Lo destacado de «Escribidores. I Festival de Literatura de América y Europa»

Breve resumen con lo más destacado del I Festival de Literatura de América y Europa en Málaga.


El sábado pasado, 5 de marzo, tuvo lugar el cierre del I Festival de Literatura de América y Europa, «Escribidores», organizado por La Térmica y la Diputación de Málaga, en colaboración con la Cátedra Vargas Llosa. Una sucesión de formidables encuentros en torno a la reflexión literaria y su relación con el mundo que tenemos. Por una gripe diabla no he podido asistir pero, afortunadamente, todos los eventos pudieron verse en directo, así que me daré el gusto de hablar sobre algunas de las cosas que más me han interesado. Sin duda ha sido una fiesta increíble, que esperemos se repita el año próximo.


Expectativas del I Festival de Literatura Escribidores


«Escribidores» propone un espacio de reflexión sobre la realidad a través de la literatura. Porque los nuestros son tiempos difíciles, pero también novedosos; porque los cambios sociales y políticos han influido en nuevas formas de intercambio «las nuevas tecnologías y (...) las corrientes migratorias» han reconfigurado nuestra idea de identidad y de sociedad, y la literatura tiene que ofrecer respuestas ante las nuevas problemáticas, o hacerse mejores preguntas. Teniendo en cuenta esto y los cambios que este desencaje ha supuesto para la creación literaria, surge «Escribidores». Las dos problemáticas principales tratadas durante estos días han sido las características de la escritura frente a la censura y la influencia de las fronteras geográficas y tecnológicas en el oficio.

En esta primera edición Colombia ha sido el país invitado de honor . Algunas figuras relevantes de su literatura, tan influyente desde tiempos antiguos en la concepción universal de lo que llamamos literatura, han estado compartiendo en Málaga sus opiniones y conversando con los lectores. También ha habido presencia de escritores europeos, para confirmar ese lazo que el festival intenta ser entre las tradiciones literarias de Europa y Latinoamérica.

La inauguración consistió en una presentación del festival seguida de una charla entre Mario Vargas Llosa y Mircea Cărtărescu, con la moderación de Mercedes Monmany. La importancia de la lucha por la libertad y la gran responsabilidad de la literatura en ese camino fueron las dos líneas de esa conversación, que puede disfrutarse completa en YouTube. Ante la racionalidad del oficio que siempre ha defendido Vargas Llosa, Cărtărescu propone una escritura que se desarrolle en dualidad, la personalidad junto a la inspiración, trabajo e intuición. «Hay algo más que me supera, que no puedo controlar y que escribe el libro en mi lugar», explica.

A lo largo de estos días hubo interesantísimas propuestas. Rescato tres encuentros que me han llamado especialmente la atención por los temas atravesados: la situación actual del periodismo, la relación de la novela con la realidad y la gran disyuntiva del mundo editorial entre lo analógico y lo digital. Otro tema que merece especial atención es el mestizaje, el modo en que se puede enriquecer una obra gracias al intercambio cultural. Hemos disfrutado de las voces de Patricia Soley, José Carlos Llop, Rodrigo Blanco Calderón, Héctor Abad Faciolince, Karina Sainz Borgo y Soledad Puertolas, entre muchas otras. Te invito a consultar toda la programación en el canal de YouTube de La Térmica.



Periodismo, censura y nuevos tiempos


Sobre la autocensura y la realidad del periodismo actual hubo una conversación interesantísima que tuvo a Juan Cruz Ruiz como moderador, acompañando a los periodistas Laura Ventura, Armando González, Yolanda Vaccaro y Olga Merino. Bajo el título «Literatura, periodismo, censura y autocensura», este encuentro nos ha ofrecido luz en torno a las dificultades que atraviesan quienes ejercen el oficio y la responsabilidad que tenemos los lectores y periodistas con la realidad.

La crisis de Rusia, la banalización de la cultura, la exigencia de que los periódicos sean buenos y, a la vez, que sean gratis, fueron algunos de los temas sobre las que más se reincidió. Una entrada a un partido de futbol vale más del triple de lo que gana un joven periodista en una columna, dice Juan Cruz Ruiz.

