«El monstruo del monóculo y otras bestias», de Nuria Pérez (Jekyll & Jill)

Una antología de los personajes más fascinantes del cine negro estadounidense.

Portada de «El monstruo del monóculo y otras bestias», de Nuria Pérez (Jekyll & Jill)
«El monstruo del monóculo y otras bestias», de Nuria Pérez (Jekyll & Jill)

Desde niña he sentido una atracción especial por los objetos y por el relato invisible que queda grabado en ellos. Un día, tendría yo unos siete u ocho años, mi madre se apareció en la casa con una caja que contenía un lote de libros. Se había hecho con ellos en una librería que estaba cerrando sus puertas y liquidaba su fondo. Esa caja fue un tesoro que dentro guardaba muchos mundos a los que me asomé enloquecida. Todos los libros tenían un sello: «Librería La Cuevita». Al descubrirlo sentí una gran responsabilidad: esos libros habían sido lo suficientemente importantes para alguien como para dejar una marca, así que mi obligación era darles una segunda vida igual de especial. Creo que fue la primera vez que entendí que los objetos son los mudos depositarios de muchas experiencias que ni siquiera llegan a convertirse en relato. Al leer El monstruo del monóculo y otras bestias. Secretos y engaños en la edad dorada de Hollywood de Nuria Pérez (Jekyll & Jill) recuperé ese recuerdo con absoluta intensidad. Y al leer este texto entenderán por qué.


Los objetos son los mudos depositarios de muchas experiencias que ni siquiera llegan a convertirse en relato

En su primera edición El monstruo del monóculo y otras bestias de Nuria Pérez se acompañaba de un carnet de baile diseñado con mimo y exquisito buen gusto por Víctor Gomollón, a quien presentar como editor es caer en la trampa de lo fácil. Gomollón es un artista de la edición, un creador de objetos inolvidables, y Jekyll & Jill, su sello, el más cuidado y elegante que tenemos en España. Quien no conozca sus libros —obras de arte cargadas de estilo, historia y sentido— se está perdiendo lo mejor de la literatura contemporánea. En este momento tengo en mi mesa uno de esos carnet de baile. Lo observo, con la fascinación con la que nos acercamos a los objetos raros; en él se manifiesta la identidad de una época en la que me habría gustado vivir —esa curiosa nostalgia de tiempos pasados que jamás fueron nuestros—, pero el efecto de este objeto tan representativo de aquella primera mitad de siglo es mucho más potente para mí: lo asumo como un portal interdimensional que me permite asomarme a las historias que narra Nuria Pérez con materialidad. Un efecto similar al que me produce la fotografía del cuadernito verde que ilustra Últimas noticias de la escritura de Sergio Chejfec (otro libro imprescindible de esta editorial). Son objetos que con sólo mirarlos me transportan, trayéndome sensaciones que no sabía que estaban dentro de mí. Me resulta fascinante todo eso: el misterioso fuego de las asociaciones entre memoria y materia.

Miro el carnet e intento imaginarme a una mujer planificando de la mejor forma posible cada pieza de baile y con quién, puedo verla. Me invade cierta tristeza el pensar en esas chicas esperando a que el hombre que les gustaba les pidiera un baile y dependiendo de que él diera el paso para tener la posibilidad de cruzar unas palabras. Tanta opresión normalizada. ¿Y si te gustaba otra chica? ¿Qué pasaba en aquel mundo con las chicas lesbianas o bisexuales? Muchas son las preguntas que me dispara este objeto preciosísimo y esos lapicitos pintados uno a uno con tanta delicadeza. Los ejemplares de las siguientes ediciones no se acompañan con este precioso objeto, pero conservan la elegancia y el cuidado en la maquetación que, como dije, es garantía de la casa. El monstruo del monóculo y otras bestias es un fabuloso libro que también ejerce, como lo hace toda buena literatura, de portal interdimensional hacia esos primeros años en los que estaba gestándose el que sería uno de los géneros cinematográficos más prolíficos de la historia: el cine negro.

Entre los grandes aciertos de El monstruo del monóculo habría que destacar las fotografías históricas que acompañan el relato y que son ventanas que nos permiten asomarnos a la oscuridad detrás del brillo, situarnos en aquella época y, con suerte e imaginación, tratar de captar lo que esconden detrás de la sonrisa de glamour esos personajes retratados. Hay una imagen que me fascina. Fritz Lang y Thea von Harbou. Él acostado en un largo sofá. Ella sentada, recta, con un gatito blanco a su lado. Los dos parecen asomados a otros mundos, porque están leyendo. Preparan el que sería el guion de una de las grandes películas del expresionismo alemán, «Metrópolis». En la pared de la sala hay un gran telar donde se ve la figura de un dragón. ¿Qué otro animal mitológico podría representarlos mejor? Mientras Fritz y Thea construyen este guion mantienen un romance. En la habitación contigua está Lisa, la esposa de Lang, quien aparecerá muerta a causa de un disparo poco tiempo después. ¿Suicidio? ¿Asesinato? Nunca se esclareció.


Esa mirada humana es la que única que puede convertir en literatura cualquier vida miserable o incluso anodina.

El monstruo del monóculo. Así llamaban a Lang. Una mente con una creatividad inusual que supo llegar a Hollywood y conquistarlos a todos. Quizá el personaje más representativo de la época, y pienso que igual por eso Pérez quiso darle protagonismo en el título de la obra. Un hombre brillante pero poco cuidadoso a la hora de cuidar a quienes le querían. «La vida le pagó con su propia moneda», escribe Nuria Pérez. Una tarde, al volver de un ensayo, Lang se encontró a Thea con otro hombre en su propia cama. El retrato que nos ofrece la autora de estos dos personajes es fabuloso, como lo es cada biografía. La manera en la que se acerca a sus vidas estimula en nosotros el deseo de entenderlos. Y pienso que esa mirada humana es la única que puede convertir en literatura cualquier vida miserable o incluso anodina.

