Contaba Ray Bradbury que cuando tenía nueve años se enteró de los tres incendios en la biblioteca de Alejandría y se echó a llorar. De ese dolor, que fue una mezcla de miedo y desesperanza, surgiría una de sus obras más importantes, Farenheit 451. Otra escritora, Alfonsina Storni escribió en Nosotras y la piel que quería un mundo real de igualdad, y se oponía de forma rotunda al feminismo perfumado, que se caracterizaba, decía, por una exagerada preponderancia de ciertas características naturales al punto de elevarlas a la peculiaridad de "dones" o "hallazgos" y a la búsquedad de una igualdad sexual mal enfocada. Tenemos aquí a dos escritores, muy diferentes, pero que, movidos por una misma necesidad profunda: escribir para que el lenguaje opere como espacio de reflexión y de cambio, no tuvieron inconveniente en elevar su voz. Guiados por una naturaleza indómita y despierta.
La pregunta de por qué hacemos las cosas deberíamos incorporarla como parte ineludible de lo que somos. Reconocer nuestras motivaciones y discernir la utilidad que descubren los demás en lo que nosotros hacemos es una buena forma de plantearse retos nuevos y colaborar con el crecimiento colectivo. Cuando nos planteamos la idea de crear un sitio de lecturas, nuestro primer comentario fue "¿uno más?" seguido de "¿es que ya no hay suficientes?" Sí, es cierto, Internet está plagado de espacios para lectores pero el hecho de que la literatura y los libros no sean realmente relevantes para el movimiento del mundo indica que tan bien no estamos haciendo las cosas.
Nuestro objetivo es darle una vuelta de tuerca: este será un sitio para lectores que se responsabilizan de lo que leen y cómo lo leen. Empezamos por nosotros mismos, demostrándote que leemos por pasión salvaje, y que los libros nos devuelven las ganas de seguir cuando el mundo nos cansa. Si los escritores trabajan con las palabras porque entienden que es su pequeña contribución a mejorar el mundo, o proponer nuevos universos, la lectura también surge de esas mismas necesidades pulsivas y animales, y aunque con el tiempo se vayan transformando —porque la educación lectora también es importante, y nos permite disfrutar más y mejor de lo que leemos—, siempre pervive en nosotros esa primera búsqueda, ese primer flechazo —contacto de bosque— con la literatura. Hace falta que nos reunamos más a hablar de libros. Ésta ha sido nuestra conclusión respecto a las motivaciones del sitio, y queremos poner nuestro granito de arena. Porque creemos que todavía necesitamos más crítica y deseamos colaborar con la formación lectora y también nos proponemos avivar el fuego lector y acompañarte en esa búsqueda desesperada de lecturas y mundo literario.
La fuerza atrayente que ejerce sobre nosotros la literatura es seguramente una de las cosas más difíciles de explicar: algo que, por otro lado, tiene mucho más que ver con nosotros mismos de lo que creemos, con esa parte honda interior a la que sólo la exploración emocional nos permite acceder. Y la lectura, puede ayudarnos mucho en ese camino; descubrir esos libros capaces de abrirnos puertas es fundamental y el trabajo de los críticos lectores es ofrecer herramientas a la comunidad para discernir qué lecturas son las adecuadas para esa profundización personal. En esto principalmente queremos ayudarte con nuestras reseñas y recomendaciones.
La lectura, como un hacha que rompa el mar helado que habita en nosotros. Esto lo decía Franz Kafka, que tuvo que luchar contra el frío del sistema y contra sus propios miedos y nos dejo obras inolvidables como Un medico rural y otros relatos. Y esto, ahora que lo analizamos, se parece un poco a algo que escribió Ana María Matute: «Escribir es siempre protestar, aunque sea contra uno mismo». Ella, que vivió con especial frustración la pérdida de la fantasía —ese entrar en el mundo adulto sin llegar a dominar del todo los códigos y las exigencias de esa nueva realidad—, también dijo una vez que hay que inventarse un mundo porque acaba siendo verdad. Quizás por eso escribió Olvidado Rey Gudú, transformando su vida y la de muchos lectores para siempre al construir un mundo en el que creer. En el que nosotros creemos firmemente.
Son esa esperanza puesta en la voz de la imaginación y esa pasión por la literatura las que dan vida a este espacio donde conviven historias y mundos que deseamos hacer conversar, en perspectiva, y —esperemos— con astucia lectora. En Bestia Lectora no intentamos ofrecerte una crítica erudita sobre libros, sino algo que consideramos mucho más valioso: una invitación para que te asomes a estos mundos y puedas verte reflejado en ellos.
Lo que deseamos es que al salir de cada una de estas fantasías ciertas —volviendo a la voz de Matute—, puedas enfrentar el miedo, derretir el hielo de tu interior e inventarte un mundo pudiendo creerte cada cosa, ¡hasta que sea cierto! Asimismo, queremos ayudarte en el descubrimiento de la genealogía feminista, para obtener contundentes argumentos de debate, ¡necesitamos conocer la tradición para reconocer(nos) y buscar nuevas formas de contar(nos)! Pero lo dice mejor la Storni: «¿De qué desierto antiguo eres memoria que tienes sed y en agua te consumes y alzas el cuerpo muerto hacia el espacio como si tu agua fuera la del cielo?».
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