La idea de pensar que el periodismo ha muerto permite matices. La metáfora del sarcófago que introduce Olga Merino sirve para buscar luz y también para sembrar un poco de humor en una conversación difícil pero urgente. Una charla, además, que contradice la idea del fin del oficio, al poner a conversar a un grupo de fabulosos profesionales, apasionados, inteligentes, que vienen a demostrar que el periodismo está más vivo que nunca. «Tal vez hay que inventar nuevas fórmulas», dice Olga Merino en un momento. Y también ofrece una luminosa respuesta al invitar a todos los periodistas a romper con la inmediatez de las redes sociales, a volver a las raíces, para pensar el oficio como una entrega que requiere paciencia, silencio, espacio. Sin duda una invitación que se puede extrapolar a muchos otros oficios y que dista mucho de la hipoxia que ofrece un sarcófago.

Un encuentro que deja sobre la mesa muchas preguntas urgentes y necesarias para el periodismo, un oficio que, como dice Gioconda Belli, «sigue siendo fundamental en el mundo».



La novela como espacio de reflexión histórica


Juan Gabriel Vásquez debatió con Álvaro Vargas Llosa sobre su trabajo como novelista, dejando algunas ideas claves para entender su obra. Para poder escribir sobre un lugar hay que conocerlo pero hay que tener muchas dudas también en torno a él, dice. «Para que surja esa curiosidad sobre ese misterio antes tendrías que haber sentido que conocías un espacio». En «Colombia: de Macondo a la ciudad» el escritor colombiano ha hablado sobre las posibilidades que ofrece la realidad, la relación que establece el novelista con la historia y las posibilidades que se tejen y que distancian la escritura de ficción de la escritura histórica.



Esta idea de la relación de lo literario con lo histórico, y con los cambios que la realidad imprime sobre la literatura, ha estado planeando durante todo el festival. Pondré como ejemplo la mesa redonda «La novela: no uno, sino muchos futuros» que ha desbordado altura e inteligencia. Un diálogo entre Piedad Bonett, Espido Freire, Antonio Soler, Carlos Franz y Renato Cisneros.

Piedad Bonett apuntó que la diversidad de los tiempos actuales resulta muy propicia para la creación, porque brinda muchas posibilidades a la novela. «Yo creo que la novela tiene muchos futuros, porque la novela es siempre síntesis de la vida misma. Y la vida está cambiando siempre».

La novela es el único género que no se ha ajustado a los tiempos, que no se ha renovado lo suficiente, dice Espido Freire. Y aunque destaca cómo «la presencia del yo ha permitido que las minorías integren la novela», duda. Como conquista temporal resulta sumamente relevante, dice, pero tiene la sensación de que se ha perdido la idea de trascendencia de la novela. «Tengo mis dudas acerca de la permanencia en el tiempo de esa tendencia».

«Hay un concepto que hay que reivindicar y es el de la rebeldía». Los comienzos de Antonio Soler siempre son como chispazos. Dice que para hablar del futuro de la novela hay que irse al pasado, y menciona el Viaje a la ficción de Mario Vargas Llosa para recalcar la necesidad de ensanchar la realidad mediante la literatura. Esa necesidad siempre ha acompañado al ser humano, expresa, y alaba la importancia de la lectura para mejorar afectiva pero sobretodo intelectualmente, es decir, para pensar más y mejor. «La novela tiene mucho que ver con el pensamiento abstracto» y es importante recordarlo para plantear mejores espacios de acercamiento de la juventud a la lectura. Finalmente se centra en la escritura como una necesidad de rebeldía y de autoconocimiento. Es la falta de armonía con el mundo la que nos determina como escritores. De este modo, la escritura y la lectura son «un libro de reclamaciones que le presentamos a la vida».

Renato Cisneros destaca la importancia de la libertad. «No escribir las novelas que otros necesitan que escribamos sino las que necesitamos escribir», dice. Ante un sistema que exige cierto tipo de literatura la responsabilidad del escritor es no ceder, escribir aquello que siente y necesita. Y, sobre todo, ante las situaciones sociales, es importante tomarse el tiempo necesario para contar las cosas en el momento preciso.

Carlos Franz relaciona con el futuro delicado el auge de la literatura del yo. Porque resulta llamativo esto de que «Sólo podamos escribir sobre nosotros mismos». No obstante, y ante cierta negatividad que parecía plasmarse al principio, no descarta las muchas posibilidades del género y la importancia de asirse a la responsabilidad con la realidad para contarla mejor.

El debate nos deja pensando en las dificultades de la escritura y en la lucha contra la autocensura. Los escritores, disonantes con el mundo, explorando el conflicto, para comunicarse desde ese lugar incierto.



