el descubrimiento y la aceptación de su trauma, a la reconstrucción del amor propio. Un viaje que le va a exigir una exploración dolorosa pero que le permitirá a su vez establecer un nuevo vínculo entre su pasado y su presente. Reconstruir los hilos de su historia para apropiarse de su libertad, de sus pensamientos y de su cuerpo como no creyó antes poder hacerlo. El camino estará atravesado por las preguntas sobre el género, el lenguaje y la música, que Collado afronta con cercanía y sensatez.


Reseña de «Yeguas exhaustas», de Bibiana Collado Cabrera (Pepitas de Calabaza)
Andrés Neuman y Elena Medel recomiendan a Bibiana Collado

Yeguas exhaustas es una novela que atraviesa nuestra médula porque pone sobre la mesa algunos aspectos menos visibles en la literatura. Saca del olvido, por ejemplo, la cuestión de lo económico en la ficción. La protagonista calcula lo que gana y lo que necesita y hace listas de deseos y necesidades. Collado desglosa con exactitud estos cálculos y nos invita a pensar en lo importante que ha sido este mecanismo de invisibilidad de lo material para conseguir que en la literatura no existan las clases sociales —lo que en realidad significa que sólo existe la clase adinerada—. Esta manera directa de pensar (e invitar a quien lee a pensar) en ello me parece un verdadero acierto. Nos quejamos de que en el mundo literario sea tan difícil exigir dinero proporcionado al esfuerzo, pero seguimos alimentando esta idea de que el dinero no existe. «Los problemas de dinero, siempre genéricos y poco detallados en los relatos» son importantes, y como todo asunto importante deben ser tratados por la literatura, pasar por el tamiz del pensamiento de quien escribe y plasmarse en las historias para otorgarles verosimilitud. Al hilo de esto Collado nos lleva a pensar en todo lo que las personas que han tenido menos suerte o menos oportunidades deben postergar para alcanzar una situación económica mejor. Un tema que converso mucho con mis amigas escritoras: todas las historias que no escribimos porque nuestra precariedad no nos lo permite. Creo que el trabajo y la reflexión que nos ofrece este libro sobre este tema es destacable.


Este libro parece un viaje interior, para recuperar su identidad, para reconocerse y crear un nuevo vínculo entre su pasado y su presente.

¿De qué manera se va construyendo la cultura popular y en qué momento se abre una brecha entre la cultura de nuestros padres y la nuestra? Esta pregunta está muy presente en este libro. El vínculo de la protagonista con el pasado es contradictorio, como lo es para todas las que hemos tenido que desarrollar la bifocalidad en la vida, sin desprendernos del todo del mundo tan lejano de la infancia pero aferrándonos a este otro que nada tiene que ver con aquél. Esta identidad dislocada es uno de los grandes aciertos del libro. Y la explicación aparece a partir de la música. «Mis padres no escucharon a los Beatles ni a los Rolling», dirá, pero también que «no hicieron prácticamente nada que fuera moderno» no porque no hayan querido sino porque no se les permitió; porque una estructura anquilosada mantiene la distancia entre ricos y pobres, y esa distancia se reafirma impidiendo el acceso de unos al universo musical del otro grupo. «El acceso a la cultura musical en el pueblo no era sencillo», dirá también. El contraste de la protagonista cuando entra en contacto con la vida de la ciudad y descubre a los grupos que "teóricamente" deberían formar parte de su bagaje cultural es brutal. La extrañeza y la brecha que dibuja en ella esa situación se encuentra tan bien planteada que, intuyo, nadie saldrá de él sintiéndose la misma persona.


Reseña de «Yeguas exhaustas», de Bibiana Collado Cabrera (Pepitas de Calabaza)
Una novela sobre las diferencias de clase.

Esta terrible distancia que impone roles y que estructura las relaciones sin que apenas nos demos cuenta, es el gran tema sobre el que trabaja Collado, quien saca a la superficie una experiencia de la que preferimos no hablar: la vergüenza y la extranjería frente a nosotros mismos. No pertenecer a un grupo ni al otro. La sensación de no tener la fortaleza de nuestras madres y haber escogido un mundo ajeno para ellas como casa nuestra: como si estuviéramos aliándonos con el enemigo. Esta vergüenza que vive la protagonista se ve plasmada en frases como ésta: «El espejo totémico que es mi madre me devuelve una imagen de mí misma como un ser débil y quebradizo».

El deseo es otro de los grandes temas de este libro. Y aquí hay algo interesantísimo: Bibiana Collado trabaja con lo que bordea al deseo. Lo no dicho. Lo visto y negado. Lo callado. Lo que bordea al deseo es precariedad. Hay quienes no pueden darse el lujo de apropiarse de su deseo. Quizá cabe esa lectura junto a la reflexión sobre el silencio que imponen las clases y los géneros en torno a las subjetividades. Y hay un trabajo interesantísimo sobre la rabia que imponen estas diferencias. La madre que trabaja limpiando hoteles desea para sus hijas cualquier cosa menos esa realidad. Y ella sabe bien por qué. Y la hija vive con el peso de tener un futuro donde la pobreza no exista; ha heredado la vergüenza de la madre y ésta la lleva a sentirse diminuta y a pensar que es razonable soportar ciertas cosas para conseguir otras. Asimismo vive un distanciamiento terrible con su cuerpo y con su deseo.

«¿Cuántas veces ha servido la teoría del resentimiento para callarnos o retorcer nuestro discurso?¿Cuántas personas pensarán que he escrito esto por resentimiento?» Habrá quien piense al leer este libro que es un diario del resentimiento de clase, sin embargo, creo que la perspectiva es totalmente opuesta: es una llamada de atención para romper con las fronteras de clase y para afrontar la literatura de una manera más sincera, sin obviar aquello que está siempre tocándolo todo. El tono del libro es otro de sus grandes aciertos: lo pienso como una novela ensayística, donde hay algo de narrativa, algo de ensayo y un tono que podría recordarnos los grandes diálogos de la literatura clásica. La autora se dirige directamente a nosotros para contarnos una historia de violencia y superación, pero lo hace recordando siempre que para reconstruirnos, desde el punto de vista individual y desde el punto de vista colectivo, es urgente e importantísimo enfrentarse por fin a las preguntas sobre el origen. Por favor, que nadie se pierda este libro extraordinario.


Reseña de «Yeguas exhaustas», de Bibiana Collado Cabrera (Pepitas de Calabaza)
YEGUAS EXHAUSTAS. BIBIANA COLLADO CABRERA. PEPITAS DE CALABAZA. 2023

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