Breves apuntes sobre lo espiritual

A la luz del ensayo fabuloso de Emilia Conejo, Dios palpitando entre las tomateras. Un diálogo con la poética salvaje de Marosa di Giorgio (Godall Ediciones).

Portada de «Dios palpitando entre las tomateras», de Emilia Conejo (Godall Ediciones)
Para Jung el ser humano es un animal religioso por naturaleza. Para él lo religioso no necesariamente tiene que ver con una creencia estructurada en un rito; de hecho, lo mítico tiene más que ver con la experiencia de la carne y se manifiesta a través de la creatividad. Así, lo espiritual puede asomarse de las formas más asombrosas (y herejes). Siglos y siglos de dominación eclesiástica, sin embargo, han operado en la definición de los conceptos vinculados a lo espiritual otorgándoles a estos una definición encorsetada y dogmática. El camino a la reconstrucción de la propia identidad espiritual, la construcción del propio jardín metafórico, es arduo, pero merece la pena. Un viaje a través de diversas ideas sobre lo religioso, lo mítico y lo personal imaginario puede ser un excelente punto de partida. Leer el libro Dios palpitando entre las tomateras. Un diálogo con la poética salvaje de Marosa di Giorgio, de Emilia Conejo, por ejemplo.

Wittgenstein habla de lo místico como de esa especie de epifanía asombrosa que nos embarga ante la existencia del mundo. El asombro. La curiosidad revelada. Durante siglos las religiones se han aprovechado de esa cualidad natural que señala Jung para entrar en nuestros dominios espirituales y arrebatarnos la libertad. Suele suceder que nos neguemos al encuentro de lo fabuloso espiritual por ese rechazo histórico a determinadas creencias, pero lo religioso es mucho más hondo. «El todo externo que es el todo interno» decía Juan Ramón Jiménez, para referirse a esa conmoción brutal de la palabra en los sentidos. Arendt, que se declaraba agnóstica, dejó una obra donde el ser humano sólo puede alcanzar la justicia confiando en una realidad más grande que él mismo. Lo sobrenatural, lo que está fuera de nosotros y que nos alumbra.

En su libro Los 33 nombres de Dios Yourcenar ofrece una visión materialista de lo espiritual: un conjunto de animales reales mitológicos que portan belleza y una verdad que exige de nuestra observación desprejuiciada para revelarse. La idea de Dios, la pregunta sobre lo místico y lo espiritual nos acompaña desde siempre. Y es una conversación que no se termina nunca. Lo espiritual apunta a lo que está fuera de nosotros: las maravillas inexplicables de la naturaleza, la simple explicación del ser, que no terminamos de encontrar, pero también la pulsión vitalista que nos sobrecoge ante ese milagro que es la palabra.

Desde el misticismo clásico encabezado por Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, hasta las vanguardias, que torcieron esa idea de Dios hacia lo Maravilloso y nos permitieron creer en una forma de vivir el Yo como parte de algo más grande que él mismo. Dice Bretón: «Sólo lo maravilloso es bello». Y Louis Aragon: «Yo calciné mis dedos en su fuego prohibido». Lo espiritual atraviesa poéticas diversas y las reunifica en ese deseo de explicación lúcida que nunca terminaremos de plasmar. María Negroni dice con Wittgenstein «Llegué a pensar que la conciencia es la voz de Dios o, lo que es igual, que la poesía es un jardín que habla de otros jardines». Lo espiritual, que nos ata y desata de este mundo. Como poetizó Ungaretti: «He soñado, he creído, he amado tanto que ya no soy de este mundo».

En la obra de Emilia Conejo todas las ideas se disparan y nos permiten pensar esa bibliografía amplia que nos forma, alimentándola de nuevas voces. Pienso en esto de Freud que hace referencia a la idea de "sentimiento océanico" que le hiciera ver a él Romain Rolland y que usaría en su libro El malestar de la cultura. «Sólo gracias a este sentimiento oceánico podría uno considerarse religioso, aunque se rechazara toda fe y toda ilusión». Y termino con esto que repite Emilia de Robert Desnos «Yo no creo en Dios, pero tengo el sentido de lo infinito. No hay nadie más religioso que yo».

Esta tarde, en nuestra primera sesión del Club de Lectura "Identidades y Lenguaje" recibimos a Emilia Conejo. Nos reunimos un día al mes en la librería Áncora de Málaga. ¡Conoce aquí los detalles de estos encuentros!

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