«Una música futura», de María José Navia (Barrett)

Relatos futuros de un presente destartalado.

«Una música futura», de María José Navia (Barrett)

«El sistema es raro pero no perverso», dice la narradora de uno de los cuentos de Una música futura de María José Navia (Barrett). El punto en común de todos los personajes que habitan estas historias es ése: que no vislumbran la sordidez del mundo, que parecen acomodados a una rutina que les duele en alguna medida pero no consiguen abrazar el lenguaje que la transforme. Entre las cosas más destacadas de la narrativa de Navia habría que señalar su capacidad para tejer hilos de misterio a través de un ritmo y una narración contundente. Las elipsis y los huecos sórdidos por los que se derrama el mundo impulsan las historias y consiguen atraparnos desde el primer párrafo. Que nadie deje de leer estos cuentos.


La nueva distopía del presente


Tradicionalmente las distopías se encuentran vinculadas a las posibilidades raras del futuro, a las consecuencias catastróficas del comportamiento humano y la transformación que dicho comportamiento provoca sobre el mundo. Pero ¿qué pasaría si trabajáramos con una distopía que se nutre de realismo? Ésa parece la búsqueda de María José Navia en este libro. Nos ofrece una serie de historias que tienen una trama semi fantástica y con tintes apocalípticos, pero tan teñidas de realidad, que se quedan a mitad de camino. Nos producen un verdadero desasosiego porque, precisamente, no podemos catalogarlas de ficción distópica. Salimos a la calle y en este mismo mundo encontramos numerosas situaciones que encajan en ese molde. Éste me parece que es el principal acierto de este libro.

«No queríamos llegar a este nivel de paranoia, pero había casos desesperados de vez en cuando», expresa otra de las protagonistas. Su función es recibir a los pacientes en una clínica de desintoxicación, que tiene las características de los centros de tratamiento de adicciones, pero donde el elemento fantasioso es otro: la adicción a internet. Asisten a esta clínica personas que tienen un serio problema para desconectarse de las redes sociales y del mundo virtual. La función de la protagonista es requisar los móviles y guardarlos en un sitio seguro, hasta que hayan terminado el tratamiento. Y éste es sólo el comienzo de un libro que se ofrece como una gran colmena llena de historias, donde cabemos todos.

Encontramos un conjunto de relatos, cuyo punto en común es el desconcierto de la realidad. Las narradoras atraviesan el ritmo de los cuentos con miedo pero con una cierta pasividad, como si tuvieran la certeza de que las cartas ya están tiradas y no hay nada que puedan hacer para torcer sus propios destinos. Con esa actitud, la autora consigue atraparnos, porque ¿qué cosa puede provocarnos un mayor desconsuelo que la posibilidad de no tener futuro?

Reseña de «Una música futura», de María José Navia (Barrett)

Los niños del futuro


Niños. Están por todas partes. Todos los cuentos están atravesados por criaturas que transitan ese tiempo de vulnerabilidad que es la infancia. Y donde no hay niños hay una pregunta en torno a la maternidad (o a la no maternidad). Los niños, como semillas de futuro, van iluminando los pasos de las diversas narradoras y nos invitan a trasladar los ecos de ese futuro incierto a este presenta, también tambaleante.


Niños que se alquilan por horas, para que una pareja de adultas pueda decidir a conciencia sobre lo que implica la crianza, o para saborear el gusto de cuidar sin la responsabilidad. Niños que duermen en burbujas de hospitales, mientras sus padres velan por ellos con la esperanza palpitando. Niños no deseados que vienen en camino y que no tienen el futuro asegurado. Niños que duermen en celdas frías aguardando a que vengan a buscarlos. Y voy a detenerme en este cuento que me ha conmovido profundamente.

En una sociedad tan enferma donde día a día crece el número de menores desaparecidos este libro da cobijo a las vidas de criaturas sin voz condenadas por su origen. Los niños que cruzan como pueden el Atlántico o las fronteras minadas para encontrar una casa sin la miseria de la casa. Los niños que se encuentran presos en los campos de concentración para menores, escondidos detrás del eufemismo de centros de detención para niños inmigrantes. Todos ellos caben en el cuento fundamental de este libro. El aviso está puesto en el tono: comenzamos a leer pensando que se trata de una realidad asombrosa, de un tiempo futuro imposible, cuando terminamos de leer, la garganta se seca, porque sabemos que esa realidad está ocurriendo hoy mismo, en muchas partes del mundo, en nuestros propios países.

Y aquí se me ocurre que podríamos decir que este libro puede leerse en esa clave, y por eso dentro de su oscuridad ofrece mucha luz. Nos invita a mirar con esperanza el futuro, a armarnos de valor para observar y mantenernos despiertas. Creo que es una excelente lectura para ahondar en aquellos aspectos oscuros de nuestra realidad, cada vez más distópica.


Premio Mejores Obras Literarias 2019 en Chile

Un libro insólito


Dije al principio que la mayoría de las narradoras no parecen darse por aludidas frente a la vida que acontece; parecen consumidas por sus universos íntimos, sin ser del todo capaces de entender que el mundo es retorcido y que consentimos eso cada vez que asomamos el cuerpo a la calle y no gritamos y no peleamos por la transformación. En ese sentido, más allá de la genialidad narrativa, hay un conjunto de relatos que nos sacuden y nos invitan a mirar mejor las cosas para no escondernos de lo que realmente sucede. Algo así le sucede a Amanda, una de las personajas. «Borrar. Borrar. Borrar. Apagar todo», se propone; con el deseo de olvidar que el mundo es hostil para quienes desean vivir fuera de la norma.

María José Navia construye en Una música futura un universo espeluznante que tenemos el impulso de alejar de nosotros, de no identificarnos con él, pero a poco que leemos ya somos parte integral del mismo. ¿Cómo lo consigue? Con una narración económica, que tira de nosotros a través de la exploración interior de los personajes. Conocemos el mundo a través de ellos. Así, a medida que avanzamos, el mundo va dibujándose en un mecanismo timelapse que nos va punzando y que nos mantiene hipnotizados. El ritmo, el tono, la voz firme de las narradoras son algunos de los grandes aciertos que hacen de este libro una lectura inolvidable.

La noche que leí estos cuentos me sentí niña de nuevo. Cuando terminé la lectura y apagué la lámpara descubrí otro hallazgo hermoso: la imagen de cubierta de Patricia Cruz está hecha sobre papel lumínico. Fue imposible no volver a las estatuillas que poníamos bajo la luz para que nos hicieran compañía cuando ese monstruo que es la casa de la infancia dormía a oscuras. Ése es el efecto de esta lectura: cuando la terminas, te quedas flotando en su universo y todos estos personajes comienzan a invadir tu pequeño mundo, con sus luces y sus sombras. Que nadie se pierda este maravilloso libro.


Los niños de «Una música futura» de María José Navia (Barrett)


UNA MÚSICA FUTURA. MARÍA JOSÉ NAVIA. BARRETT. 2021

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