Entre las voces más interesantes de la literatura de nuestro siglo se encuentra Elfriede Jelinek, quien ha sabido crear una obra intimista sin perderse en la autoficción, y sin olvidarse de la importancia social de la literatura.
Elfriede Jelinek nació en Austria el 20 de octubre de 1946 en el seno de una familia de clase aristocrática, mitad checa mitad austríaca. Su abuelo fue uno de los fundadores de la marca automotriz Mercedes Benz. Desde pequeña sintió una gran afinidad por la cultura, particularmente por la música. Tanto es así que sus padres la inscribieron en el Conservatorio de Viena, donde se recibió de compositora. También cultivó el teatro y la escritura; siendo este último oficio el que le conquistara el corazón para siempre.
Sus ideas feministas y su postura de mujer intelectual que contradice las voces de los hombres la han convertido en una de las autoras más destacadas de su generación. Fue miembro del Partido Comunista y siempre trabajó con una estética donde la lucha obrera y feminista está en primera línea.
En 2004 fue galardonada con el Premio Nobel de Literatura, convirtiéndose así en la décima escritora en recibir este galardón. Ni siquiera en esa ocasión se privó de decir lo que pensaba; al ser consciente de que en gran parte le daban el premio como un ajuste de cuentas de la Academia con las mujeres en la Literatura, dijo: «Si Peter Handke, que se merece el premio mucho más que yo, recibiese el galardón, lo obtendría sólo como Peter Handke».
La obra de Elfriede Jelinek
Aunque sus inicios fueron en el campo poético, Jelinek se hizo conocida gracias a su novela El pianista, que incluso fue llevada al cine. Una historia controvertida de amor materno filial, donde trabaja de forma magistral con el abuso de poder y las relaciones enfermizas que pueden derivar de dicha situación.
Muchas de sus novelas presentan una narración coral, donde muchos personajes tienen el espacio de contar(se); en todas ellas, Jelinek ha trabajado con las extrañas relaciones que establecemos los humanos, donde la ambición y el deseo pueden ser detonantes de la mayoría de nuestros comportamientos. En su obra hay un cuidado exhaustivo de los tiempos y del tono, donde nunca podemos entender si estamos leyendo una narración o la improvisación de numerosas escenas que se solapan y transforman nuestro mundo.
Algunas de sus obras más importantes son Los excluidos, Obsesión, Bambilandia y Los hijos de los muertos. Que nadie deje de leerla.
1 Comentarios
Muy interesante esta entrada.
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