Toda memoria colectiva se encuentra atravesada por la experiencia íntima. Por eso, para hablar de la historia de un país no hay mejor perspectiva que la de un individuo. Algo así como valerse de un objetivo de ojo de pez, para partir de un punto mínimo que ensanche los ángulos que conforman la experiencia grupal. Y éste es precisamente el gran acierto de «Parot», de Pilar Nadal. Una serie con una historia potente, un ritmo sostenido y unas actuaciones que demuestran el increíble talento que hay en este país. Que nadie deje de verla.
La magia de las historias únicas
Una de las grandes dificultades de la producción cinematográfica en España tiene que ver con una falta de aceptación. La mayoría de sus películas intentan imitar un estilo de vida que no se ajusta a la realidad del país: niños ricos que juegan a la mafia, películas humorísticas que tienden a imitar un estilo que no tiene nada que ver con la cultura del país y que terminan convirtiéndose en proyectos encorsetados y con poco vuelo (aunque sí, y esto es lo más extraño, con un alcance de popularidad inusitado).
A veces, sin embargo, aparecen cineastas que rompen con esa tendencia para mostrarnos historias que ocurren en nuestras calles y que nos permiten apreciar, a través de buenos guiones, el gran talento actoral del país. Cuando España se aferra a sus colores (y no nos estamos refiriendo a los de su bandera), a sus calles, a su humor, a su forma de entender la vida, el cine nos regala obras que nos hacen sentir en casa. «Parot» es un grandísimo ejemplo de esto que decimos.
En cualquier lugar hay una historia que merece ser contada. En esta idea reside la pasión periodística y también la semilla de la ficción. No necesitamos viajar a un sitio remoto para encontrar una buena historia. De hecho, saber mirar el mundo que nos rodea nos servirá para descubrir esas historias que sólo podrían suceder en este lugar. ¿Qué está pasando o ha pasado aquí y de qué manera mirarlo? Ésta quizá sea la gran pregunta que podría desembocar en un buen libro, una buena película o una buena serie. Evidentemente, en ningún otro país se podría haber hecho esta serie. Aquí merece la pena una aclaración: no se trata de ser nacionalistas sino de vivir con nuestras circunstancias y hacer de ellas nuestro material de trabajo. La escritura no debe desprenderse de la vida, ningún oficio debería hacerlo si pretende ser auténtico y llegar al corazón de los otros.
Hay cineastas que, viendo esto, han sabido crear historias centradas en la realidad española de las últimas décadas, trabajando sobre las diversas consecuencias de la crisis financiera o con realidades que durante mucho tiempo estuvieron totalmente ausentes en el cine. Y ahí tenemos «Cerca de tu casa», una brutal película de Eduard Cortés y Piti Español, que pone sobre la mesa la problemática terrible de los desahucios. Tan sólo un ejemplo.
«Parot», la serie escrita y dirigida por Pilar Nadal, pertenece a esta categoría de películas que además de entretenernos nos invitan a pensar en asuntos importantes, como lo es, en este caso, la anulación de la Doctrina Parot y sus consecuencias en la sociedad. Una serie que, sin embargo, no se queda en los datos históricos sino que intenta ahondar en el corazón de los personajes y motivarnos así a reflexionar sobre temas fundamentales para cualquier sociedad, como la justicia, la libertad y la superación de un gran dolor. Y también sobre la capacidad de perdón y los límites de ese dar olvidando lo ocurrido, como nos invita a pensar la etimología del término. ¿Existe algo imperdonable? ¿Es realmente posible superar un trauma? Éstas y otras preguntas se desprenden de esta historia. De lo individual y lo íntimo a lo colectivo y lo universal.
