«Cruce de vías», de José Antonio Garriga Vela (Candaya)

El nuevo libro del Premio de Novela Café Gijón 2013.

«Cruce de vías» de José Antonio Garriga Vela (Candaya)

«Entonces hablaba con los soldados de plomo, con los amigos imaginarios y con los ausentes». Así comienza Cruce de vías, de José Antonio Garriga Vela (Candaya), un libro que reúne las crónicas que el escritor publicó durante casi tres décadas en el diario Sur de Málaga. Durante esos años el autor colaboró con el artista gráfico que firma como Sr. García, quien, afortunadamente, también ilustra la cubierta de esta edición. El libro del que voy a hablarles se encuentra a medio camino entre varios géneros y es una invitación preciosa a pensar nuestro tiempo. Si estás en Málaga, puedes disfrutar de la presentación que tendrá lugar esta tarde a las 19.00 en El Tercer Piso de la Librería Proteo.


Un libro que reúne las crónicas que el escritor publicó durante casi tres décadas en el diario Sur.

Este Cruce de vías se encuentra dividido en ocho secciones, donde cada una de ellas representa un punto en el mapa donde algún hecho significativo en la vida del autor lo llevó a escribir. Es muy interesante la forma en que los destinos se van entrelazando y vemos una serie de sorprendentes conexiones metafóricas y algunas literarias. Al concluir la lectura de estas columnas tenemos un mapa mental que se parece a los dibujos del metro londinense, donde los caminos se solapan y las voces arman un coro. Hemos recorrido lugares fabulosos y, al mismo tiempo, nos hemos internado en el corazón del comportamiento humano. Y creo que en esa capacidad de plasmar lo humano en lo anecdotario reside el gran talento de Garriga Vela.

Los seres inanimados que me rodean van cobrando vida a medida que pasan los años, escribe Garriga Vela en una columna que titula Mi mundo y que es, quizá, una declaración de sentido frente a un mundo volátil. «La relación que mantengo con los objetos es tan íntima y particular que resulta difícil explicarla», continúa. Y digo que es una declaración de sentido porque, si hiciéramos una lista de los objetos que van apareciendo en las sucesivas columnas tendríamos otro mapa, parecido al de los lugares pero quizá más minimalista. «Un espacio vacío es una tentación para el coleccionista, aunque hay cromos tan íntimos y personajes que no se pueden cambiar», leemos en Vida desordenada.

La escritura de Antonio Garriga Vela tiene mucho que ver con el vínculo de los cuerpos, con el roce de la piel con los objetos y con el universo de los otros. Una de las señas de su escritura es partir de situaciones aparentemente significativas para llegar a situaciones insignificantes; de momentos marcados a fuego en la memoria para llegar a otros que han pasado más desapercibidos. A la larga, leerle es hacerse la eterna pregunta de la memoria: ¿qué vivencias son las que verdaderamente nos transforman?

Los textos de Cruce de vías nos permiten acercarnos a la narrativa de un escritor interesado en los detalles y cuya escritura lucha por dejar en evidencia que lo cotidiano no tiene por qué ser rutinario; de hecho, lo más cotidiano pasa inadvertido y no vuelve. «Me agota la rutina», leemos en Un solo país. La forma en la que a través de estos textos se aparecen los objetos nos permite descubrir una sensibilidad particular, arraigada a lo más hondo de la experiencia.


José Antonio Garriga Vela
El escritor José Antonio Garriga Vela. //FOTO: La Opinión de Málaga

«Elegí vivir apartado hace años porque el ruido de la ciudad me hacía sentir aún más solo». También hay en este libro varias escenas que nos remiten a la desesperada búsqueda de la calma. El ruido de la ciudad puede ser atosigante, la vida vertiginosa de quienes no pueden detenerse porque temen perderse algo sumamente importante, mientras la vida se les va escapando. Escribe Garriga Vela: «No cabe duda de que el destino está escrito, pero el trayecto lo elegimos nosotros; me refiero al papel que interpretamos en la vida».

La elección de una vida solitaria o alejada del mundanal ruido para hallar el sosiego interior parece una sabia decisión en esta realidad abrasiva que nos impone la vertinosa necesidad de mantenernos de pie aún sin saber por qué lo hacemos. «Hace demasiado calor, evito el sol, recibo pocas visitas», leemos, y vemos a un hombre que, para darle sentido al mundo que le rodea, planta árboles al borde del camino. «Fue la única manera de darle vida y sentido a la tierra baldía» y que disfruta de la compañía de un visitante de cuatro patas que aparece en el momento menos esperado y desaparece con la misma facilidad. Hay tiernas e inolvidables imágenes que parecen intentar defender lo verdaderamente valioso de esta vida.

El miedo, las adversidades y, sobre todo, la dificultad para oponerse a las exigencias de los otros conducen a una reflexión sobre el agotamiento, ese síntoma que a la mayoría nos ha alcanzado en estos tiempos. «He llegado a un momento de mi vida en el que ya no puedo más. Me falta la fuerza, las ganas, el tiempo y el dinero», leemos en No. Este cuento propone una lectura irónica sobre la difícil solución ante los comportamientos autodestructivos; los giros que otorga Garriga Vela a sus cuentos y a sus reflexiones son verdaderamente inesperados y, generalmente, vienen dotados de una cuota de humor o picardía.


Una reflexión sobre el agotamiento, ese síntoma que a la mayoría nos ha alcanzado en estos tiempos.

El cine es otro mapa que atraviesa este Cruce de vías. Esa pasión confirmada a voces por el escritor de El cuarto de las estrellas no podía faltar en una colaboración de tres décadas. Y no sólo encontramos referencias directas a películas o personajes de películas sino también un interés por narrar desde una mirada cinematográfica: esa claridad en el paisaje que le admiramos quienes le hemos leído. «Recuerdo el cielo azul, el paisaje volcánico y la huella del impacto del meteorito en Meteor Mountain». Creo que puede ser un buen ejemplo de lo que estoy diciendo.

Es un libro magnífico donde encontramos reflexiones importantes sobre nuestro tiempo («El cuento del progreso es una coartada perfecta»), cuentos redondos y divertidos, anécdotas de una vida literaria y vital intensa y la mejor despedida que he leído para nuestro querido Pablo Aranda («Los amigos nunca mueren»). La lectura de Cruce de vías nos brinda la posibilidad de acercarnos a una literatura magistral que fluye con sinceridad y emoción y que nos atraviesa brutalmente. ¡Que nadie se pierda este mapa fabuloso!


Ejemplares de «Cruce de vías» de José Antonio Garriga Vela
El nuevo libro de José Antonio Garriga Vela //FOTO: Editorial Candaya


CRUCE DE VÍAS
JOSÉ ANTONIO GARRIGA VELA
CANDAYA
2024

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