Antonio Soler explora los abismos de la mente de un manipulador en su novela «Yo que fui un perro» (Galaxia Gutenberg)

Rueda de prensa de la presentación de «Yo que fui perro», la nueva novela de Antonio Soler en Galaxia Gutenberg, en el Centro Andaluz de las Letras.

Presentación en el CAL de la nueva novela de Antonio Soler

«No soy quien creen que soy. Sueño con bosques». El protagonista de la nueva novela de Antonio Soler, Yo que fui un perro publicada por Galaxia Gutenberges un personaje peculiar que, seguramente, tiene mucho para decirnos del comportamiento humano. Esta semana fue la rueda de prensa realizada en el Centro Andaluz de las Letras de Málaga, en la que se dieron a conocer los detalles de este nuevo trabajo del escritor malagueño. Acompañaron a Soler la Delegada de Turismo, Cultura y Deporte en Málaga, Gemma del Corral, y el editor de Galaxia Gutenberg, Joan Tarrida. Esta lectura nos permitirá escudriñar en la mente de una persona manipuladora para tratar de conocer los cimientos de un perfil peligroso al que, seguramente, la mayoría nos hemos tenido que enfrentar alguna vez en la vida.

La nueva novela de Antonio Soler nos permite adentrarnos en la mente de un joven con una predisposición a la manipulación: un estudiante de medicina que es atormentado por los celos y que va construyendo una serie de mecanismos de violencia para controlar el entorno de la chica de la que dice estar enamorado. A través de sus diarios, vamos conociéndolo y estableciendo una cercanía que, por momentos, nos provocará cierta incomodidad. Una perspectiva novedosa que podría servirnos para «analizar cómo ha avanzado nuestra sociedad», destaca Gemma del Corral; dice también que «hacía falta una reflexión desde esta perspectiva, que está tan poco explorada». Hasta el momento siempre hemos pensado las situaciones de violencia de género desde la mirada de las víctimas, pero Antonio nos invita a preguntarnos «¿qué pasa con las personas que tienen actitudes maltratadoras desde un punto de vista psicológico?».

Yo que fui un perro ha sido publicada por Galaxia Gutenberg y se suma a la cuidadosa biblioteca de Soler que este sello viene ofreciéndonos desde hace una década, compuesta por nuevas ediciones de sus primeras novelas (Las bailarinas muertas, El nombre que ahora digo y El sueño del caimán) y de sus novelas más recientes (Una historia violenta, Apóstoles y asesinos, Sur y Sacramento). Gemma del Corral dedica unas palabras de agradecimiento a Tarrida que ha apoyado la literatura que se escribe en esta ciudad, y por darle visibilidad a «uno de nuestros escritores más importantes». Este año se celebra el décimo aniversario de la incorporación de este autor a Galaxia, nos recuerda Joan Tarrida. Diez años desde la salida de Una historia violenta. Desde entonces, en cada nueva novela el viraje de registro es significativo. «Antonio nunca repite nada. Se pone un nuevo reto en cada libro», dice Tarrida. Sólo hay que acercarse a su obra para saber que es verdad. Su editor, que pone en valor no sólo la maestría creativa de Soler sino también su alta calidad humana, dice que cuando lee sus nuevos manuscritos, de los que generalmente tiene muy poca información «porque Antonio no cuenta mucho», siempre piensa lo mismo: «Antonio lo ha vuelto a hacer».


Presentación en el CAL de la nueva novela de Antonio Soler
Antonio Soler nos presenta su novela
«Yo que fui un perro» (Galaxia Gutenberg)

Tarrida señala que entre lo destacable de esta novela está la narración en primera persona, lo que nos permite intuir un trabajo de estilo que «presenta nuevos retos» en comparación con todo lo escrito anteriormente. En esa primera persona Tarrida ve una clara «dificultad técnica», sobre todo porque Soler decide meterse en la mente de un manipulador y mostrarnos el mundo desde ese lugar. Y a pesar de que la narración parte de la mirada de «un hombre que vive en un mundo propio» y que intenta reducir a los demás, conseguimos ver perfectamente a esos otros que lo rodean. Dice que esto lo lleva a preguntarse «¿cómo consigue Antonio que el lector vea al resto de los personajes?» Quizá esto sea el reflejo de su gran habilidad como novelista, capaz de trabajar con todos los elementos que influyen en la narración para mostrarnos un mundo sólido. «Meterse dentro de la mentalidad de una persona así sólo lo permite la literatura», concluye Tarrida.

«El libro surgió de unas cuantas páginas» que llegaron a sus manos dentro de un libro usado en los años 90, cuenta Soler. A pesar de que este podría haber sido un interesante recurso para pivotar una narración y «que se ha usado muchas veces para crear ficción, en este caso es real». El autor de Lausana, otra novela suya que nos presenta un relato en primera persona, dice que lo más interesante que nos permite la literatura es poder «analizar el mundo a partir de una mirada que no es la tuya». En el trabajo de escritura comprendió que una cosa muy interesante de trabajar desde esta perspectiva era conseguir que en determinado momento «el lector empieza a desconfiar del que está contando». Y que eso es posible gracias al tono que permite el diario.