Cuando la vida se tuerce
La vida de Isabel Mora (Adriana Ugarte) es tranquila. Su trabajo como policía en el departamento de criminología fluye sereno y le sirve para mantenerse siempre activa y distante de sus emociones. Ha sabido construirse una coraza para protegerse del daño, convencida de que es una buena manera de sostenerse en un mundo violento y retorcido. Todo marcha sobre ruedas. Hasta que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos anula la aplicación de la Doctrina Parot, que pone automáticamente en libertad a una gran cantidad de presos condenados por asesinatos y violaciones. Entre ellos está Julián López de Haro (Iván Massagué), principal responsable de que ella no pueda llevar una vida social y emocional satisfactoria: Haro la violó cuando ella era adolescente. La puesta en libertad de su violador convulsiona totalmente el universo de Isabel; tendrá que hacer lo posible por sostener su trabajo y su vida.
La cosa se complica aún más cuando los excarcelados comienzan a ser asesinados de la misma forma en la que mataron a sus víctimas. A Isabel Mora se le asigna el caso, que deberá resolver con su compañero Jorge Nieto (Javier Albalá). Nieto, aunque a él le gusta fingir que sí, no es muy diferente a Mora. Su vida también se ve cronometrada por su trabajo y sus relaciones afectivas nos permiten intuir un pasado de abandono y desprotección. Podríamos sacarle la ficha como la de un policía loco por el trabajo, con un pasado del que sabremos poco pero que tiene mucho de herida y de ansias de justicia. Entre Isabel y Nieto hay una relación de amor-odio que irá desentramándose a lo largo de la historia. ¿Qué ha pasado con ellos para que desconfíen tanto el uno del otro? ¿Es más lo que los separa que aquello que los une? Habrá que ver la serie. Desde ya, por las actuaciones de Ugarte y Albalá ya merecería la pena verla, incluso si tuviéramos un mal guion; pero no es el caso. La relación entre ellos y toda la forma de tratar el conflicto son espléndidas.
Un elenco luminoso
Quizá uno de los actores que más se luce es Iván Massagué, que interpreta a un villano que casi roza lo caricaturesco, pero se queda al borde de lo extravagante, de modo que no rompe jamás el realismo de la historia. La versatilidad actoral de Massagué es alucinante: capaz de hacernos reír y llorar sin abrir la boca, porque es uno de esos actores que interpreta con todos los sentidos. ¡Una maravilla!
Lo de lo caricaturesco hay que decirlo: conseguir una interpretación que se quede al filo del esperpento es un gran acierto y difícil de ejecutar. También en "los buenos" ocurre esto. Porque aquí, los buenos no son tan buenos: se equivocan, se confunden y con sus tropiezos van consiguiendo otorgarle a la historia sus propios reveses. Adriana Ugarte y Javier Albalá hacen un trabajo extraordinario: han sabido vivir en los personajes, convenciéndonos de su realidad. El comportamiento de Mora, como mujer con un pasado de violencia machista, es absolutamente creíble, su forma de seguir adelante negando ese mismo pasado y su desesperación por sostener en pie la vida y la ¿mentira? que se ha construido son una buena razón para ver la serie.
Blanca Portillo, interpretando a Andrea Llanes (madre de Isabel Mora) es otra de las grandes actuaciones que dan vuelo a la historia. Una psiquiatra que intenta sostener su compostura y que se presenta como una mujer fuerte. De su pasado también se nos revela poco, pero lo suficiente como para empatizar con su carácter y su intensidad. El elenco lo completan una Patricia Vico (como Ana Hurtado, una periodista sin escrúpulos que busca una primicia cueste lo que cueste), Michel Brown (Plaza, un personaje misterioso y aparentemente inocente cuyo comportamiento irá cambiando y provocando dudas en el espectador), Nicole Wallace (Sol, la hija de Isabel, una actriz que en su corta carrera ya ha demostrado de qué madera está hecha) y Antonio Dechent (que interpreta a El Comisario y nos regala, como siempre, una interpretación bordada por su carisma y su trayectoria actoral). En definitiva, esta serie nos ofrece una gran historia apuntalada por un abanico de personajes e intérpretes inolvidables.
