«Fidela», de Elvira Valgañón (Pepitas de Calabaza)

Una reflexión sobre la discriminación de clase en una novela que combina misterio y ternura.

Reseña de «Fidela» de Elvira Valgañón (Pepitas de Calabaza)

«Fidela suspiró y se agachó a recoger otro farolillo del suelo». Así comienza Fidela, la nueva novela de Elvira Valgañón (Logroño, 1977) publicada por Pepitas de Calabaza. Una historia que transcurre en «El Espinar», una finca aristocrática de España en la que pervive intensa la memoria, latiendo debajo de la tierra. De pronto, por esos giros del destino, algo sucede y aflora el misterio irreverente. La aparición de un cadáver sin identificar será el detonante dpara que un periodista vuelva a su pueblo natal e indague en los secretos mejor guardados de la familia a la que perteneció dicha finca en los años treinta. Una novela intensa, con buen ritmo y un misterioso desenlace.

«Que cada uno tenía su lugar era de las cosas que más le gustaba decir a doña Remedios». Uno de los grandes aciertos de esta novela es la manera en la que Valgañón denuncia las diferencias de clase. Fidela es una niña que, al haber nacido en una familia empobrecida, tiene el destino señalado: convertirse en doncella de una niña de familia aristocrática. La libertad y las posibilidades que Vera, la joven para quien trabaja, tiene contrastan con la imposición de una jornada de trabajo excesiva y una vida condenada a ser vivida detrás de los muros de esa finca. A medida que avanzamos en la lectura vamos viendo el modo en que el entusiasmo de la niña Fidela se va tiñendo de rutina hasta trasformarse en resignación. La narración nos permite adentrarnos en sus complejos y en su tristeza.


La narración nos permite adentrarnos en sus complejos y en su tristeza.

Habría que destacar no sólo la descripción de los rincones de la casa, que nos permiten habitarla durante el tiempo de la lectura, sino también los detalles de las dinámicas en las relaciones entre los patrones y sus empleados. Dos trabajos que Valgañón afronta con lucidez y que le permite crear un armazón narrativo sólido que sirve para que los lectores nos acerquemos a ese lugar y podamos observar sus colores, los aromas de la cocina, el paisaje inmenso, la alegría de la juventud, la resignación de quienes llevan mucho tiempo organizando la vida de una casa que no les pertenece nunca del todo, aunque lo hayan dado todo por ella. Todos estos elementos colaboran con el ritmo y la fluidez de la historia.

Pero de pronto la narración da un giro. Otro tiempo. Otro escenario. Y otro personaje: un joven periodista a quien se le encarga la investigación de un suceso que está teniendo lugar en su pueblo natal. La aparición de un cadáver enterrado en la alberca de una finca a la que nunca ha podido entrar pero que de niño le atraía con absoluta brutalidad lo llevarán a obsesionarse con el caso, intentando llegar a desentrañar los secretos mejor guardados de sus propietarios. En esta casa trabajó Fidela. El periodista irá siguiendo diversas pistas con el deseo de llegar a ella. ¿Sigue viva? ¿Dónde puede encontrarla? A medida que avanza en la investigación más se interna en los secretos de su propio pasado, y Valgañón se sirve de esto para trazar una interesante reflexión entre lo ligadas que se encuentran la memoria íntima y la colectiva.

Fidela es, al final, una novela escrita en dos tiempos donde encontramos una mirada interesante sobre los secretos del pasado y los modos en los que la verdad consigue tarde o temprano salir a la luz. Es también una reflexión sobre el relato personal y el familiar, pero, sobre todo, sobre la memoria como asidero absoluto contra el olvido. Que nadie se la pierda.


Reseña de «Fidela» de Elvira Valgañón (Pepitas de Calabaza)

FIDELA
ELVIRA VALGAÑÓN
PEPITAS DE CALABAZA
2023

0 Comentarios