A partir de este diario nos acercamos a lo que el personaje quiere mostrarnos de su vida, pero también podemos intuir todo lo que esconde «desde los retratos del resto de las personas». Soler explica que su interés estuvo siempre fijado en intentar entender «qué es lo que pasa por la cabeza de una persona así». Y es importante tener en cuenta que la forma en la que nosotros podemos juzgar o interpretar a ese personaje es seguramente muy diferente a la forma en la que él se ve: «alguien así no se siente un maltratador», dice Soler. «Todo esto proviene de una falta de seguridad» que es «el motor que impulsa los celos». Éstos son los materiales y las ideas desde las que partió para construir este nuevo universo que hoy tenemos en nuestras manos. «Leí una frase que decía: "los celos consisten en pensar que alguien te ha amado mejor que yo"»; ese disparador de los celos y la inseguridad activan «la susceptibilidad, el temor y una necesidad férrea de control de la otra persona», y estos son los ingredientes que constituyen una persona manipuladora.


Presentación en el CAL de la nueva novela de Antonio Soler
Joan Tarrida, Gemma del Corral y Antonio Soler en la presentación de «Yo que fui un perro», en el CAL de Málaga.

Pero volvamos a la pregunta de Tarrida: ¿cómo se consigue crear un universo partiendo de una voz tan encerrada en sí misma? Soler explica que construir el personaje no fue complicado porque aunque la forma en la que estaba escrito ese fragmento de diario no era nada literaria «la inmersión en el personaje y el tono estaban en el núcleo de esas páginas». Pero a partir de ahí hubo cosas que resolver. Decidió, por ejemplo, mantener las fechas (año 1991) y la fórmula del diario «para abordar ese radical subjetivismo» y porque no quería escribir sobre un monstruo o un tirano «sino sobre una persona aparentemente normal» y esto era posible mediante el discurso diarístico; porque las personas maltratadoras no se asumen como tales, y las personas de su entorno tampoco las miran de ese modo.

La decisión de mantener aquel período histórico también tuvo que ver con «dejar al margen la tecnología, que se ha incorporado como un método de control»; al dejar «todo eso de lado» se constata, sin embargo, que «los deseos de manipulación están en el hombre», que no provienen de un problema contemporáneo sino que forman parte de la historia de las sociedades desde tiempos antiquísimos. Que ahora podamos verlo con mayor claridad tiene que ver con que hemos aprendido a señalar como actitudes de abuso situaciones que antes estaban totalmente normalizadas e integradas en el comportamiento general, pero «este tipo de actitudes ocurrían mucho antes de la escritura de estas páginas y por desgracia siguen ocurriendo». El objetivo de esta novela fue contar «el germen de un manipulador para entender hasta dónde es capaz de llegar, hasta cuándo es capaz de aventurarse». Y en ese recorrido aparecen las tachaduras en el diario que, de algún modo, revelan el miedo del diarista a que alguien lea esas palabras. «Un diario es una emisión de un mensaje y el lenguaje está hecho para comunicar», dice Soler, y esas tachaduras podrían permitirnos entender las dudas del que escribe y su deseo de «que ni siquiera esto figure en el diario».

La literatura atraviesa toda la obra de Soler, y a Yo que fui un perro se asoman diversas historias que han acompañado al autor a lo largo de su vida. La más significativa es El árbol de la ciencia de Pío Baroja. Ambas novelas tienen dos elementos en común: un personaje principal que es un estudiante de medicina y los diarios. En el caso de la novela de Baroja, al protagonista le llega un diario escrito por una monja que le revela un mundo interior y una mirada de la realidad que le impacta. En el caso de Soler quien escribe el diario es el estudiante. Estos cruces metaliterarios son un elemento constante y valioso de la obra de este autor.

Otra de sus grandes cualidades es la cuidadosa construcción de los personajes y los escenarios que, aquí, como señala Joan Tarrida, nos permiten comprender el tipo de novelista que es Soler. El entorno familiar del personaje es inventado, pero Soler ha intentado respetar algunos elementos que llamaron su atención de esas páginas; por ejemplo, en ellas se dejaba en evidencia que la novia y el diarista vivían en edificios enfrentados y desde sus respectivas ventanas podían verse, lo cual nos permite intuir que «el control era permanente». Por eso, quiso pensar en «la fachada del edificio de enfrente como una personaje más, porque emite señales» y sostuvo este detalle. La novela, dice Soler, se sostiene de tres pilares: el personaje, el edificio y los celos. Una vez tuvo estos tres elementos tuvo que enmarcarlos, y los personajes que rodean al diarista sirvieron para crear ese contexto funcionando como «espejos que reflejan al propio personaje» y a través de los cuales «vemos los diferentes ángulos del protagonista». Y «esa fue la tarea del novelista».

Desde las primeras páginas Yo que fui un perro nos absorbe y, como se ha dicho en esta presentación, se posiciona como una lectura fabulosa para pensar un aspecto delicado de la realidad de la mano de uno de los mejores novelistas de España que asume con ella un nuevo riesgo de tema y estilo. La invitación a la lectura está hecha. ¡Desde hoy puedes encontrar esta novela en tu librería de confianza!


Antonio Soler posa junto a su novela «Yo que fui un perro» (Galaxia Gutenberg)
«Yo que fui un perro», la arriesgada nueva novela de Antonio Soler.

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