Algunos libros tienen una fuerza escondida que los vuelve tan intensos que nos convidan a un viaje inolvidable. Eso me suele pasar con la obra de Pilar Tena. En sus personajes encuentro el reflejo de viajes increíbles, y la posibilidad de volver a ciudades y lugares en los que he vivido o con los que he soñado. En Aritmética familiar (Tres Hermanas) el viaje es otro. Tena da un giro en su narrativa y hunde sus manos en los lazos familiares, brindando un sentido homenaje a aquellas personas que ya no están físicamente pero a las que se halla unida a través de la literatura. Un trabajo ingenioso donde lo autobiográfico se encuentra pasado por el tamiz de la ficción, permitiéndonos descubrir a esos personajes como si fueran nuestros, y reconocernos en estas historias. Un cuentario fabuloso firmado por una exquisita y cuidadosa narradora.
Un trabajo ingenioso donde lo autobiográfico se encuentra pasado por el tamiz de la ficción.
Aritmética familiar es un libro que reúne un conjunto de historias que se acercan entre sí por el vínculo de la sangre. El gran tema que concatena las historias es la familia; la cual se halla atravesada por otros asuntos, como los miedos, los secretos, los engaños, las presiones, que forman parte del historial de las relaciones sanguíneas. Aunque se nota un fondo íntimo —y no me puedo imaginar el trabajo emocional que habrá supuesto su escritura— Tena es una gran fabuladora y ha conseguido plantear las historias como si fueran pura ficción. Para conseguir ese distanciamiento se ha aferrado al uso de diferentes narradores en cada cuento, proponiendo pequeñas escenas cotidianas que podrían no haber sido contempladas por la misma persona.
De este modo, y con absoluta cercanía, Tena reconstruye experiencias personales y de sus familiares cercanos para tamizarlas con el filtro de la ficción y ofrecernos algo verdadero: retratos de personajes que podríamos ser nosotros y que nos pueden servir para pensarnos en perspectiva. ¡No se me ocurre homenaje más hermoso y amoroso que ése! La posibilidad de que, a través de su obra, esas personas reales se vuelvan inmortales. «Os veo aparecer, uno por uno, y ya vais tomando vuestros asientos alrededor de la mesa». Estos comensales irán apareciendo a lo largo del libro, presentándose, entrando también en nuestra vida. Como dije, una vez que lees la obra de Tena, en este caso estos cuentos, algo de ella se te queda en tu interior para siempre.
Tena es una autora que apela a la sencillez. Su inmensa cultura y su dominio de la escritura le permiten jugar con un tono desenfadado sin olvidarse que aquí se ha venido a evolucionar. A diferencia de otros escritores de su generación, Tena no quiere demostrarnos que ese mundo perdido era mejor que éste; simplemente se centra en contarnos cómo eran las cosas, demostrando que algunas eran más terribles que las de nuestro propio mundo. Además, su estilo no es para nada pretencioso ni artificioso, la narración fluye con serenidad y claridad y nos invita a habitar el presente de sus personajes.
La narración fluye con serenidad y claridad y nos invita a habitar el presente de sus personajes.
Una cosa que me gusta especialmente es la descripción de los interiores. Noto en ella un vínculo con dos autoras irlandesas que me fascinan: Maeve Brennan y Edna O'Brien. En ellas, como en Tena, lo doméstico es importante porque traza un lazo intenso con lo emocional: lo que sucede en el cuento se manifiesta en los lugares, en los jardines, en las cocinas. Es maravillosa esa apropiación de un lugar al que las mujeres históricamente han sido relegadas para desde ahí gritar la libertad. En el caso de Tena, encontramos descripciones maravillosas de las casas, de los canteros y parterres, de los jardines. El tono es directo pero los detalles importan. Esta peculiaridad dota a sus obras de riqueza y las convierte en algo verdadero: conseguir unificar la realidad con el mundo de las emociones es el gran objetivo de todo escritor y Tena en este libro lo ha conseguido mejor que nunca.
Pero hay más. Aunque algunas historias son extrañas o algo fuertes, la gran mayoría tienen un argumento que podría volverlas aburridas si no estuvieran bien narradas: el manejo de la tensión y la justa dosificación del misterio hace que no podamos detenernos en la lectura. Y no me quiero olvidar del humor, que es sumamente importante en la obra de Tena. La naturalidad con la que la ironía se cuela en las narraciones para desarticular la severidad de los elementos dramáticos impone una comprensión distendida de los acontecimientos, y nos ofrece luz. Las mejores historias se parecen a la vida, esto es algo que aprendemos con toda la obra de Tena y que la incorpora más firmemente en el club de la O'Brien y la Brennan. ¡Qué tres maravillosas!
