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Cuando lo cotidiano entra en cortocircuito y el mundo conocido se desploma aparecen los miedos, que es lo mismo que decir que aparecen los fantasmas. Un lugar mejor, de Pedro Ugarte (Páginas de espuma) es un libro que se posiciona justo al límite del derrumbe y trata de explicar lo que estuvo antes, para darle forma a la catástrofe. Forma, es decir, una explicación sobre el proceso de destrucción. Si pensamos que nuestra vida es un viaje inevitable al olvido, entonces podríamos decir que estos cuentos toman ese carácter para intentar entender por qué si ya sabemos de qué va esto, insistimos, por qué persistimos en una esperanza que sabemos condenada al fracaso. Ahí está el motor o el hilo conductor de estos cuentos. Ahí, la pulsión de una escritura que tiene raigambre en lo cotidiano y que se eleva desde los pequeños gestos a través de un lenguaje sin bordes.
una escritura que tiene raigambre en lo cotidiano y que se eleva desde los pequeños gestos a través de un lenguaje sin bordes
Un largo viaje
Como si fuera un largo viaje en tren, la lectura de Un lugar mejor nos adentra en los complejos vínculos que nos hacen avanzar en la vida mientras atravesamos las estaciones sobre las que pendula nuestra existencia: la memoria, la soledad, la mentira. Cada una de las partes de este libro. Hay una última estación al final de este viaje que se organiza en función de las otras y que nos invita a realizar una reflexión profunda. Una especie de recapitulación, donde también cabe la pregunta en torno a nuestra relación con el mundo, con las exigencias de vivir en una sociedad hiperproductiva abocada al desastre pero que insiste en un estilo de vida tremendo que ya reconocemos como inaudito e impracticable a largo paso, pero todavía no hemos decidido deshacer.
«Voy a hablar del periodo más feliz de nuestra vida: cuando a mi padre le diagnosticaron una enfermedad terminal». Ya esta primera frase nos revela la contundencia con la que Ugarte se acerca a las palabras. El juego de luz y sombra que hay en su escritura nos permite acceder con facilidad a la obsesión sobre la que se construye, el absurdo arte de vivir. La crueldad, la incomunicación, el desconcierto y los vínculos voraces son las muchas formas en que los textos se van abriendo camino, a través de ese absurdo. Como si en el fondo la razón de la escritura estuviera en alcanzar cierta trascendencia en lo mínimo, en recuperar el entusiasmo sobre aquello que parece esfumarse y perder altura según nuestro grado de acercamiento, de nuestra observación obsesiva. Así, lo cotidiano esta en el centro y desde ahí se va levantando una reflexión sobre lo profundo.
Uno de los elementos sorprendentes de este libro es el estilo sofisticado de la escritura, sobre todo porque sin ser barroca tiene elaboradas observaciones y está llena de matices. La ironía está muy presente y se acopla al relato acompañada de un contrapunto de ternura que permite un mayor acercamiento a la realidad de los personajes, humanizándolos y volviéndolos cercanos. Por momentos nos asalta cierta mirada pesimista, pero con el correr de los cuentos se convierte en resignación, esperanza desesperanzada, mirada oblicua sobre la realidad. Y es que, en estos cuentos todos los personajes podrían ser personas de nuestro círculo o incluso nosotros mismos, con nuestros conflictos propios de la condición humana. Nosotros, con nuestras rarezas: el hombre que cada mañana se enamora de una desconocida en el metro, la mujer enferma que fantasea con escapar de su matrimonio, la pareja que viaja convencida y vuelve rota... Los personajes de Ugarte están en movimiento, buscándole el sentido (y algunos sin saberlo del todo) a la vida en un mundo que a menudo les resulta extraño, del que se sienten apartados de alguna manera.
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El lenguaje y la minuciosa construcción de los personajes operan la magia de este libro |
El lenguaje
A lo largo de este libro vamos descubriendo que las palabras importan. Y mucho. La mayoría de los cuentos se sostienen gracias al lenguaje. Aquí hay algo que en la primera lectura me resultó confuso: la búsqueda de profundidad se quiere hacer desde un lenguaje que por momentos podría resultar plano. Esto es algo llamativo porque, pese a ello, los cuentos alcanzan un vuelo poético, pero esa luz no está del todo en el lenguaje sino en lo que lo rodea. Y creo que esto es sumamente interesante. «Consuela recordar que entre nosotros la violencia adquiría modos tan abstractos que casi podrían confundirse con la colaboración: diminutas mezquindades, distracciones, omisiones o escapatorias practicadas al amparo de la mera cobardía.», leemos. Y en ese juego de contrastes los vínculos más significativos de la vida adquieren protagonismo.
