Sensualidad y precisión. Parecen dos elementos imposibles de combinar en un relato y, sin embargo, al leer a Jeanette Winterson descubrimos que es posible. En el relato La poética del sexo, de Jeanette Winterson estos dos elementos se extienden sobre la experiencia amorosa de una forma contundente. A través de una voz atravesada por la fuerza, la rabia y el miedo, Winterson formula una serie de ideas en torno al amor, la pasión y el deseo. Y a lo que hay de natural y aprendido en ellos.
La poética del amor sexual
Entre las cualidades de la obra de Winterson hay que señalar su empeño por el detalle. Hay algo de pictórico en su escritura. Lo gráfico se extiende a través del lenguaje y nos permite experimentar una lectura que se vuelve física y que nos transforma. Lo curioso es que lo consigue sin ahondar en detalles, sino a través de construcciones elípticas que terminan desarrollándose más usando nuestra percepción que de una forma clara o evidente. A través de un lenguaje sobrio y a veces seco, que vira constantemente según las necesidades de la historia, nos transporta a través de caminos llenos de sensualidad y sentido.
La poética del sexo es un relato breve dividido en varias partes a través del cual Winterson explora la forma en la que miramos el deseo propio y de la persona que amamos, y también sobre la manera en la que las normas sociales afectan a esa mirada. En un intento por poner por encima de todo el amor, la ternura, el deseo innato de la piel. Lo hace a través de una relación entre dos mujeres que comienza con el descubrimiento del deseo y termina en la madurez (o maduración), el punto en el que deseo y cuerpo se han unido para siempre; en ese estrecho y extraño lazo que forman las palabras con las cosas.
Atraviesa todo el relato una reflexión entre las pulsiones del deseo y su vínculo con lo que podríamos denominar amor. Winterson se detiene en la idea de que tanta división es inútil e innecesaria, y se centra en el ahora, aquí, como movimiento de los cuerpos, las relaciones y el deseo. Entra aquí una interesante mirada sobre cómo ven los heterosexuales el amor homosexual, sobre las preguntas y clichés que impregnan esa mirada y una reflexión, todavía necesaria, sobre la homofobia, siempre presente, siempre poniendo en tela de juicio la veracidad del amor, del deseo, siempre como hilo conductor de un juicio sobre los sentimientos, cuando estos hieren la línea del sistema, se oponen a las normas.
Estamos también ante un relato que presenta la libertad como condición única y representativa de una persona; y en ella el deseo como pulsión de conquista. Una rebeldía contra la heteronormatividad y contra las imposiciones de un mundo pensado por y para los hombres, donde las mujeres siempre tarde o temprano terminan siendo objetualizadas. Contra esa visión, que atraviesa todo el mundo que conocemos, se rebela con inteligencia y perspicacia la Winterson, para escribir sobre lo que hay de íntimo y de revolucionario en el acto de amor sin tanto juicio. Ese punto en que el amor no tiene marco de contención social o moral ocupa la idea fundamental de este relato exquisito.
En La poética del sexo tenemos un relato extraordinario, escrito con precisión y ternura, y que nos puede servir para descubrir o continuar asomándonos a la obra de probablemente una de las autoras más viscerales de la literatura contemporánea anglosajona. No podía faltar en nuestro ciclo «Miércoles de cuento». Y para demostrarlo, dejamos aquí un fragmento:
«El amor es difícil. El amor se endurece, que no es lo mismo que decir que cada vez es más duro amar. No es duro amarte. Lo que cuesta es amarte bien. Tus expectativas son altas, no te conformas con un atajo y por eso decidiste salir por la puerta. Si soy sincera, debo reconocer que siempre he querido evitar el amor. Sí, dadme romance, dadme sexo, dadme peleas, dadme todos los componentes del amor, pero no esa simple y única palabra tan compleja que exige lo mejor de mí en esta hora, en este minuto, en este para siempre».
[La poética del sexo. Jeanette Winterson. Random House. 2017]
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