«El sueño de toda célula», de Maricela Guerrero (Kriller 71 Ediciones)

Un poemario que reúne las preguntas importantes sobre el cuerpo, que siempre llevan al deseo.
Portada de «El sueño de toda célula», de Maricela Guerrero (Kriller 71 Ediciones)
¿Podemos escapar del mandato productivo?, se pregunta Guerrero

En el centro del poemario El sueño de toda célula de Maricela Guerrero (Kriller 71 Ediciones) encontramos a la maestra Olmedo, una figura de autoridad para una niña que descubre el valor de la observación y aprende las herramientas de la clasificación, nombres como Linneo, «un método para recolectar, resguardar y clasificar especies vegetales». Pero este es sólo el punto de partida para una exploración honda en torno a las relaciones de poder que también determinan la mirada sobre el mundo. A través de su poesía anticolonialista donde la rabia es un río de lobos que asciende a través del lenguaje, la autora nos invita a prestar atención a los signos invisibles que rigen nuestra vida y condicionan nuestra mirada y las relaciones con los otros. Un poemario fascinante que se suma a la larga lista de libros necesarios de esta bellísima editorial.


Introducción


«Célula quiere decir hueco:/ como una hoja para ser escrita». Maricela Guerrero construye en El sueño de toda célula (Kriller 71 Ediciones) un mapa de ausencias, de heridas, de sueños quebrados. La inocencia del descubrimiento del mundo poco a poco se va manchando de palabras nuevas que conducen a significados torcidos. La lengua del imperio destruye los cuerpos y también el mundo que esos cuerpos habitan; su interés está puesto en la producción, a la que se denomina progreso, y se arma de eufemismos para controlar el funcionamiento de las células. Guerrero construye «una utopía político-ecológica». Lo dice Rosa Berbel en un fabuloso prólogo, donde también asegura que es una lectura que expone las contradicciones del aparato de pensamiento destacando que podría servirnos «para pensar desde la fricción y el borde entre disciplinas, para alumbrar nuevas formas de relación con el conocimiento».

Estas palabras preliminares filosóficas y cariñosas son la mejor manera de adentrarse en la poesía disruptiva de este libro que «se asombra ante los milagros del mundo e imagina otros que ni siquiera existen». También es Rosa la que habla aquí. Y es que, a través de una forma fragmentaria, la poesía de Guerrero nos invita a pensar la realidad y hacernos preguntas en torno a la forma de ceder espacios a la autoridad y a relegar libertades en un mundo capitalista. Un viaje de indagación que sólo puede conducir a las preguntas importantes: ¿Qué significa nuestro cuerpo? ¿De qué manera las reglas del capital rigen nuestro movimiento celular? Y algo todavía más importante: ¿se puede escapar de ese mandato productivo? Un poemario que intenta avanzar en esa línea y que nos ofrece ideas para poner en palabras nuestras inquietudes más hondas.


¿Se puede escapar del potente mandato productivo?


El origen del origen


La maestra Olmedo cartografía el significado del mundo ofreciendo herramientas que lo expliquen. «Y un día nos dijo el sueño de toda célula es devenir células, y millones de ellas participan de esta: nuestra respiración». El gran deseo de la poética de Guerrero es llegar al centro del origen. No al origen de las palabras sino del sentido de las palabras. Y en ese viaje los nombres de las plantas se van extendiendo y resignificando la relación con el mundo. Sábila/ Yerbabuena/ Olmo/ Arce abeto/ Lobo/ No estamos solos:/ estamos aquí».

Y en el origen de este libro está Primero sueño de Sor Juana, donde la voz poética recorre el mundo en una vista de águila que se conjuga entre el mundo del sueño y de la vida. De una forma lúcida y poética, la escritora del siglo de oro propone en este poema una lectura del viaje del alma humana en busca del conocimiento absoluto. Sor Juana lo plantea como una alegoría del sueño, en el que el alma abandona temporalmente el cuerpo y trata de alcanzar las verdades supremas del universo. Un libro siempre está detrás de otro libro, y de otro libro, y de otro libro, y saber mirar ese vínculo es parte obligatoria del oficio de la crítica, aunque ya lo estemos olvidando. En el libro de Sor Juana encontramos ese afán de entender el cosmos, de llegar al origen, y la sensación de frustración ante el fracaso; creo que Guerrero rinde un fabuloso homenaje a esa joya de la literatura.

El mundo conocido está amenazado por la lengua del imperio. Esta es una de las primeras ideas que se desprenden de esta lectura. Esas palabras, que es un modo de observación, constriñen la frontera del significado real del mundo, introduciendo una nueva forma de entendimiento, que va en contra de la quietud y la atención verdadera. No comulga con la idea de que «A veces detenerse es otra forma de fluir». Estos poemas nos invitan a cerrar los ojos: párpados como cortinas que impiden el repiqueteo refulgente de las luces amarillas de un mundo en descomposición. A través de la lectura intentamos llegar al origen del origen, para interpretar las muchas maneras en que hemos sido domesticadas. Primer paso para salirnos del embudo mortal donde los sueños son lo primero que desaparece, también en singular. La indagación de guerrero también conduce a la catástrofe medioambiental que provoca el progreso y trata de hilar fino para interpretar las acciones que conducen a la desaparición de especies: «Ahora introdujeron compañías constructoras extranjeras que derribarán árboles y traerán progreso».