El mundo digital y la edición


El mundo está cambiado y exige que el mercado del libro esté a la altura de las circunstancias. Sobre las dificultades que supone la digitalización de los catálogos, los riesgos de la piratería y el futuro del libro, debatieron en el encuentro «El libro de papel y el libro digital», Pilar Reyes, Joan Tarrida, Phil Camino y Enrique Redel. En un acto moderado por Ramiro Villa Padierna, Director de la Cátedra Vargas Llosa.

Joan Tarrida (Galaxia Gutenberg) hace un repaso de la historia y los cambios que ha vivido el mercado editorial en las últimas décadas. Sin embargo, y aunque la suya es una editorial que ha apostado por lo digital desde el principio, las estadísticas de ventas marcan que sólo el 5% de los libros vendidos son digitales. «Nosotros editamos todos los libros en papel y en digital y la decisión corresponde a los lectores». Los aspectos emocionales y las razones que nos llevan a decantarnos por el papel es otro de los temas planteados en la charla.

Pilar Reyes (Alfaguara) afirma que no hay una disyuntiva entre el libro en papel y el digital, y que lo llamativo es que en los últimos años se haya llegado a trabajar lo digital de forma idéntica al papel sin plantear nuevos formatos que aprovechasen las herramientas de interacción que ofrece este otro formato. Destacó la gran influencia que las nuevas herramientas han tenido sobre el mercado, modificando considerablemente el modelo. Antes el mercado se basaba en las novedades y ahora todos los libros del catálogo están disponibles para ser comprados, lo que revaloriza rotundamente el catálogo. «Creo que Internet será, como toda herramienta tecnológica, lo que nosotros queramos que sea; puede ser magnífica o puede ser terrible. Pero mientras se logre que un catálogo esté vivo es una buena noticia». Le gusta pensar que el libro tiene mucho futuro y que hay alternativas que todavía no se han explorado con efectividad en el mercado del libro.

Enrique Redel (Impedimenta) nos recuerda que se viene anunciando la muerte del libro desde hace décadas y que, sin embargo, el libro está en un buen momento. Continúa aclarando que, dadas las estadísticas, la apuesta del papel sigue siendo la más acertada. Afirma que es un formato perfecto, que no tiene patas flojas y por el que siguen apostando los lectores. Confiesa, finalmente, que no siente interés o curiosidad por el mercado digital, aunque todos sus libros de Impedimenta se encuentren publicados en ambos formatos.

Phil Camino (La Huerta Grande) presenta una estadística emitida por Cegal que dice que sólo el 4% de los libros que se leen en digital han sido comprados. Y habla del problema que supone la piratería que le parece uno de los más preocupantes. Plantea además la necesidad de formar nuevos lectores, que entiendan la relación que podemos establecer con los libros y, a través de ellos, con la literatura. También se postula a favor del papel y declara que, aunque entiende las ventajas de lo digital, no le ve futuro de cara a un público lector bien formado.

Una charla en la que se plasmó cierto pesimismo en torno a la relación que el mundo editorial puede plantearse con las nuevas tecnologías. No obstante, podríamos encontrar algo de luz en lo planteado por Reyes; quizá no sean mundos irreconciliables y, tarde o temprano, sabremos encontrar la forma de recorrer el camino adecuado. ¿Habrá esperanza para el mercado del libro?



La propuesta «Escribidores» ha sido sumamente ambiciosa. Gestionar una organización tan diversa, sobre todo en los tiempos que vivimos, ha sido una tarea titánica que los organizadores han sabido afrontar con acierto. Es importante, además de señalar a las instituciones, dedicar un agradecimiento especial al equipo humano que lo hizo posible: Raúl Tola, Salomón Castiel, Edgardo Ronda, María del Mar Peregrín, Adriana del Río, Andy Cobo, Pepa Benavente y Fernando Jiménez, y a todos aquellos que colaboraron desde las sombras porque este festival pudiera realizarse. El resultado ha sido fantástico y lo único que me queda por decir es que me habría gustado una mayor presencia de profesionales locales para que la propuesta fuera perfectamente redonda. Por lo demás, y hablo desde una asistencia virtual como ya he dicho, creo que ha sido una primera edición inmejorable. Ahora sólo queda desear que el próximo año se repita la fiesta para seguir disfrutando de encuentros de alto calibre en nuestra querida Málaga.




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