En la literatura rusa dorada, el nombre de Fiódor Dostoyevski destaca por sobre casi la mayoría.
Fiódor Dostoyevski nació el 11 de noviembre de 1821 en Moscú, en el seno de una familia de clase media. Su obra está llena de sentimientos e imágenes de quellos días de la niñez.
Cuando tenía 11 años su madre falleció de tuberculosis y su padre lo envío a él junto con un hermano a estudiar en el colegio militar. Allí comenzó a interesarse por la literatura. La lectura de Shakespeare, Pascal y Hoffmann, cambiarían su vida para siempre.
A los 24 años dejó el ejército y comenzó a dedicarse a la escritura. Aunque tuvo muchos problemas económicos, no consiguieron hacerlo desistir de su pasión.
Su interés por el juego, lo llevaron a contraer severas deudas que volvieron cada vez más difícil su existencia. Sumado a esto, su paso por los campos de trabajo de Siberia como preso político, también dejaron una importante huella en su ánimo y en su ideal.
Fiódor Dostoyevski falleció el 28 de enero de 1881 en San Petersburgo a causa de un ataque epiléptico que se complicó con un enfisema pulmonar.
La obra de Fiódor Dostoyevski
Dostoyevski es uno de los autores más destacados de la Rusia zarista. Sus obras cuentan con una profunda exploración de la psicología humana y las vulnerabilidades de nuestra especie. En ese camino, la infancia y el proceso de crecimiento, de reconocimiento y de construcción individual y social ocupan un papel predominante.
Entre sus obras más importantes habría que señalar Crimen y castigo, El adolescente, Memorias del subsuelo. También en su obra se destacan algunos títulos que escribió para manifestar su oposición al movimiento socialista. Podríamos señalar Los endemoniados y Diario de un escritor.
La obra de Dostoyevski fue fundamental para la elaboración de ciertas teorías en torno al comportamiento humano. De hecho, fue uno de los primeros psicólogos de la historia, ya que sin ser filósofo, supo observar tanto y tan bien que explicó con maestría el comportamiento humano y los síntomas de determinados trastornos emocionales.
Dostoyevski era un hombre con ideas claras y propias. No se apoyaba en los manifiestos de otro. Era cristiano pero rechazaba ciertas prácticas de la iglesia. Le interesaba construir una sociedad justa, pero la creía posible sólo desde la individualidad y la búsqueda personal. Seguramente leerlo es abrirnos las puertas a un universo en el que podemos encontrarnos y reflexionar en torno a nuestra propia idea de sociedad.
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