Miguel Ángel Arcas en «Martes de Aforismos»

En nuestro «Martes de Aforismos» una sentencia de Miguel Ángel Arcas.




Foto: Miguel Ángel Molina (EFE)

Dice Miguel Ángel Arcas que el gran peligro del género aforístico es su aparente facilidad. En esta nueva entrega de «Martes de Aforismos» te invitamos a conocer o releer a uno de los aforistas más interesantes de la literatura contemporánea española.

Miguel Ángel Arcas nació en Granada en 1956 y además de cultivar la escritura desde la poesía y la narrativa, es director de la bellísima editorial granadina Cuadernos del Vigía. Desde este barco ha sido un agitador que ha conseguido darle un lugar de visibilidad aparentemente imposible a este género malcomprendido.

Arcas define al aforismo como «un género oblicuo y estimulante» que requiere de un trabajo de «pulcritud, minuciosidad y paciencia». Una actitud que va al encuentro de «la luz que se desprende de lo que se acaba de romper». Esto no es sólo teoría, ya que el escritor granadino lleva explorando y enriqueciendo el género desde hace mucho tiempo.



El verdadero rostro


En su trabajo estético descubrimos un constante cruce entre poesía y aforismo; un camino de ida y vuelta, un cruce de géneros que se retroalimentan y dan vida a una serie de sentencias contundentes que no se hallan desprovistas de color y de sensibilidad poética.

En su obra encontramos interés por una explicación de la vida y de la realidad que se halla a mitad de camino entre lo humorístico y lo filosófico. Para este «Martes de Aforismos» hemos escogido una de sus composiciones, publicadas en la antología Aforistas españoles vivos» (Libros al Albur).

La mirada de Arcas se apoya en el lenguaje para mostrar espacios de nuestra vida que parecen imperceptibles o incluso que se hallan escondidos a propósito. En este aforismo encontramos un interés por extraer la esencia de la que estamos hechos los humanos. Con humor y lucidez, Arcas nos invita a pensar en lo que no está en el aforismo. ¿Qué somos cuando no somos lo que el aforismo describe? Posiblemente, en esa idea radique esa mirada oblicua que vincula con el género.

«El verdadero rostro se ve en el sueño, en la lascivia y en la muerte».

[Aforismo de Miguel Ángel Arcas, publicado en la antología Aforistas españoles vivos (Libros al Albur)]

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