«Manos verdaderas», de Fruela Fernández (Kriller 71 Ediciones)

Un ensayo sobre la relación entre Poesía y Verdad íntima.

Portada de «Manos verdaderas», de Fruela Fernández (Kriller 71 Ediciones)
«Manos verdaderas» es un ensayo que explora los límites de la verdad desde la traducción

«Yo creo en la verdad de la mano del poema», escribe Fruela Fernández en Manos verdaderas. Un ensayo en traducciones (Kriller 71 Ediciones). La verdad es el tema que atraviesa todo el libro y que se abre a través de preguntas y diversas inquietudes en torno a la forma en la que la traducción interpela a la vida. Hablar de la verdad, afirma el autor en el prólogo, resulta un poco complicado, porque ¿se puede volver a hablar de aquello que se ha negado? Y si se puede, ¿cómo debemos hacerlo? Ligada a esta inquietud cabe intuir que el autor se lanza en la búsqueda de sentido a través de un libro formal de una gran autenticidad: la verdad no es mía sino de todos, es decir, lo que afirmo es un constructo que no me pertenece del todo. Un libro luminoso que nos invita a leer a una gran diversidad de poetas que han tenido inquietudes similares.


El autor se lanza en la búsqueda de sentido a través de un libro formal de una gran autenticidad.

El cómo de la verdad, y su qué. Avanza este libro desde una dualidad que empuja la escritura hacia delante: abandonar la escritura o ponerla al servicio de la realidad, para explicarla. En Manos verdaderas Fruela Fernández se ocupa de poemas y poéticas que «han sido desatendidos en castellano» y los pone en primer plano. Su intención parece ser llegar a desentrañar el sentido de lo poético, que nunca es utilitario. Es fascinante la lectura que hace de autores como Celan, de quien dice «Si se quiebra y se desmorona, lo hace tan sólo para adensarse». ¿Qué hay para leer ahí? Cuando hay poema sosteniendo el lenguaje hay más posibilidad de verdad. Esa podría ser una lectura. Porque también leemos «Da igual si acabamos en otra parte: de eso se trata». Lo que de alguna medida nos dice que el poema se construye desde un lugar de sombra y desconcierto, o que sólo aquel que escriba desde la oscuridad puede alcanzar algún tipo de verdad. Por eso, lo que podría ser una antología de voces importantes para Fernández se convierte en una reflexión lúcida sobre el sentido de la palabra, con un trabajo de forma fascinante, que nos envuelve y nos ilumina en el entendimiento del yo y de la relación con los otros. ¿Qué es sino la poesía más que un camino que intercepta la realidad desde un decir fantasioso, íntimo pero que al final nos nombra a todas?

A través de este ensayo Fruela analiza aquellas imposiciones de la propia traducción, lo que «La traducción une y separa» y lo que se organiza en torno a ella. La literatura nos sacude. Fruela define ese impacto como el estupor, es decir «el pasmo de la letra» y avanza con precisión sobre las poéticas de Celan, Sanguinetti, Zanzotto, Roselli, Levine, Brecht, Peter Handke y Ezra Pound. Lo que primero notamos es asombro. ¿Cómo se pueden trabajar poéticas tan distintas en un mismo libro? La articulación de dichas voces es a través de textos que tienen mucho de intimidad pero también de erudición y que afrontan preguntas en torno a la verdad. Un conjunto de poetas que al ser traducidos revelan una mirada propia al autor, sobre el mundo y la literatura. «Toda traducción participa de nuestra personalidad y de nuestras circunstancias», escribe Fruela. Una idea que puede extrapolarse también a la lectura. La forma en la que como lectores podemos encontrar en poéticas opuestas luces distintas, todas necesarias.


Reseña de «Manos verdaderas», de Fruela Fernández (Kriller 71 Ediciones)
Novedad de Kriller 71 Ediciones en Bestia Lectora

Son muchas las cosas que ponen en peligro la lengua, todas ellas relacionadas con un intento de contener el sentido de la palabra. Este libro se empeña en romper las barreras de contención para ofrecer un pensamiento flexible sobre la realidad. Esto lo podemos comprender tanto si analizamos su forma como si nos basamos en el mestizaje peculiar de las poéticas que lo conforman. Fruela funde voces que aparentemente no tienen nada que ver entre sí, y consigue aunarlas en su empeño de búsqueda de la verdad. Si no hay una respuesta que sirva para explicar la Verdad, tendremos que aceptar que existen muchas verdades y que todas ellas están en el poema, aunque no todos los poemas sean verdaderos. Un pensamiento aparentemente sencillo se va extendiendo a través de las posturas contradictorias, de la traducción de poetas que defienden líneas ideológicas opuestas a las del traductor y que, sin embargo, ponen frente a él algún tipo de verdad. Rascar en el hueso del poema. Eso es lo que hace Fruela Fernández construyendo un prisma antológico de poetas extraordinarios, que se abren frente a nosotros para que podamos seguir pensando en la verdad. Quizá no haya nada que nos importe más que eso. Porque en la verdad está la semilla y también el fruto. Y creo que eso es lo que viene a decirnos este libro.


Fruela funde voces que aparentemente no tienen nada que ver entre sí.

Hay una lectura honda que tiene que ver con la verdad colectiva, y que a lo mejor no está tan clara, pero lo está para mí. ¿Qué es la verdad? Se pregunta el autor. Y luego, ¿qué verdad que conozco me pertenece? ¿cuántos tipos de poemas verdaderos existen? Y escribe en favor de una mirada que vaya más allá del sentido, y alcance la hondura de las palabras, como en Celan, que la duda es todo Verdad. Fruela Fernández escribe: «el silencio no es una posibilidad»; quizá atreviéndose a entender lo que se censura en el poema, para hacer visible lo invisible, que dirían los superrealistas. Y luego dice «la lengua es lo único que ha permanecido». Así, nos regala un libro que es un canto gozoso por la palabra, por lo que las palabras sugieren, por el sonido que sacude y la voz que siempre revela una verdad mucho más honda que lo que se está diciendo. Es, finalmente, un libro en torno a la fuerza renovadora de la palabra colectiva. Apropiarnos del decir de otros para construir una voz propia que se encuentre manchada de lo que nos ha sacudido. Y leemos: «Qué desgracia si sólo fuera nuestro lo nuestro, la minucia personal, las babillas del yo»

Un libro que es un canto de goce por la palabra.

En definitiva, estamos frente a un libro fascinante en torno a la traducción pero desarticulado de la propia teoría traductoril —¡y ahí su asombro!—. Un ensayo que brinda un análisis de la traducción como una verdad poética, los poemas con luz propia que modifican la voz de quien los lee o traduce. «Hay momentos de verdad», leemos en el prólogo. La lectura de este libro es uno de ellos. Nos atraviesa, nos ilumina desde dentro y nos invita a pensar en la palabra como el arma más poderosa que tenemos para reconvertir la realidad o, tal vez, sólo para explicarla. Pero eso ya es algo. Que nadie se quede fuera de este puñado de poemas, antología verdadera de lo que la poesía nos hace.


«Manos verdaderas», de Fruela Fernández (Kriller 71 Ediciones)
«Manos verdaderas», de Fruela Fernández (Kriller 71 Ediciones)


MANOS VERDADERAS
FRUELA FERNÁNDEZ
KRILLER 71 EDICIONES
2022

0 Comentarios