Biografía de Amelia Pérez de Villar

Escritora y traductora española.



Foto: El Asombrario

En el panorama literario español contamos con numerosos traductores y traductoras que han sabido reconducir la visión que tenemos de la literatura extranjera. Amelia Pérez de Villar es una de ellas.

Amelia Pérez de Villar nació en Madrid el 17 de septiembre de 1964 y ha desarrollado una amplia carrera como traductora, escritora y editora. Actualmente es uno de los pilares de la fabulosa editorial Fórcola, que trabaja en el rescate de ciertos clásicos y tiene un enfoque artístico de relevancia absoluta.

Desde hace varios años, Pérez de Villar colabora con artículos sobre traducción para revistas y ediciones de prestigio, tales como suplementos culturales (Litoral, Culturamas, El Cultural). Además ha colaborado con antologías y prólogos, y contribuido con proyectos como el ensayo Los hijos de Babel, publicado por Fórcola Ediciones.

Como traductora ha colaborado con editoriales como Fórcola, Páginas de Espuma, Galaxia Gutenberg, Ariel, Impedimenta y Tres Hermanas. También es directora de la Colección Ficciones de la editorial Fórcola, que ha publicado La memoria del cuerpo de Patricia Almarcegui, entre otras obras fabulosas.




La obra de Amelia Pérez de Villar


Si bien Pérez de Villar es conocida mayormente por sus traducciones, siendo una de las principales traductoras de d'Annunzio, Ginzburg, Wharton y Stevenson entre otros autores extranjeros en España, también tiene una reciente obra literaria que merece nuestra atención.

Ha publicado dos novelas: El pulso de la desmesura y Mi vida sin microondas. Uno de los rasgos fundamentales de su narrativa es la búsqueda de una visión minimalista y a la vez universal de la experiencia vital, donde la decadencia de la realidad, la pérdida de sentido y el deseo se convierten en ejes que contienen y sostienen la vida de los personajes.

En su último libro, Los enemigos del traductor, reflexiona sobre un importante tema del ámbito literario: las renuncias que desde el oficio deben hacerse para responder con fidelidad al ejercicio de traducción. Un trabajo cerca del empeño artesano del traductor y el compromiso que supone. Asimismo es un texto que intenta dar visibilidad a algunos de los asuntos más duros del oficio: la falta de reconocimiento, el trabajo solitario y la falta de interés por parte del sector literario sobre este relevante trabajo.

La obra de Pérez de Villar es amplia y valiosísima, y seguramente muchos de vosotros habréis disfrutado de alguna de sus traducciones sin darle mayor importancia. No obstante, todavía estamos a tiempo de revalorizar el trabajo de los traductores, luces que nos permiten disfrutar de la narrativa extranjera de la forma más fiel posible. ¡Que vivan las traductoras como Amelia Pérez de Villar!

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