Biografía de Jacobo Fijman

Poeta relacionado con las vanguardias rioplatenses del siglo XIX.



Biografía de Jacobo Fijman

En la poesía argentina de principios del siglo XIX hay un nombre que no aparece en el canon y que, sin embargo, ha tenido mucho que ver en la deriva de la poética nacional. Hablamos de Jacobo Fijman.

Jacobo Fijman nació el Uriff (actual Moldabia) el 25 de enero de 1898. Cuando tenía cuatro años, su familia se exilió en Argentina; donde Jacobo residió desde entonces. Desde su adolescencia su vida estuvo marcada por profundas depresiones pero también por una sed de autenticidad inigualable. Fue músico callejero, periodista punzante y poeta irreverente.

Si bien durante su juventud consiguió una gran visibilidad en los círculos literarios de Buenos Aires, pronto esta acogida fue ensombrecida por su reclutamiento en un hospital psiquiátrico, donde pasó más de 28 años. Pese a que desde allí continuó escribiendo, le fue resultando cada vez más difícil ser tomado en serio por el panorama literario local.

Jacobo Fijman falleció el 1 de diciembre de 1970 en Buenos Aires como consecuencia de un edema pulmonar. Nos queda su poesía y una deuda inmensa de la literatura argentina con uno más de los muchos poetas que fueron silenciados por los censuradores que lideran las instituciones del país.



La obra de Jacobo Fijman


De la obra literaria de Fijamn se han sostenido frente al olvido y el paso del tiempo cuatro libros. Tres publicados en Buenos Aires: Molino rojo, Hecho de estampas y Estrella de la mañana, y un cuarto que fue publicado de forma póstuma: Romance del vértigo perfecto, donde podemos encontrar algunos poemas fechados entre 1957 y 1958.

Entre las cosas que deben señalarse respecto a su poética no debemos olvidar que describió como nadie la forma en la que los fantasmas amenazan la cordura; usando un lirismo recortado que permite entrever la angustia de una forma impresionante.

En su poesía, luz y oscuridad están en lucha constante. Al leerlo, una parte de nosotros tira para ver la armonía de los colores a través de la iluminación, y otra intenta abrirse a ese pozo de miedo y oscuridad que parece una compañía de la que Fijman jamás pudo despegarse.

En los años setenta, los surrealistas tardíos recuperaron la voz de Fijman; no obstante, siempre desde un espacio sombrío. Hasta el momento no se lo ha incorporado como protagonista de una poética en la que se apoyarían autores que sí han sido incorporados al canon, como Alejandra Pizarnik o Juan Gelman, por mencionar dos poesías de estéticas y generaciones diferentes.

Definitivamente, como dijo Artaud de Van Gogh, Fijman fue un hombre «suicidado por la sociedad»; a quien se dejó fuera del canon no tomando en cuenta su poesía sino su ideología y su espíritu inestable.

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