El final es en donde partí

«La inocencia», de Marina Yuszczuk (Blatt & Ríos) es una novela de iniciación distinta. ¡No te la pierdas!

Reseña de «La inocencia» de Marina Yuszczuk (Blatt & Ríos)

«Todos los cuentos de iniciación que escriben las chicas se parecen». Así arranca la novela La inocencia de Marina Yuszczuk (Blatt & Ríos). Un relato que nos despista desde el comienzo; porque, a diferencia de lo que postula la narradora, no se parece a los textos iniciáticos. El principal punto en el que se aleja es el tono; porque la voz, en lugar de formularse desde el momento del descubrimiento de la luz, lo hace desde el futuro. Creo que éste es el acierto más potente de esta obra, aunque no el único. Es una novela exquisita que nadie debería perderse.


¿Desde dónde se narra la inocencia?


Como hizo en La sed (que ya te he recomendado mucho) en esta novela Yuszczuck trabaja con un lenguaje que tiene mucho de fábula, que viaja a través de las emociones del personaje pero nunca apunta hacia él sino a la formulación de una idea que está por encima de lo que acontece. Sus narradoras, que son cercanísimas y frágiles, van demostrando a lo largo de la lectura una fuerza sobrehumana que nos permite descubrir un misterio, un secreto que han mantenido a salvo del mundo y que ahora comparten con nosotros, esa complicidad que se establece entre narradoras y lector me parece extraordinaria. En esa fuerza transformadora que las guía y alimenta me parece que reside el gran talento narrativo de esta autora.

La inocencia es un relato de iniciación, pero tiene un elemento que me ha resultado muy interesante. La voz no está en el pasado sino en el futuro de la narradora. Esto significa que, aunque la narradora recupere ciertas formas de la infancia y trate de asirse a experiencias y a las sensaciones tal cual ocurrieron, siente un cierto descreimiento de los acontecimientos, una duda constante que se expande por todo su relato. De este modo, así como plantea una verdad sólida en plena adolescencia, la derrumba con frases como: «Estoy cansada de escribir este libro y me falta muchísimo». Y es gracias a ello que logra plasmar a la perfección el desencantamiento que nos pone sobre los hombros la madurez. Esto también sirve en la literatura.

¿Qué significa la inocencia? ¿Desde qué lugar podemos pensarla? Creo que ahí tenemos algunas de las líneas reflexivas más interesantes del libro. Pensar desde la ficción es la herramienta más poderosa que tenemos y gracias a autoras como Marina podemos elevar su fuerza a niveles inimaginables. La narradora ve a su ser infantil desde una especie de ternura y nostalgia. Y de alguna manera parece preguntarse si realmente existe ese período de inocencia tal cual lo vemos desde el futuro; si realmente es tan hermoso y merece nuestra nostalgia. Creo que es un planteo fabuloso y me encanta que no se haga de forma directa sino a través de las contradicciones que esa voz adulta encuentra en el discurso.

La novela ofrece también muchas pistas para reflexionar sobre el proceso de descubrimiento y consolidación de nuestra relación con la lectura y las ideas. La protagonista expondrá en un momento su fascinación por los formalistas rusos y esa idea de que «la literatura no era sagrada y que los textos se podían desmontar como una máquina». En este descubrimiento, quizá podríamos instalar la luz vital y literaria de la narradora. Se me ocurre que podríamos encontrar muchas similitudes entre nuestro viaje de descubrimiento sexual y nuestro acercamiento a los libros, y creo que la novela plantea un poco ese paralelismo. La fascinación que ambos mundos nos producen, con su oscuridad y su éxtasis.


«La inocencia», de Marina Yuszczuk (Blatt & Ríos)

¿Desde dónde se inicia la memoria?


Pero volvamos al origen. Creo que la mejor forma de leer La inocencia es pensándola como una larga pregunta en torno a la memoria. Lo que recordamos, lo que nos han contado, lo que vimos sin entenderlo y lo que nos marcó sin que fuéramos conscientes. ¿De qué manera todo eso se va amalgamando y construye esa estructura que nos sostiene, o que estructura nuestro propio relato? En ese trabajo es inevitable cruzarse con la mirada de los otros y sus expectativas, con las narraciones ajenas sobre nuestros primeros años, cuando nuestra memoria no tenía pasado al que aferrarse.

De todo ello saca partido Yuszczuk para devolvernos a algo que ya sabíamos, pero que siempre estamos recordando, y necesitamos reafirmar: que la memoria es lo más puro que existe en conceptos literarios, que no hay ficción que nos atraviese antes que la construcción del cuento de nuestra vida, donde lo sucedido es una visión subjetiva de la realidad de entonces. «No estoy presente en todo esto porque no tengo memoria, voy a contarlo como ella me lo contó».

