«Afuera está el mundo / que antes recorríamos». Primero fue el desastre. Después, la desesperación por sobrevivir. En el medio, un mundo devastado controlado con las ansias de porvenir. A lo largo de la lectura de Fungifuturismo de Julieta Jurado (El Transbordador) pisamos un terreno inhóspito y somos guiados por la voz del cataclismo mismo hacia ¿la desaparición? Es lo que tendremos que averiguar en la lectura.
Escribir desde el hueco
¿Cómo contaría el mundo aquel que ha venido a destruirlo? Ésta parece la idea que sostiene este poemario extraño y fascinante. En un tiempo en el que toda palabra se alza desde una voz humana, Jurado se decanta por posicionarse del otro lado, desde el invasor. Pero el lenguaje se tuerce porque el mundo no se dibuja de extremos sino de fusiones impredecibles. El resultado de ese cóctel asombroso es un libro que nos sacude desde el primer momento, que nos plantea una realidad distópica y nos impulsa a reflexionar sobre la fuerza de la supervivencia, presente en todos los organismos vivos.
Ya no resulta tan extraño este mundo distópico. La pandemia ha transformado nuestra manera de entender la fantasía y la ciencia ficción; nuestra relación con la tecnología y nuestra manera de estar en este mundo es otra desde hace dos años. Todo eso está muy presente en este poemario. El miedo, la sensación de pérdida, la extrañeza a la que todos nos hemos enfrentado se hace con el control de las emociones de la voz poética. El mundo mismo se manifiesta en ella, el mundo y sus ejes trastocados. El mundo, que representa la vida que se ha truncado, donde duerme un pasado lejano, todavía activo: «Mi jardín es una jauría de fantasmas».
Pero en este punto cabe decir algo: no es éste un poemario más sobre la pandemia que ha cambiado nuestras vidas. Jurado parece querer trabajar desde un lugar distinto y esto le otorga a este libro una autenticidad reseñable. Nombrar desde el hueco, desde la raíz del miedo, es el gran acierto de este libro. Y en ese viaje, la voz poética revisa su pasado doloroso, reconociendo la pérdida como única alternativa de supervivencia. «Qué difícil volver, con la memoria de aquella viva muerte que se tuvo».
Las preguntas de la supervivencia
Y ese nombrar requiere un uso del lenguaje peculiar. Jurado tira de la combinación de la aliteración y la sinestesia para conseguir frases impactantes que permiten entender cómo se relacionan los elementos en un mundo trastocado. «En cielo a suelo abierto, en suelo / a ras de cielo». El juego cambiado de sonidos y sentidos nos invita a pensar este pequeño mundo como una metáfora retorcida del apocalipsis. Las preguntas sobre el futuro, con toda la inquietud que eso supone, atraviesan el pensamiento de la voz poética y la conducen, en ocasiones, a la desesperación: «¿Qué nos queda, /
además de la asfixia, / si al vivo todo le falta / y al muerto todo le sobra?».
En un mundo devastado, ¿dónde la luz? En un mundo donde la muerte ha tendido su carpa y parece haber llegado para quedarse, la poesía se muestra sórdida y abatida por la desesperanza. La muerte acecha y asoma sus púas sobre el lenguaje, dispuesta a romper el orden de las cosas. Leemos: «caminamos con temor a que la muerte nos toque los talones». Pero allí mismo, en el epicentro del poemario la voz se alza contra la desaparición, intenta reconstruir el mundo, reorganizar las ideas y las imágenes y, de alguna forma, reconocer que siempre que después de la destrucción siempre existe un comienzo nuevo. Desde ese lugar se construye el sentido de este poemario, que es todo posibilidad de asombro y de búsqueda. Escribir como si nunca hubiera existido el mundo que conocemos, como si fuéramos el principio de algo tan extraño como lleno de posibilidades. «Tú eres el inicio de esta colonización. / Tú eres el inicio del fungifuturismo, el fungifuturismo».
En esa reinterpretación del origen encontramos la fuerza creadora de este poemario. ¡Qué luminosa resulta la esperanza cuando se la mira de frente, con el desapego de quien se sabe siempre en pleno nacimiento! Y así de luminoso resulta este poemario donde la palabra se tiende hacia delante, con la idea de levantar un nuevo mundo, de asirse a la redención, que siempre tiene un poco de sombra y un poco de entusiasmo. «Y no sé si lo que tengo se parece al miedo / o es la felicidad de lo imposible / golpeando las ventanas de mi casa».
Fungifuturismo es un tratado de supervivencia, donde la voz poética se reconoce mestiza —a mitad de camino entre el lenguaje científico, la cultura popular y el lirismo tradicional—. Es una voz que recoge la historia del mundo como parte contaminante y condicionante de la propia identidad y que se aferra al deseo y a la percepción sensorial como prueba contundente de identidad, de este estar aquí y ahora. «Primero fueron las hormigas, después las flores, luego la osamenta, y más tarde: la carne que palpita». La carne, que es el lenguaje en términos poéticos, que es herida que puede nombrarse mediante la poesía, la carne abrasada por la experiencia hace posible la composición de un libro emocionante, poético y original. «Es jugosa también la palabra, / si muerdo su carne». Mordamos la carne del futuro a través de estos maravillosos poemas de Jimena Jurado.
FUNGIFUTURISMO
JIMENA JURADO
EL TRANSBORDADOR
2022
JIMENA JURADO
EL TRANSBORDADOR
2022
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