Portada de «El sueño de toda célula», de Maricela Guerrero (Kriller 71 Ediciones)
Una voz precisa y salvaje

La lengua del imperio


Maricela Guerrero defiende con acierto en este libro la posibilidad de construir una lengua sobre la lengua cotidiana; un trabajo que se ha vuelto imprescindible en nuestros días. La defensa de una lengua vernácula, que se anteponga a la lengua del imperio. «Un día de estos reconoceremos en lenguas vernáculas cómo aligerar la lengua del imperio y sacudirla». Es importante aquí ampliar la idea que tenemos sobre el mapa del mundo; porque no luchamos contra el mismo imperio que nuestros antepasados; la lengua del imperio, por tanto, ha cambiado, y las formas simbólicas de apropiación de la voz individual también se han transformado. Y el nombre de la colonia hoy es otro. Sin embargo, la oposición a la fuerza brutal del capital se vuelve un trabajo cada día más urgente. Y este libro se propone la búsqueda de un «un lenguaje que sea comunicación y alimento».

Cuando Guerrero habla de la comunicación la introduce en un contexto comunitario, en las dinámicas del cuidado, donde hay peligros pero hay también una red de contención que permite la supervivencia, y se aferra a la red de madera y micorrizas que establecen los árboles en los bosques aprovechándose de las propiedades fertilizantes de los hongos para construir un terreno protegido para el crecimiento de las raíces, creando fuertes lazos comunitarios que tienen como objetivo que los árboles más robustos alimenten y protegen a los más débiles. En este fascinante mecanismo vegetal reposa el sentido y el camino que va trazando El sueño de toda célula. En la propuesta de construir un nuevo lenguaje está la clave. Este nuevo lenguaje se construye saltando al vacío, regresando al origen de la voz, asomándose al sueño verdadero de la célula, para construir un horizonte hecho de bosque y no de algoritmos. Entender de una vez y para siempre que «En la lengua del imperio no se trata de reconocer que una célula proviene de otra célula sino de determinar qué célula llegó primero» es un excelente punto de partida.


Portada de «El sueño de toda célula», de Maricela Guerrero (Kriller 71 Ediciones)
Maricela Guerrero defiende con acierto en este libro la posibilidad de construir una lengua sobre la lengua cotidiana

El lenguaje fragmentario de Maricela Guerrero


Una de las peculiaridades asombrosas de este libro es su estilo fragmentario. Todos estos poemas persiguen el objetivo de «reconciliar las partes rotas» y se abren camino a través de las contradicciones de un mundo que tiende a la desaparición. En ese contexto «Precisamos nombrar las cifras de opacidad alrededor de territorios de resistencia contra las extracciones». Guerrero se aferra a un lenguaje quebradizo y poco lineal para revelar las fisuras y contradicciones inherentes a la experiencia humana. A través de esta fragmentación, se desmonta la ilusión de coherencia que se propone quien clasifica el mundo, y nos permite asumir las tensiones que juegan un papel preponderante en la configuración de la realidad.

Si volvemos al bosque, podríamos pensar que la gran enseñanza de la Maestra Olmedo no reside en poner en práctica un modelo de conocimiento institucional sino en descubrir las formas en que la propia naturaleza se rebela a esa forma estructurada de observación, acercarse a las excepciones, a las individualidades, que es lo que la poesía viene a decirnos. Todo poema es una indagación en lo desconocido, no para revelar una verdad sino para reforzar la idea de que en cada idea hay infinitas posibilidades de percepción y sensibilidad. El lenguaje poético teje también su red subterránea y asocia lo lejano con lo íntimo permitiendo la conformación de una nueva lengua, vernácula, propia, inclasificable. Y esto viene a decirnos este libro fascinante.


El sueño verdadero de la célula es construir un horizonte hecho de bosque y no de algoritmos

Conclusión


Podemos pensar el mundo y las relaciones de muchas maneras pero todas ellas deberían contemplar la libertad de los cuerpos, todas ellas deberían llevar al entendimiento de las pulsiones como camino de interpretación. Y se hace imprescindible resolver la inquietud más importante: «De qué manera cuidar y recolectar para describir la/ forma de las hojas». Un poemario bellísimo que nos invita a transitar los caminos de la observación y el cuidado del mundo que nos rodea, esas células de las que también estamos hechos. Nuestro sueño. Y quiero cerrar volviendo a Rosa Berbel que escribe que este libro nos devuelve a lo salvaje permitiendo «pensarnos como en un sueño: esos lugares, en suma, que se encuentras ahí abajo, cada vez más abajo». Vamos a bajar al corazón del bosque.


Portada de «El sueño de toda célula», de Maricela Guerrero (Kriller 71 Ediciones)
EL SUEÑO DE TODA CÉLULA. MARICELA GUERRERO. KRILLER 71 EDICIONES. 2024

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