«Todas mis palabras son azores salvajes», de Gloria Fortún (Dos Bigotes)

Reseña de Todas mis palabras son azores salvajes (Dos Bigotes).

«Todas mis palabras son azores salvajes», de Gloria Fortún (Dos Bigotes)

«Necedad es dar instrucciones al corazón», escribe en Todas mis palabras son azores salvajes Gloria Fortún (Dos Bigotes). Un libro que puede leerse como un canto de supervivencia, de amor propio y amor compartido. Una renovación de los votos con el deseo y, sobre todo, una reivindicación del disfrute carnal más allá de la juventud. ¿Por qué todo poema amoroso hace hincapié en la frescura de la edad? ¿Acaso no seguimos amando y deseando vivamente pasada la treintena? Quizá sean éstas las preguntas que florecieron en Fortún y que la fueron guiando a componer este libro donde cabemos todas las subjetividades. No dejes de leerlo.


El amor y el deseo en la adversidad


Fortún revisa su universo íntimo: la cotidianidad de su casa y el cuerpo como una casa. Atraviesa las fronteras de un mundo que se tambalea y trata de rescatar la ternura y el deseo. El sentido del cuerpo cueste lo que cueste. Todas mis palabras son azores salvajes es un poemario sensual, lleno de erotismo y de sexo feroz, y también de inteligencia y de sutilezas. Una lectura que nos invita a «descubrir las posibilidades ocultas en todas las cosas», ofreciéndonos una experiencia que tiene los efectos de una bomba atómica: impacta en el centro de nuestros sentidos y no deja nada en pie. Cuando la lectura es una experiencia, entonces es que hemos llegado al abismo, y que la poeta ha hecho bien su trabajo.

El camino de este libro comienza con la desesperación que provoca en la voz que enuncia una ley de distanciamiento social (que podemos captar y comprender perfectamente) que la aleja de su amante. No hay salvoconducto que le permita acercarse a ella y debe lidiar con la ansiedad y la soledad de las paredes de su casa. Desde ese lugar, la rabia impone una mirada preocupante: ¿es éste un nuevo mecanismo para empujarnos de vuelta a las sombras? No hay afirmaciones sino constantes preguntas en torno a la libertad, el deseo y la búsqueda personal. Y ya empiezo a darte buenas razones para que lo leas.

El deseo, las imágenes y la memoria se trepan por las vigas de la casa y parecen provocar una sensación de desaliento en la mujer. El deseo gana e intenta romper las fronteras, porque no aguanta. Desde ese lugar el yo poético debe centrarse en la reconstrucción de las experiencias vividas, del amor acumulado (alejado ahora de su objeto de deseo) y del desamor (la revisión de experiencias anteriores que terminaron en fracaso). Pero esa revisión (que discurre de forma maravilloso en los poemas) alimenta el hueco de la ausencia, hasta que se vuelve insoportable la rutina. La yo poética, entonces, como una Penélope ya condenada, grita: «Vuelve conmigo o se perderá para siempre un idioma».


Reseña de «Todas mis palabras son azores salvajes», de Gloria Fortún (Dos Bigotes)

Cuando la poesía es una casa


Que la poesía es una casa, que el amor contiene lo vivido gracias a la memoria y que todo lo que sabemos de nosotras es también responsabilidad de otras personas, son algunas de las afirmaciones que brotan de estos poemas. La seguridad que da la contención, sin embargo, se resquebraja y el impulso sanador es sacarse el corazón con el pico. Porque cuando las cosas se tuercen, la casa se derrumba, y ahí la palabra se desajusta: esto también lo encontramos en este libro.

El empeño por salir adelante, salvaguardando una semilla que desconoce su futuro, impone una poesía que necesita contradecirse, que tiene que ir contra las normas, que tiene que sobrevivir en circunstancias adversas. La poesía, entonces, es el camino a una verdad. No el amor, la verdad es el punto de acogida o encuentro. «Resguardo mi última verdad, / irreductible amor sin casa». Quizá sea una lectura un poco reducida, pero me parece interesante esa constante búsqueda que choca con el mundo. El corazón que se desangra porque el mundo no lo entiende y que tiene que construir subterfugios donde armarse de valor para no claudicar. Y me parece interesante la reafirmación del yo en el deseo (y ésta es una verdad reicidente en los poemas) y no en el amor (huyendo así del discurso normalizado del romanticismo rosa).