El amor y el desengaño son los hilos conductores del relato. Cómo vivieron estos personajes es importante pero lo que más interesa a la autora es entender cómo amaron en aquellos tiempos efervescentes. En el amor, la traición; en el cine negro, la maldición. Eso también. «Alrededor del noir parecía haber una maldición: si te acercabas al género sin haber tenido un relámpago en tu vida, tu destino se encargaba de que, antes o después, entendieras que de un soplo todo cambia. "¿Quieres jugar con la muerte?" parecía susurrarles, "hazlo y vendré a visitarte"». A través de las lecturas nos acercamos a un relato que se construye de misterios y obsesiones y va desvelando un entramado retorcido de relaciones y de vidas cruzadas.

Nuria Pérez se apoya en diversos testimonios pero teje un discurso hipnótico con el que consigue difuminar los límites entre realidad y ficción. Le creemos. Si bien toda historia contada tiene ingredientes ficticios —¿qué ejercicio de memoria acaso puede prescindir de la fantasía?— la construcción de estas biografías es certera y detallada. Hay un fondo de investigación que permite el vuelo ficticio. Visitamos los salones, las casas, y entramos en los dormitorios de algunos de los personajes más fascinantes del cine negro estadounidense. Fritz Lang, Thea von Harbou, Ida Lupino, Humphrey Bogart, Gene Tierney, John Huston, Dashiell Hammett y Vera Caspary, por nombrar un par de ellos. En cierta medida es una especie de antología de personajes en torno al cine terrible de los años cuarenta. Cuando pensamos en las atrocidades de las que esta gente huía no nos alarma ni nos resulta llamativo que hayan construido un género como éste. Pérez dice que la mejor definición de cine negro pertenece a la descripción que Miklós Rózsa hizo de su película «Perdición». «La película va de gente horrible haciendo cosas tremendas». El gran ingrediente de la Edad Dorada de Hollywood fue sin duda la llegada de inmigrantes europeos que influirían notablemente en la historia del séptimo arte para siempre.


Portada de «El monstruo del monóculo y otras bestias», de Nuria Pérez (Jekyll & Jill)
Carnet de baile que acompañó la primera edición del libro.

El monstruo del monóculo es un libro para amantes del cine, sobre todo del cine negro, pero es también una excelente lectura para los que disfrutan de las buenas historias. Nuria Pérez se decanta por un lenguaje cercano, casi oral, donde el misterio es el gancho que nos empuja a seguir leyendo. Un estilo que funciona de maravilla en su podcast «Gabinete de Curiosidades» y que al pasar al texto no pierde intensidad. Se aprecia un exhaustivo trabajo de documentación y el deseo de contruir una narración enfocada en contar las historias que se han quedado fuera del relato oficial. Uno de los aspectos más interesantes de su investigación gira en torno a la realidad de las mujeres. Las mismas mujeres que durante la guerra tuvieron que salir a trabajar para mantener a sus familias, fueron condenadas a volver a las cocinas cuando ésta terminó; pero una vez descubierto el fuego ¿quién puede aguantar volver a la oscuridad? Es sin duda una época muy interesante para leer porque es la antesala de todas las luchas sociales y de libertades, que cambiarían la historia del mundo, y nuestra historia. Algunas de las mujeres que aparecen en este libro ya estaban empezando a rebelarse y a cambiar algunas cosas. Por eso sus historias son importantes.


La creadora del podcast "Gabinete de curiosidades" publica un libro que hace pie en el tono de dicho trabajo y lo acompaña de un texto hipnótico.

Nuria Pérez escarba en la huella viva de los objetos para reconstruir la biografía de un grupo de personajes que cambiaron la historia del cine. Es decir, parte de un objeto para llegar al relato, que aquí es el texto. Leemos: «El relato puede cambiar en función de quién lo cuenta y la versión que nos llega es casi siempre la de los ganadores, pero los objetos son neutrales y, a menudo, esconden los detalles más honestos y reveladores». Insignias de identificación, carnets de bailes, recortes de periódico y fotografías se van amontonando en su mesa y la conectan con esas vidas que desea conocer. Sosteniendo bien el ritmo y valiéndose de giros narrativos sorprendentes, consigue ofrecernos la biografía de un grupo de personajes que estaban cambiando la historia pero no eran del todo conscientes de estar haciéndolo. Al leer El monstruo del monóculo y otras bestias recordé aquel sellito de la librería y todas las puertas que se abrieron para mi imaginación a partir de este hallazgo. Sólo la buena literatura es capaz de ampliar así nuestra curiosidad en el mirar. Y este libro es así: con un estilo propio que combina la crónica con el guion, Nuria Pérez nos presenta un relato donde la línea divisoria entre realidad y mito es borrosa, permitiendo que se abran todas las ventanas al vuelo de la imaginación. Es éste un libro fascinante que nadie debería perderse. Y repito lo enamorada que estoy de las ediciones de Jekyll & Jill, que en este caso ha hecho un objeto que combina el dorado y el negro con un estilo sofisticado y elegante. La belleza aquí también está en el exterior.


El libro de Nuria Pérez y el carnet de baile diseñado para la primera edición
Nuria Pérez rinde homenaje al cine negro.

EL MONSTRUO DEL MONÓCULO Y OTRAS BESTIAS
NURIA PÉREZ
JEKYLL & JILL
2022

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