«Baladas y Odas» de Juan Ramón Jiménez. Edición Soledad González Ródenas (José Manuel Lara)

Donde decía "enlutado" dice "nostálgico". Esa es la corrección que introdujo Juan Ramón Jiménez en El viaje definitivo, y que me tiene obsesionada. Gracias a la edición de Baladas y Odas, que reúne por primera vez una edición completa y compleja de dos de los proyectos más importantes para el poeta moguereño y cuyo contenido completo era inédito —Baladas para después y Odas—. Ha sido curado por Soledad González Ródenas para Fundación José Manuel Lara y de ella habría que destacar el fino cuidado y el empeño filológico, gracias a los cuales podemos tener en nuestras manos un libro fabuloso para apreciar los cambios milimétricos que ha ido haciendo JRJ a sus textos con el correr del tiempo. Cambios como el que afectó a El viaje definitivo donde podemos percibir la potente evolución emocional del poeta, plasmada en ese paso de la melancolía gris a la melancolía luminosa; aquel poema, que se originó en su regreso a Moguer y cuando se sintió tan solo, terminaría llenándose de luz años después. Muy luminosa es también esta edición que se inicia con un prólogo magnífico y que nos invita a zambullirnos en la mirada erótica de uno de los más grandes poetas que ha dado la literatura en nuestra lengua.

En 1905 Juan Ramón Jiménez vuelve a Moguer. Aquí empieza el deseo de cambiar el rumbo de su escritura, pero son tiempos difíciles. «Tras cinco años en Madrid, vuelve tan enfermo como se fue, sin haber superado la neurosis que lo había llevado a instalarse en la capital en 1901 al cuidado del Dr. Luis Simarro», leemos en el prólogo de Baladas y Odas la edición definitiva de los textos que el poeta compuso durante casi toda su vida y que no terminaron de ver la luz como a él le habría gustado. Es una lectura que nos permite encontrarnos con las primeras incursiones de Juan Ramón en el poema en prosa, y son «un recordatorio de esa escucha simbolista francesa que por esos años será el principal referente de su obra». Nos cuenta Soledad González Ródenas en el prólogo que las primeras Baladas para después aparecieron en la revista Prometeo y aunque el poeta tenía pensado publicarlas en formato libro, serían estas esporádicas publicaciones las únicas que verían la luz, por razones que detalla con precisión en este mismo texto introductorio que, más que una presentación a los textos del libro que acompaña, la investigadora nos ofrece un hondo estudio de la evolución que en Juan Ramón Jiménez tuvo la idea del poema en prosa.

La edición que ha hecho Soledad González Ródenas es maravillosa. Y es también sumamente necesaria. La exigencia académica que rodea su trabajo nos permite tener en nuestras manos un libro que sólo podría haberse mejorado si el poeta estuviera vivo. La autora se ha tomado el trabajo de revisar, cotejar y componer (quizás el término adecuado sería 'recomponer') un libro que se acerque lo más posible a lo que le habría gustado a Juan Ramón Jiménez. Su ensayo que prologa el trabajo del poeta es lúcido, detallado y nos explica el trasfondo de los textos que vamos a leer a continuación, a fin de que la inmersión y el entendimiento sean totales. En su exigencia académica no olvida explicar detalladamente las cosas ha decidido cambiar o eliminar de las versiones anteriores de estas obras donde, son notorias las licencias que otros investigadores se han tomado para dar forma acabada a una obra inacabada. Reconocer la situación contextual de la escritura de esos textos me parece fundamental para disfrutar de este libro.

Entre las potentes reflexiones que nos regala la pensadora encuentro una que me parece especialmente interesante: en torno a la idea que él tenía del verso y la prosa poética y a la manera en la que afectó a su carrera el éxito de Platero y yo. Así lo cuenta González Ródenas: «El poeta, que hubiera preferido dar a conocer entonces sus más lujuriosas composiciones en prosa y verso, se vio sorprendentemente convertido de la noche a la mañana en la lectura prescriptiva preferida de todos los colegios de España y Latinoamérica». Tenemos, podría decir, un ensayo teórico lúcido que repasa todos los aspectos de la obra juanramoniana.

Soledad intuye bien que la escritura de 'Platero' en aquellos años difíciles se corresponde con el deseo de «atrapar en versos y prosas los sentimientos encontrados que le provoca el choque de planos temporales y emocionales que se funden en Moguer y que lo convierten en un espacio localizado y trasreal a un tiempo, paraíso perdido» donde el poeta intenta definir su identidad en contraste con el rechazo o la aceptación de su entorno.

Baladas es «el reflejo completo de su realidad cotidiana en Moguer y una muestra evidente de las dos pulsiones que entonces gobiernan su existencia: eros frente a Thanatos, como principios de vitalidad y búsqueda de placer frente al deseo de muerte y disolución, en terminología freudiana», explica la editora y Odas, un libro dedicado enteramente a sus relaciones sentimentales y eróticas, que cuando pensó en publicar ya estaba comprometido con Zenobia Camprubí y ella lo instó a no hacerlo. Sus odas tienen «más de prosa poética —hasta cierto punto deudora de las leyendas de Bécquer y el Azul de Darío— que de poema en prosa (...) Quizás la diferencia más evidente que distingue la prosa lírica del poema en prosa es que el segundo puede sin dificultad segmentarse en versos libres, mientras que la particular construcción de la primera lo impedirá en gran medida». Podemos pensar en esto de Juan Ramón: «El verso se diferencia de la prosa solamente por la rima- No hay prosa "y" verso. Todo es prosa o todo es verso. Para mí, sin duda todo es verso, como para mí todo nuestro movimiento es danza».

Encontramos algunos textos más existencialistas y melancólicos, donde leemos, por ejemplo «¿Será posible vivir? Algo dice que el porvenir es falso». Siendo textos que ocuparon un amplio abanico de tiempo y que JRJ siempre estuvo revisando y corrigiendo, también encontramos algunas ideas filosóficas que atraviesan toda su obra y que, sobre todo, adquieren sentido e intensidad en la última etapa. Leemos, por ejemplo: «Quisiera haber amado a todos los seres de la tierra y estar muerto al lado de todos ellos. Quisiera vivir siempre y morir todos los días, en todos los países, de todos los dolores, de todas las sonrisas, de todas las angustias». En su poesía amorosa encontramos desde ideas eróticas donde el cuerpo está en el centro como contundente protagonista y otras más abstractas («Tú eres más humana, yo más divino (...) Pero podemos amarnos (...) Por ti se va al abismo. A mí se sube. Tú vienes del fondo. Yo no» ). Por supuesto no faltan imágenes donde el paisaje y la naturaleza dan forma a lo que el poeta quiere expresar.

En definitiva, esta lectura nos acerca a esa forma tan característica que adquiere la palabra y la forma en la obra juanramoniana y es un ejemplo contundente de ese «trasvase prosa-verso» que supone una de las más importantes reflexiones y acciones formales del poeta a lo largo de su vida; asimismo, tenemos por primera vez la oportunidad de acercarnos fielmente a la faceta más erótica y pícara del poeta de Moguer. Sin duda es un libro que nos devuelve lo mejor de Juan Ramón Jiménez, en la primera edición completa de su obra erótica y amorosa. ¡Que no se la pierda nadie!