Lo monstruoso ocupa un lugar relevante en el universo del cuento. En la tradición argentina ha sido lo deforme, lo que se sale de la norma, objeto de creatividad para narradores de todas las épocas. Leopoldo Lugones, el gran maestro de Borges, aunque pocos se lo reconozcan, supo mostrarnos un camino de búsqueda donde la realidad dice mucho más de lo que cuenta. Seguramente es uno de los que más ha revolucionado el mundo de la narración breve del Río de La Plata.
En nuestro capítulo de Miércoles de Cuento te invitamos a leer a una autora que ha sabido descubrir también una forma de jugar con lo monstruoso, en su caso, es una especie de coqueteo con lo atípico pero sin salirse del todo de la realidad. El cuento escogido se llama "Plaga" y pertenece al último libro de María Victoria Vázquez, Salamandra (Textos intrusos).
En Salamadra, María Victoria Vázquez parte de una epifanía o un accidente para relacionar todos los sucesos de la vida con una señal, más o menos visible. Así, cada vez que se desata la tormenta de una narración, es porque de pronto ha pasado algo que interrumpió la rutina, algo inusual, casi fantástico. El vuelo de una polilla, un trueno, una muerte, pueden ser imágenes contundentes para que la tempestad se desate y se desmorone el mundo conocido para los personajes.
Sin pretensiones, Vázquez indaga sobre las formas en las que las acciones de los otros nos afectan y las maneras que tenemos de ponernos a salvo. Con respecto a lo monstruoso, es muy interesante la forma en la que se adhiere a esta tradición, trabajando desde el monstruo que todos llevamos dentro. El monstruo siempre está dentro, acechando, para dar el zarpazo.
"Plaga" es un buen ejemplo de estas tres características presentes en todo el libro. Tenemos la historia de una niña a la que han comprometido con un hombre, siguiendo una tradición patriarcal asquerosa. Su vida desde ese momento en adelante se plantea como una rutina triste y carcelaria, pero algo sucede que desencaja todo el sistema y le da a la joven una segunda oportunidad. Este relato plantea lo monstruoso como la norma pero tiene un giro sumamente lumínico, y por eso me ha interesado. La frutilla que corona el postre es el empoderamiento femenino y la sororidad, ¿cómo no iba a escogerlo de entre todos los cuentos?
Salamandra es un libro fabuloso donde se percibe el gran conocimiento de la tradición y la búsqueda de una estética propia. En este cuentario hay muchos relatos interesantísimos que se encajan en una tradición cuentística donde lo fantástico atenta con romper los esquemas de la realidad. Os deseo que no os lo perdáis.
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