Otro rasgo de su obra es que siempre encontramos mujeres atrapadas en vidas estructuradas, generalmente mujeres que han nacido en una buena cuna y que no pueden salirse de lo que la sociedad espera de ellas.
«Carla siente un profundo tedio ante su vida, ante el día a día de sus hijos, ante ese marido triunfador que ya lo gusta y con quien le aburre acostarse». Podemos sentirlas. Toda esa presión sobre los hombros. La sensación de que no hemos venido aquí para que nos amen sino para darlo todo. En Aritmética familiar encontramos muchas mujeres así. Y también esa luz que nunca falta en la obra de Tena. Al leerla es difícil no intuir que la posibilidad de redención y de reconstrucción está en nuestras manos. Algunas de estas mujeres se enfrentan a las convenciones y se pronuncian por su deseo buscando un lugar nuevo, distinto, en el que puedan ser ellas mismas. Y en ocasiones lo logran. Y estoy pensando ahora en Paula que en «Geografía de una familia» decide dejar de fingir frente a sus parientes y revelarles la verdad de su identidad sexual.
Al leerla es difícil no intuir que la posibilidad de redención y de reconstrucción está en nuestras manos.
Aritmética familiar te sacude desde el principio. El segundo cuento es para mí uno de los más potentes. «Nuria y yo». Un relato terrible sobre una violación que rompe para siempre la amistad entre dos niñas. Imposible olvidarlo. Y creo que es importante señalar la valentía de ubicarlo al comienzo del libro. Sacudirnos desde el principio. En este cuento encontramos a una narradora niña en la voz de una mujer. A veces, para recorrer ciertas experiencias de la primera infancia es importante recurrir a esa inocencia, a un narrador tierno, por eso creo que el trabajo estético de este cuento es perfecto. «Nuestra amistad estaba basada en los secretos del verano». El final del verano marcará la vida de la narradora para siempre y esa idea de lo perdido, que se mantendrá a lo largo de todo el libro, no podría ser presentado de forma más contundente. ¡Bravo!
Pilar Tena se detiene en la madurez. A través de estos cuentos nos plantea preguntas y reflexiones sobre la forma en la que nos enfrentamos a la evolución y al paso del tiempo. Y éste, que es un tema recurrente en la obra Tena, así como el desengaño, en este libro adquiere una intensidad nueva. ¿Cómo contar el pasado de las personas a las que quisimos sin caer en la añoranza sensiblera? Aferrándose a la ficción. Evidentemente ha encontrado el mejor camino para hacerlo. Porque esa forma tan suya de hacer ficción, tan paisajística, tan hermosa, le ha permitido construir un libro potente, con personajes fabulados que no olvidaremos.
Un libro potente, con personajes fabulados que no olvidaremos.
Hay un cuento que lo ilustra muy bien. Una mujer, en el ocaso de su vida decide ocultarse para no sentir el peso de las miradas, y entonces piensa en Greta Garbo y sus últimas décadas huida del mundo. A partir de ahí habitamos un cuento que trata sobre la fuerza que todavía tiene la belleza romantizada en nuestro mundo. «Ese "apagón" de su imagen la consolaba. Que no la vieran». La posibilidad de desprendernos de los amarres sociales, de las imposiciones ajenas, de las presiones sobre nuestro cuerpo, son las grandes invitaciones de este cuento, y es una constante a lo largo del libro. A través de la narración de personajes que podríamos ser nosotras, Tena plantea preguntas interesantes sobre la forma en la que hemos edificado nuestro presente y nos obliga a preguntarnos si no existiría una forma más satisfactoria de avanzar hacia la vejez. «Su nuevo poder consistía en haberse liberado de la carga de ejercer su poder de seducción».
Los cuentos de Pilar Tena nos invitan a «darle a la vida el valor justo». Y esto vale también para la literatura. La vida es impredecible y nada puede condenarnos más que la creencia de que les debemos alegría a los demás. Entender eso podría ser verdaderamente liberador. Como imagino habrá sido una bocanada de libertad para la autora escribir estas historias para rendir un homenaje a sus seres queridos haciendo lo que mejor (¡y qué bien!) sabe hacer: construyendo fábulas perfectas que nos invitan a entender la vida. Que nadie se pierda estos cuentos intensos, cercanos y vivos. Que nadie se prive de disfrutar de la obra de esta fabulosa narradora.
ARITMÉTICA FAMILIAR
PILAR TENA
TRES HERMANAS
2022
PILAR TENA
TRES HERMANAS
2022
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