La protagonista está en el futuro, dije. Aunque el relato comienza en el pasado se escribe desde otro mundo. No sólo en conceptos etarios sino también ideológicos. La narradora viaja al pasado porque, evidentemente, necesita reflexionar sobre cómo ha sido su relación con su cuerpo y con el mundo. Y entonces descubre que hay cosas que la han condicionado poderosamente aunque nunca había sido del todo consciente de ello. Esa adolescencia donde debía «sostener las propias ideas frente a la presión» y esa vida dedicada al amor de los otros, a las expectativas de los otros, intentando en pequeños huecos de subsistencia explorar el mundo, hacerse una idea propia de lo que había y de qué manera podía relacionarse con ello. Este viaje interior también nos invita a pensarnos, porque ese es el mejor regalo que nos hace la lectura: poder pensarnos mejor desde otro lugar, con otras voces.


«La inocencia» es una novela de iniciación distinta

La voz y la sexualidad


La sexualidad de la mujer es seguramente el tema central, la razón de toda la exploración literaria. Y me interesa una cosa: la idea de buscar la sexualidad de una forma amplia, no desde las relaciones con los otros sino desde la relación con el propio cuerpo, con las extrañezas de la maduración, con las fuerzas brutales que nos han ido llevando hacia delante. La sexualidad de una joven heterosexual, que descubre pronto que la rabia está presente en todas las relaciones y que hay mucho de búsqueda de protección en el deseo de sentirse amada. Para ella que dice que «lo que no tiene forma siempre fue mi peor pesadilla», de pronto las dudas respecto a la sexualidad y las barreras que rodean su mundo, las imposiciones y el juicio de los otros sobre su propio cuerpo la marcarán de forma irremediable. En este viaje asistimos al descubrimiento del deseo y también a la maduración del mismo. Y aunque «es espantoso quemar la propia vida en una novela» resulta una lectura luminosa para pensarse mejor.

La voz va tornándose áspera a medida que avanzamos y éste es un gran acierto. La narradora quiere explorar el mundo, la propia experiencia desde las emociones y los sentimientos de cada momento. Por eso, esa niña dulce y rara que comienza a hablar en el primer capítulo se ha vuelto una mujer áspera, a ratos firme, que sabe lo que a esa niñita le espera pero quiere dejarla vivir cada día, dando pequeños pasitos. .


«La inocencia y la sexualidad de la mujer

Una novela de iniciación madura


Lo que comienza como una exploración del deseo, el descubrimiento del propio sexo y sus necesidades, deviene falso positivo. Y aquí encontramos uno de los puntos más firmes de la novela. No hay un deseo de romantizar el proceso de la vida sexual de la protagonista, sino más bien, de hablar de aquellas cosas que no suelen mencionarse en este tipo de novelas. «Así son algunos de los episodios más relevantes en la vida sexual de una mujer, pero nadie quiere saber esas cosas».

Por eso, si incluyéramos La inocencia en el género de las novelas iniciáticas tendríamos que decir también que se distingue de la fórmula de este subgénero en que nos presenta una iniciación oscura, con elementos góticos y una cierta desesperanza. Asimismo, podríamos inclinarnos a pensarla como una parodia a este tipo de escritura y una desromantización de la inocencia. También habría que señalar otro rasgo que esta novela comparte con La sed: un manejo asombroso de la relación entre cuerpo y deseo, sin tabúes pero con ciertas hilachas líricas que se disfrutan con éxtasis lector.

Habría que hacer muchos más apuntes sobre esta fascinante novela, pero siempre cometeríamos el riesgo de decir demasiado, de robarte expectación y asombro en la lectura. Así que lo dejaremos aquí. Quizá como última cosa: Nunca hemos estado tan solos como cuando éramos niños, y tan desprotegidos frente al abismal mundo. Y, sin embargo, esa falta de desinformación suele mirarse desde la adultez como posibilidad. ¿Realmente fue tan bueno creer que teníamos todo el mundo por delante? Me parece que esta novela nos permite reflexionar en profundidad sobre esto. ¡No dejes de leerla y disfruta de la magia de esta maravillosa narradora que es Marina Yuszczuk! Si no has leído La sed, ya tienes dos recomendaciones. Dos novelas que se consiguen en España gracias a la linda editorial Blatt & Ríos. ¡Corre!


En Bestia Lectora te recomendamos mucho la obra de Marina Yuszczuk

LA INOCENCIA
MARINA YUSZCZUK
BLATT & RÍOS
2021

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