Y aquí encuentro una de las características estéticas más interesantes de este libro: el carácter heterogéneo del discurso y de su forma. No sólo encontramos poemas de estilo libre, sino que, en muchos de ellos hay un discurso más narrativo, lo que otorga fluidez y movimiento a la lectura. Además, constantemente hay alusiones a algo que está fuera del poema donde el lenguaje combina simplicidad con sensualidad, y la voz poética quiere aferrarse a la verdad, a la luz, pese a la violencia del derrape. «Y te voy a decir una cosa: nada es pequeño en el amor».

El vínculo entre las palabras y esos hermosos pájaros, los azores, me ha parecido muy lúcido. Me gusta esta especie, donde la hembra es más grande (y útil para la supervivencia) y me gusta esa conexión con el lenguaje: todo lo que digo puede herir o cuidar, ¡ese matiz salvaje y natural otorga credibilidad a todo lo que leemos! La contradicción del deseo, la búsqueda de la satisfacción, pero también la necesidad de una tarde de sol volando a gran altura. ¡Qué fabuloso es volar con estas azores!


«Todas mis palabras son azores salvajes», de Gloria Fortún (Dos Bigotes)

Cuando yo es una otra


Pero aunque Todas mis palabras son azores salvajes es un libro intimista, también tiene un hueco para trabajar sobre lo colectivo. Un canto a favor de la libertad sexual. En ese sentido también me parece una lectura profundamente recomendable. «No hay ley, ni religión, ni código ético que pueda trascender mi verdad sentimental», escribe Fortún. Una yo poética que no está dispuesta a renunciar a su búsqueda interior, aunque sería más fácil doblegarse y no tener que luchar por cosas que las demás personas habitan desde el privilegio.

En esa búsqueda interior está el descubrimiento de las otras. De las que no encajamos en la norma, de las que deseamos algo más que la maldita postal navideña. Sobre esta lucha, también hay rebelión; ante la necesidad de luchar por cosas que no debería una tener que ganarse. Porque «hay quien nace teniendo que luchar por cosas que la gente / ni se imagina que son batallas». Cuando un libro se te pega al cuerpo y te sacude, entonces has encontrado una ventana desde la que mirarte mejor. La esperanza en las voces de las otras es seguramente uno de las mejores luces, cuando el mundo que te rodea se vuelve cada día más necio y unitario.

Me atrevo a decir que, sobre todas las cosas, Todas mis palabras son azores salvajes es fundamentalmente un poemario exquisito, lleno de esperanza, de empuje, de ánimo, para que no bajemos los brazos. Y ahora más que nunca: en un mundo donde la ultraderecha se ha hecho con el control de todo y resulta tan difícil sostener nuestra bandera colorida y vivir como se nos da la gana. Y me entusiasmo. Vuelvo a Fortún, que dice: «quieren obligarnos a vivir como si fuéramos de piedra». Sin duda, leerla es recordar que el mundo es un lugar hostil pero tenemos la esperanza y el deseo de nuestra parte. ¡Gracias, Gloria, por toda esta luz!

Gloria Fortún es una mujer inteligente que ha leído mucho, y sus lecturas cruzan constantemente su poesía. Hay muchas imágenes que son referencias literarias, también homenajes a las autoras que ha amado y traducido. Por eso, este poemario podría ser también una especie de álbum de vida y lecturas fascinante. Una buena forma de seguir sumando voces a nuestra genealogía de madres y hermanas. Este hallazgo es otra muy buena razón para leer este libro hermoso.

El camino del deseo tiene una cuota de equívoco. Quien no se juega, no pierde pero tampoco gana, dice un dicho popular. Y dice Gloria: «Equivocarse con el cuerpo siempre tiene algo de acierto». Las posibilidades que se encienden con su poesía, abrazan y aterrizan en el cuerpo, en lo que la poesía no nombra, en el amor lesbioerótico y en la planificación de un camino de libertad insólito. Leerla es sentir que te susurra al oído: «Querida amiga, todo o nada. Amor a medias nunca».


La poesía de Gloria Fortún (Dos Bigotes) en Bestia Lectora

TODAS MIS PALABRAS SON AZORES SALVAJES. GLORIA FORTÚN. DOS BIGOTES. 2021

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