Y la familia, como no podía ser de otra manera, también alcanza cierto protagonismo, como un gran espacio donde todas nuestras obsesiones, fobias y taras mentales y emocionales encuentran su cauce, o su explicación. En el centro de estos cuentos hay familias infelices. Porque esto, aunque parezca el máximo tópico de la literatura, junto a la soledad y los bichos, no deja de ser cierto. Toda la experiencia de la vida puede explicarse en una escena familiar, qué duda cabe. Y Pedro Ugarte se arriesga con el tópico para darle la vuelta. No faltan tampoco los apuntes en torno a los mecanismos rabiosos de los vínculo. Como dice Jaureguiberry, «nos refugiamos en el grupo para sentirnos protegidos y, con el fin de blindarlo mejor, condenamos a los vulnerables, a los débiles, a los frágiles como Fermín». Pero el modo en que Pedro Ugarte explora esos límites es a través de personajes sólidos que tienen toda la credibilidad de su escritura.
Una estructura que supone un largo viaje, con sus estaciones y sus momentos lacios
La oscuridad luminosa
El libro empieza y termina con el padre. Y es atravesado de punta a punta por la muerte. El último cuento también empieza de forma determinante. «El móvil, en silencio, vibró compulsivamente. Miré la pantalla: era mi padre». Esta forma de articular todo el viaje a través de los vínculos atávicos me ha resultado un gran acierto. Un lugar mejor nos propone, parece ser, una mirada honda sobre las formas en que se tuercen los afectos pero, sobre todo, las muchas respuestas que encontramos para las cosas más sencillas e inexplicables. Como si tener una explicación calmara. Un libro que confirma por qué Ugarte es reconocido como uno de los grandes cuentistas de este país.
Los doce relatos que conforman este libro se organizan en una estructura que supone un largo viaje, con sus estaciones y sus momentos lacios. A través de ellos, Ugarte explora algunos de los temas universales sobre los que no nos cansamos de pensar, leer y escribir: la felicidad, la memoria, la soledad y las relaciones humanas. Y por usada que nos resulte, la idea del viaje sigue siendo una de las formas geniales de pensar en la existencia, con sus
abismos interiores y su inexorable ir hacia delante (que siempre exige al mismo tiempo un ir hacia atrás).
Entre los rasgos curiosos de este libro habría que señalar que tratándose de una obra oscura, donde hay una persistencia del daño y la inutilidad de los esfuerzos, se encuentra impregnada de luz. Posiblemente porque, pese a ese desarraigo, ese viajar a ninguna parte que emprenden los personajes, hay una visión interesante sobre la realidad, una exploración de las problemáticas del mundo moderno a través de una escritura que quiere más, que quiere llegar más hondo, pero sin desprenderse de la superficialidad a la que muchas veces nos empuja la vida.
Es una obra que invita a la reflexión sobre la naturaleza de la felicidad y la complejidad de las relaciones humanas pero, sobre todo, que nos impulsa a amigarnos con la inutilidad de la existencia, con la posibilidad de que no ocurra nada y que toda la luz venga del paisaje, y de la imaginación que siempre pide más. Como le ocurre al narrador de uno de los cuentos al pensar en el futuro de su hijo —«Emprendería una nueva vida, quizás en un lugar mejor»—, esta lectura nos invita a creer en las mil posibilidades que guarda para nosotros la literatura. Que nadie se quede fuera de este viaje.
El jueves 24 de abril a las 19.00 tendrá lugar en la librería Áncora de Málaga un encuentro doblemente literario: presentaremos el libro junto al autor y el escritor Rodrigo Blanco Calderón en el marco del Club de lectura "Identidades y lenguaje"; será una ocasión perfecta para conocer el trabajo de este prestigioso cuentista. Nos encantaría que nos acompañaras.
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UN LUGAR MEJOR. PEDRO UGARTE. PÁGINAS DE ESPUMA. 2025. |
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