«Respirar escarcha», de Emma Prieto (Eolas Ediciones)

Un poemario fabuloso en torno a la luz que rodea el dolor.

Reseña de «Respirar escarcha», de Emma Prieto (Eolas Ediciones)

«En la impotencia que se arroja, ¿no brota un entusiasmo?» Con este epígrafe firmado por Erika Martínez se abre Respirar escarcha de Emma Prieto (Eolas), un poemario fabuloso que se columpia entre el desgarro y las ansias de vivir, del que nadie saldrá indemne, del que todos tendremos algo para decir. La elección de este fragmento de Martínez me parece muy pertinente porque creo que explica de forma precisa la intención y la potencia de este libro de Prieto.


Un poemario fabuloso que se columpia entre el desgarro y las ansias de vivir

Respirar escarcha se divide en dos partes bien definidas: «Escarcha» —donde encontramos expresiones de la herida— y «Respirar» —que reúne los poemas más luminosos—. En su conjunto estos poemas no sólo nos ofrecen una interesante reflexión sobre nuestra relación con el dolor sino que además nos permiten indagar en las raíces de la tristeza. La voz poética encuentra su tensión entre la exploración del daño y la necesidad de encontrar las palabras precisas para entender el significado de la felicidad y el amor, con la duda que siempre impone la posibilidad del espejismo: ¿una idealización? ¿una construcción sentimental? ¿una verdad? Este es uno de los rasgos más inquietantes a la vez que más afilados del libro.

La belleza es otro de los temas sobre los que la voz poética se posa para elaborar un argumento con sentido: «tampoco tiene por qué ser tan hermosa / que nos ilumine un poco / y ya», leemos. A través de la lectura vamos ahondando en diversas definiciones o acercamientos a lo que implica lo bello, y es inevitable mirar el dolor. Un dolor que se ve también incrementado por la duda. Una cosa que se repite es el deseo de quien habla de escapar, de vivir otra vida, de poder mirar su vida sin el peso de la experiencia, el deseo de ser otro, la duda que germina ante la posibilidad de haber elegido una vida distinta a la deseada o a la posible. En un poema: «Fingir que eres otra, / que nada te afecta, / que puedes con todo». En otro: «En el preciso instante de escapar / y transformarse en otro». Y otro: «Decir dónde queda mi casa como el que dice dónde queda mi vida».

Emma Prieto trabaja con un lenguaje sencillo a través del cual se filtran imágenes simbólicas y metáforas en torno a la naturaleza. Esto último me interesa especialmente porque nos muestra que estamos ante una autora sensible con el decir de esos otros que no hablan: de los pájaros que van olvidando su canto, de los peces que llegan muertos a la playa—«Llegaron los peces a la playa / y estaban muertos»—. Este es un buen ejemplo porque en él encontramos una hermosa metáfora de la sorpresa que el desgarro produce en nosotros pero también una denuncia ante el maltrato de los ecosistemas, una puesta en palabras del daño inconcebible que provocamos en los mares. Y quizá si fuera el único fragmento que aludiera al daño de esos otros podríamos aferrarnos a él como mera metáfora, pero luego leemos: «Siento repetir la palabra extinción tan seguido / en el poema, pero a veces se impone elegir entre verdad y belleza». El silencio de la naturaleza despojada de posibilidades por culpa de nuestra huella se asoma y nos estruja a través de estos poemas; es en ese sentido un libro comprometido con este descalabro medioambiental. Ese silencio nos habla de las pérdidas, no de la calma. «Hubo días y silencio / y hubo otros días / y más silencio».


Emma Prieto es una poeta maravillosa
Emma Prieto es una poeta maravillosa

«Vivo la muerte de las flores que corté / como el anticipo de lo que ocurrirá conmigo». El duelo y la enfermedad parecen dos líneas transversales casi ocultas. Algunos poemas nos sugieren ese dolor espantoso que es la pérdida y el cuerpo herido de un ser querido. Me parece que Prieto consigue plasmar de forma extraordinaria lo que estas experiencias brutales nos hacen. De hecho, leerla ha sido un verdadero bálsamo para esa herida inmensa que se abre en nuestra psique ante estas situaciones irreversibles; la autora pone en nuestras manos esa chispita que sacude a la piedra antes del fuego y nos alienta a recuperar cierta esperanza, pese a todo. Prieto se acerca a esa herida sin paliativos, nos invita a compartir una sensibilidad descarnada y asumir el desierto que estas experiencias siembran en nosotros. «Ha sido tan fácil resbalar / y caer contra el suelo». En estos poemas, donde el desgarro está tan a flor de pie el silencio se convierte en una especie de refugio, en cuanto a que difumina el fondo de la herida. Pero la voz poética se asombra ante esta tendencia —«como si el silencio pudiera compensar el horror», escribe— porque no puede el silencio cambiar la realidad, pero hay una insistencia en la supervivencia que lo requiere.


Prieto consigue plasmar de forma extraordinaria lo que estas experiencias brutales nos hacen.

Y no me quiero dejar fuera un poema que plasma la difícil tarea de amar cueste lo que cueste, centrándose en lo mínimo: en todas esas veces en que la vida se dobla y amar ya no resulta tan sencillo. Leemos: «¿Es posible amar a alguien constantemente? / Sin grietas que te atraviesen». Para encontrar respuestas ante las inquietudes vitales la voz poética se asoma a otras escrituras y formas de mirar el mundo. Emily Dickinson, Georgia O'Keefe, Miren Agur Meabe y Eloy Sánchez Rosillo, entre muchos otros, van apostillando los versos de Prieto con sus propias miradas sobre el mundo, el dolor y la experiencia asombrosa del amor. Este cruce de voces plurales está muy bien conseguido y creo que abre ante nosotros un sinfín de posibilidades al reescribir o repensar esas otras voces. «Míranos, / sobrellevando como podemos / nuestra parte de la noche».

Todo el dolor está puesto en estos poemas, pero también toda la luz. En definitiva, el gran empeño de este libro es encontrar lo que sobrevive a la desesperación, lo que nos convierte en supervivientes de la tragedia. La luz de Emma Prieto es cautivadora. La escarcha enfría pero sobre la tierra queda una fina capa de agua iluminada por el sol que brilla intensamente. «La luz mostrando la herida» pero también ofreciendo otro costado para gestionarla mejor, como esos instantes mínimos en que somos capaces de ver el futuro como algo deseable y no como un amasijo de miedos esperando a rompernos el corazón. —«La felicidad posada sobre mí / sin estruendo ni alharacas / una especie de resplandor alumbrando el aire»—. ¡No te pierdas este poemario asombroso!


Reseña de «Respirar escarcha», de Emma Prieto (Eolas Ediciones)

RESPIRAR ESCARCHA
EMMA PRIETO
EOLAS EDICIONES
2023

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