Debajo del témpano cinematográfico
Uno de los grandes aciertos de la serie es el manejo de la tensión. La superposición de elementos y situaciones misteriosas ponen en duda la estabilidad mental de Mora y esto imprime una ansiedad en la experiencia del espectador que está muy bien lograda. Esto se alimenta de una buena dirección, que parece tener muy clara la perspectiva desde la que se quiere contar la historia en todo momento.
Pero seguramente las inquietudes que visibiliza representan lo más destacado de esta serie. Mientras la miramos es muy difícil que no decidamos tomar partido. ¿Qué es la libertad? ¿Quién puede legislar en torno a ella? ¿De qué manera reconstruir una vida después de una violencia que la ha rajado en dos? Y podríamos seguir y seguir. Un tema que pasa más desapercibido pero que atraviesa toda la historia es la idea del perdón. ¿Existen cosas imperdonables? ¿De qué manera conseguir paz cuando el miedo acecha? Y hablando del perdón, hay una escena protagonizada por Blanca Portillo en la que se trata este tema que me ha parecido deslumbrante; pero no vamos a citarla, para que tengas otra buena razón para disfrutar de la serie.
¿De qué manera hablar desde la ficción de un tema que marcó la historia de un país, es decir, que ha afectado a parte de su población? Los creadores de «Parot» lo han tenido claro. Y han trabajado desde lo íntimo, hurgando en el conflicto colectivo a través de una ciudadana que es sacudida por él. Nos ofrecen un universo íntimo que funciona correctamente hasta que un suceso lo rompe, y comienza a desmoronarse como un largo dominó. Sin duda, es una excelente decisión, porque la única forma de conocer la realidad que tenemos es a través de nuestro cuerpo y nuestro espíritu. Por eso, la ficción siempre debe apelar al cuerpo y a los sentidos individuales si quiere provocar una conmoción colectiva. Necesitamos acercarnos a las realidades complejas desde situaciones íntimas.
«Parot» es una serie que se merece una oportunidad. Se destaca por ofrecer una perfecta armonía entre guion, dirección e interpretaciones, donde se destaca el ritmo y la naturalidad de sus diálogos. ¡Que no se la pierda nadie!
«PAROT». Pilar Nadal. Amazon Prime.
GUIÓN Y DIRECCIÓN. Pilar Nadal, Rafa Montesinos y Gustavo Ron.
REPARTO: Adriana Ugarte, Ivan Massagué, Blanca Portillo, Javier Albalá, Patricia Vico, Nicole Wallace Nicole Wallace, Antonio Dechent y Michel Brown. (ver ficha completa en IMDB).
AÑO. 2021.
GUIÓN Y DIRECCIÓN. Pilar Nadal, Rafa Montesinos y Gustavo Ron.
REPARTO: Adriana Ugarte, Ivan Massagué, Blanca Portillo, Javier Albalá, Patricia Vico, Nicole Wallace Nicole Wallace, Antonio Dechent y Michel Brown. (ver ficha completa en IMDB).
AÑO. 2021.
3 Comentarios
Gracias, yo aún la estoy viendo y de momento me gusta, aunque en alguna ocasión me resulta poco creíble el papel de Iván Massagué, no porque el lo haga mal (lo hace muy bien) sino porque todo le cuadra perfectamente al personaje. Gracias por la reseña. Besos
ResponderEliminar¡Muchas gracias por tu comentario, Álvaro! Entiendo lo que dices. Pero ¿sabes? creo que ahí está el juego: en rozar mínimamente lo caricaturesco pero sin abandonar el territorio realista. A mí me fascina eso y lo he sentido muy bien logrado en esta serie. Respecto a Iván, me parece que es uno de los grandes actores de este país y me gusta mucho cómo interpreta a Haro (una interpretación sólida y con muchos matices). ¡Gracias de nuevo! Un abrazo.
EliminarGracias Tes, supongo que eso pretenden, acabaré la serie para tener una sensación más ajustada, je,je. Besos
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